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Una maestra rural china es honrada por su entrega a la educación e infancia

Pueblo en Línea  2017:02:20.16:51

Una maestra rural china es honrada por su entrega a la educación e infancia

Zhi Yueying imparte clases a los estudiantes en la escuela primaria de Baiyang, municipio Fengxin, provincia de Jiangxi. [Foto: Wang Jian]

Jiangxi, 20/02/2017 (El Pueblo en Línea) - Pocos profesores son tan devotos de su profesión como Zhi Yueying, una maestra rural de 55 años de edad, que ha ofrecido cuatro décadas de su vida para el bienestar y la educación en las remotas aldeas de la provincia de Jiangxi.

El 8 de febrero, Zhi Yueying fue honrada por su contribución a la sociedad con el premio "Ser China" que otorga la Televisión Central.

En el escenario, con sus largas trenzas y mejillas color rosa, la ejemplar maestra rural minimizó los grandes resultados de una vida dedicada a la enseñanza, describiéndose a sí misma como "una persona de pueblo que se ocupa de cumplir con un sencillo deber social".

Zhi comenzó a enseñar a los 19 años en una escuela primaria de su natal Jinxian, en la provincia de Jiangxi.

Tiempo después, ella recibió una carta de un antiguo compañero de clase apedillado Cai, donde le informaba que él enseñazaba en una nueva escuela en el pueblo Niyang, municipio Zaoxia.

El pueblo Niyang, en las montañas de Fengxin, a una altitud de 1.000 metros, se encuentra a 45 kilómetros de la ciudad más cercana.

Zhi se sentía atraída por Cai. Por esta razón, solicitó un puesto en la escuela y logró cifrar la segunda puntuación más alta en el examen de admisión. La escuela estaba a más de 200 kilómetros de distancia de su hogar y su familia no quería dejarla marchar, pero Zhi ya había tomado su propia decisión.

A diferencia de su antigua escuela en Jinxian, el nuevo centro educativo carecía de recursos para la enseñanza, excepto lo básico. En la aldea no había comida, por lo que Zhi tenía que cultivar hortalizas en su propia parcela de tierra. Ella y sus colegas también tenían que llevar sus propios libros de texto, tizas y otros suministros.

"Los niños de las montañas no tienen idea del mundo exterior, por lo que el conocimiento era su única esperanza de poder vencer el aislamiento", recuerda Zhi.

La observancia de Zhi no se limitaban al aula. Cuando ella notaba que alguna chica dejaba de asistir a la escuela, visitaba los hogares de sus familias y convencia a los padres sobre la importancia de que su hija recibiera una buena educación. También ayudó a los más pobres a pagar la matrícula, a pesar de que con su magro salario era difícil llegar a fin de mes.

 


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(Web editor: Elena G., Rocío Huang)

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