Por José Aguiar
CARACAS, 10 Jul (Xinhua) -- A menos de un mes de haber expresado su deseo de mejorar las relaciones diplomáticas con Venezuela, Estados Unidos sigue ratificando su "doble agenda" con nuevos discursos que agreden al país suramericano, afirmó el analista Luis Delgado Arria.
Durante una entrevista con Xinhua, Delgado Arria se refirió a los pronunciamientos y acciones del Gobierno de EEUU sobre Venezuela desde inicios de julio, entre los que se incluyen medidas contra funcionarios venezolanos por presunta violación de los derechos humanos.
Aunque en un principio los expertos consideraron que la visita a Caracas del subsecretario de Estado de EEUU para Asuntos Políticos, Thomas Shannon, ayudaría a mermar las tensiones que desde 2010 experimentan las relaciones bilaterales, los resultados parecen no ser los esperados.
Tras la visita de Shannon, que se reunió el 22 de junio con el presidente venezolano, Nicolás Maduro, en el Palacio de Miraflores (sede de gobierno) para buscar "soluciones", la administración Obama ha difundido comunicados que "profundizan la presión" contra Venezuela.
Por ejemplo, el 29 de junio el propio Obama, durante su participación en la Cumbre de líderes de América del Norte, celebrada en Canadá, solicitó al Gobierno de Maduro que libere a los "presos políticos" y "no obstaculice" el proceso para activar el revocatorio presidencial.
A juicio de la administración venezolana, se trata de una declaración "injerencista inaceptable" que denota la "obsesión intervencionista" de Washington, que "pretende instruir" a la República Bolivariana de Venezuela sobre elementos esenciales de su vida institucional.
Para Delgado, Estados Unidos "y el capitalismo en general funcionan en su política exterior con la (llamada) razón cívica, es decir, por un lado dan la mano y por el otro apuñalan mediática, diplomática, económica y comercialmente" a los países no alineados.
El pasado 6 de julio, el Congreso estadounidense aprobó la extensión de sanciones contra funcionarios venezolanos vinculados supuestamente con violaciones de derechos humanos.
El proyecto de ley, propuesto en 2014 por el senador republicano Marco Rubio y el demócrata Robert Méndez, implica la congelación de activos en territorio estadounidense y visados de algunos funcionarios y extrabajadores del Gobierno venezolano.
Según afirmó Rubio, refrendado por Méndez, "a medida que el despreciable régimen de Maduro continúa violando los derechos de su propio pueblo, es nuestro deber como país continuar haciendo todo lo posible para hacer frente a la catástrofe en que se ha convertido Venezuela".
A pesar de que en este punto no se observa una acción directa de Barack Obama, Delgado Arria considera que se está "utilizando una figura aparentemente no perteneciente al Ejecutivo, en este caso, un senador de los Estados Unidos", para atacar a la diplomacia venezolana.
Por esta razón Venezuela exigió a "Obama respetar el derecho internacional y los principios y propósitos de la Carta de las Naciones Unidas" y lo instó a "no promulgar esta ley que va en contra del sistema multilateral".
Estados Unidos, precisó, "dice estar a favor del diálogo en Venezuela y, al mismo tiempo, con este gesto político, alienta a que sectores históricamente antidemocráticos y violentos de la oposición continúen saboteando los intentos por mantener la paz" .
A esa operación se suma la alerta de viaje que emitió el Departamento de Estado estadounidense el 7 de julio pasado, en el cual desaconsejó a sus ciudadanos visitar Venezuela ya que los "crímenes violentos" se han convertido en un fenómeno generalizado en el país caribeño.
El Ministerio del Poder Popular para las Relaciones Exteriores de la nación suramericana denunció que la alerta compone una "campaña de desprestigio concertada entre los intereses imperialistas estadounidenses y los sectores más radicales de la oposición venezolana".
Según Delgado Arria, todas las políticas de Estados Unidos "están blindadas y todas las instituciones están al servicio de la política exterior del Departamento de Estado", a fin de "invisibilizar la operación de guerra de baja intensidad desatada contra el Gobierno y el pueblo de Venezuela".
Finalmente, Venezuela rechazó el 8 de julio las declaraciones del portavoz del Departamento de Estado de Estados Unidos, John Kirby, quien en nombre de la administración estadounidense suscribió el anuncio del bloque opositor venezolano de participar en diálogo con el Gobierno de Maduro.
"Estados Unidos da la bienvenida al anuncio de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), la coalición de los partidos de la oposición en Venezuela, reiterando su deseo de participar en un diálogo serio y constructivo con el Poder Ejecutivo", dijo Kirby.
La canciller de Venezuela, Delcy Rodríguez, dijo que la declaración es "injerencista" y de "vocación intervencionista" y "hiere la sensibilidad patriótica e independentista del pueblo venezolano".
Aunque políticos y analistas vislumbraban una "relación de respeto" de Estados Unidos hacia Venezuela, los resultados no han sido los esperados, aunque defienden que el Gobierno de Maduro mantiene la disposición de aliviar las tensas relaciones diplomáticas.
Sobre el inesperado revés luego de la visita de Shannon a Caracas, Delgado Arria observó que Washington "no tiene amigos sin intereses. En la medida en que hayan acuerdos (comerciales) para satisfacer algunos interese puntuales habrá (buena diplomacia) para ellos".
"En la medida en que eso se haga imposible porque lesiona los intereses estratégicos, en este caso de Venezuela, ellos (EEUU) se pararán y le darán un golpe a la mesa (de diálogo). Es un acercamiento que nunca va a ser definitivo ni sólido, puesto que hay un (ataque) frontal a la soberanía", ratificó.