Descubren en Hidalgo vestigios de más de dos mil años |
Fuente:agencias
Ciudad de México,19/04/2016(El Pueblo en Línea)-Descubren en Tula-Tepeji vestigios de construcciones y cerámica de pueblos previos al esplendor tolteca de más de dos mil 200 años, y otros de ocupación teotihuacana, hacia 300-450 de nuestra era, informa en un comunicado el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
En un terreno particular, en Tepeji del Río, arqueólogos del INAH rescataron en los primeros meses de este año, restos de construcciones y cerámica que aportan información relevante de la ocupación de este espacio durante el periodo Formativo Tardío (400-200 a.C.); así como de vestigios de una unidad habitacional teotihuacana, cuya orientación de 15°17’ coincide con la de la gran urbe del Altiplano.
Luis Gamboa, arqueólogo del Centro INAH Hidalgo que coordinó los trabajos del rescate arqueológico, explicó que los materiales obtenidos revelan la trascendencia de las culturas asentadas en esa área, previas a la consolidación del Estado tolteca (900-1150 d.C.).
Siglos antes de que la influencia cultural de Tula alcanzara varias regiones de Mesoamérica, entre 900 y 1150 d.C., el área conocida como Tula-Tepeji, en lo que hoy es el estado de Hidalgo, contó con asentamientos de una compleja estructura social como lo demuestra el reciente hallazgo, agregó Gamboa
Los vestigios de la unidad habitacional teotihuacana explorados corresponden al sitio La Loma, que tuvo una extensión aproximada de 80 hectáreas, de acuerdo con recorridos de superficie realizados por la arqueóloga Guadalupe Mastache en los años 70.
Los arqueólogos del INAH sondearon sólo un área de 20 m², un espacio reducido pero de importante potencial arqueológico. Mediante una excavación extensiva se registraron los restos de la citada unidad habitacional teotihuacana.
El arqueólogo Hussein Amador prepara una tesis con base en información de los restos del conjunto arquitectónico. Éstos corresponden a un patio abierto, de 2.5 m x 2.5 m, que comunicaba a cuartos.
Todas estas construcciones están sobre un basamento rectangular y datan de las fases Tlamimilolpa y Xolalpan Temprano (dentro de la cronología de Teotihuacan), hacia 300-450 d.C. Del periodo posterior no se pudieron recuperar muchos testimonios debido a la degradación del terreno a causa de su uso para siembra.
Además de tejos y cerámicas teotihuacanas se recuperaron algunas foráneas denominadas por los arqueólogos como Anaranjado Delgado y Granular Ware, abundó Gamboa.
“La primera proviene de San Juan Ixcaquixtla, Puebla; y el segundo de Xochipala, Guerrero. También hay cerámicas grisáceas de doble incisión, identificadas por Alfonso Caso como de estilo oaxaqueño”. Estos materiales dan testimonio de la amplia red de comercio en épocas teotihuacanas.
Sobresalen raspadores y navajillas prismáticas de obsidiana oscura, presuntamente procedente de Zinapécuaro, Michoacán, y un par de fragmentos de moldes de figurillas antropomorfas.
Lo interesante es que figurillas obtenidas con esta matriz se han encontrado en el barrio de Occidente de Teotihuacan y en Jiquilpan, Michoacán. “No digo que aquí se elaboraran las figurillas, sino que había una distribución más amplia de ellas, y de que en Tepeji también había representaciones similares hechas en serie”.
En los niveles inferiores de la excavación se identificaron restos de una construcción del periodo Formativo Tardío (400-200 a.C.) y materiales cerámicos como: cuencos de silueta compuesta, pintados en rojo, pulidos; rojo bayo; policromas, así como blanco y rojo sobre color café, incluso con decoraciones negativas.
También se identificaron cerámicas de otros lugares como Chupícuaro, reconocida en la región de Acámbaro; así como algunas figurillas identificadas con la parte del Bajío.
Dentro de los materiales líticos encontrados del periodo Formativo, sobresalen puntas de proyectil, las más antiguas descubiertas en la región Tula-Tepeji. También algunos restos óseos de cuadrúpedos y huesos largos de humano, pero ningún entierro completo.
Este rescate arqueológico “habla de la trascendencia del sitio a lo largo de la historia, ya que esta zona se encuentra en una ruta de interacción guiada por el río Lerma, que va desde Colima, pasa por Michoacán, Guanajuato, Querétaro, y que es una vía natural hacia la Cuenca de México, en su parte norte, hasta continuar hacia la región Puebla-Tlaxcala”, concluye Gamboa.