BEIJING, 24 sep (Xinhua) -- Alrededor de 800.000 extranjeros que viven en China han compartido tanto las dificultades como las ventajas del desarrollo del país asiático, y un vistazo a China a través de sus ojos ofrece diferentes panoramas sobre cómo se ha transformado la nación, y sobre lo que puede ofrecer al mundo.
Después de vivir en China durante 29 años, William Brown, profesor de la maestría en Administración de Negocios de la Universidad de Xiamen, es a menudo considerado un experto en China.
En 1988, Brown vendió su empresa y se mudó a Xiamen, una bella ciudad costera en el este de la provincia de Fujian, con su esposa y sus dos hijos.
"Elegí la Universidad de Xiamen porque en ese entonces era la única que permitía a los extranjeros que llegaban a estudiar chino traer a sus familias", dice Brown, un exmilitar que antes de eso había vivido en Taiwan.
Los Brown volaron desde California hasta Hong Kong, desde donde luego se embarcaron en un arduo viaje de 18 horas por mar para llegar a Xiamen.
Por entonces sólo había tres rutas de autobús en toda la ciudad.
"El piso de los autobuses era de madera, y el humo se entraba por las ranuras entre las tablas", recuerda.
A lo largo de los últimos 30 años, Brown ha sido testigo de los cambios que llevaron a China de ser "muy atrasada" a "moderadamente acomodada".
Además de la enseñanza, se dedica al mantenimiento de sitios web en inglés, y ha publicado más de diez libros en inglés sobre Xiamen.
Brown rememora la emoción que le causó entrar en una librería y encontrar a varios jóvenes estudiantes leyendo sus libros con un diccionario en la mano.
"Los jóvenes aman su ciudad y quieren conocer la perspectiva de un extranjero sobre ella", explica.
Esto le inspiró a publicar una versión en chino del libro "Descubre Gulangyu", un islote de Xiamen que en julio de este año entró en la Lista de Patrimonio Mundial de la UNESCO por su riqueza cultural y sus construcciones históricas.
El profesor espera con ilusión la llegada del final del año, cuando se publicará en Taiwan la versión del libro en chino tradicional.
"Sólo cuando entiendan la historia, los jóvenes podrán caminar hacia el futuro", comenta.
Recientemente, a comienzos de septiembre, Brown fue embargado por la emoción, cuando Xiamen fue sede de la Cumbre de los BRICS.
"El grupo BRICS ofrece oportunidades a los países para encontrar una manera de hacer negocios", asegura.
El estadounidense considera acertado que China haya presentado el concepto "BRICS Plus", invitando a dialogar, en el marco del mecanismo, a Egipto, México, Tailandia, Tayikistán y Guinea.
La profesora coreana Cho Sung Hye aterrizó en Hefei, capital de la provincia oriental china de Anhui, en 1996, sin imaginar que 20 años después todavía estaría allí. En 2006, se convirtió en la primera ciudadana surcoreana en obtener la "tarjeta verde", el permiso de residencia permanente de más alta categoría para los extranjeros en China.
"Ninguno de mis amigos en mi país sabía dónde se localiza Hefei en China, y cuando llegué no pude encontrar un solo extranjero en la ciudad", comenta Cho en un mandarín fluido.
La educadora recuerda que en 1996 apenas habían pasado cuatro años desde cuando el entonces líder chino Deng Xiaoping había pronunciado una serie de históricos discursos que marcaron la apertura y la modernización de China.
En su clase de coreano solo había ocho estudiantes, que utilizaban el aula más pequeña de la escuela. Ahora se dictan cuatro clases, con 500 estudiantes por año.
Durante los últimos 20 años, Cho se ha despedido de unos 3.500 de sus estudiantes que se han ido a la República de Corea para cursar estudios avanzados.
"Cuando llegué aquí no podía encontrar un diccionario de idioma coreano. Le tuve que pedir a mi hermano que me enviara una docena, y también tuve que pedir al consulado de mi país en Shanghai que me ayudara a imprimir materiales de enseñanza para mis estudiantes chinos", rememora.
Cho asegura que su inspiración para la enseñanza es la ansiedad y la pasión de los estudiantes por el aprendizaje de un idioma extranjero y de nuevos conocimientos.
"Incluso en ese momento podía sentir el vigor de China, y sentir que estaba en el camino del rejuvenecimiento hacia una gran potencia internacional, y que el mundo necesitaba establecer lazos más estrechos con China", comenta.
Hoy por hoy, a sus 57 años, Cho es más que una maestra. Todavía tiene diez clases a la semana en la escuela, pero en 2016 lanzó un negocio de intercambios culturales, que recluta talento internacional para la provincia de Anhui.
"La rueda de desarrollo de China no dejará de rodar. Muchos de los extranjeros que conozco están ansiosos de estudiar, trabajar y vivir aquí. Soy muy afortunada de haber hecho de este país mi hogar", dice.
Cho asegura que ella ya no sufre de nostalgia, pues el vuelo entre Hefei y en Seúl, la capital surcoreana, toma menos de tres horas.
Toshio Fukuda, un científico japonés experto en nanotecnología, hizo su primera visita a Beijing en 1995, para asistir a una cumbre de tecnología de fabricación, invitado por el Ministerio de Ciencia y Tecnología de China.
Desde entonces, su contacto con China no ha parado de intensificarse. Ha venido enseñando como profesor invitado en varias instituciones de alta tecnología, como el Instituto de Tecnología de Harbin, la Academia de Ciencias de China y la Universidad de Ciencia y Tecnología de Huazhong. En 2000, decidió basar sus trabajos de investigación completamente en el Instituto de Tecnología de Beijing, donde ha permanecido desde entonces.
"Como científico, quiero que el terreno de la micro-nanotecnología crezca y se profundice, sin importar donde esté basada mi investigación", asegura.
Fukuda dirigió la innovación en el desarrollo de robots micro-nano tan pequeños como una partícula de polvo en el aire, y de vasos sanguíneos artificiales tan delgados como una hebra de cabello.
A juicio del experto, el pueblo chino ha trabajado muy duro. Cuando llegó a China, la única instalación de Manufactura Integrada por Computador estaba en un laboratorio de la Universidad Tsinghua.
"Por esa época el gobierno chino no tenía muchos fondos, no obstante financiaba la investigación de la Universidad Tsinghua", destaca.
Para el año 2000 pudo ver cómo la investigación sobre la tecnología robótica se extendía a todos los institutos de ciencia de China.
Fukuda explica que eligió el Instituto de Tecnología de Beijing como su base debido al ambiente para la investigación, y también porque la Fundación National de Ciencia le proporcionó financiación para su investigación.
"Las relaciones humanas al interior de la escuela son muy buenas, también lo son sus instalaciones, y los chinos que conozco trabajan más duro que los japoneses", sostiene.
Ahora China es su hogar, y mucha gente le dice que ya es medio chino. De hecho, su comida favorita es la olla caliente, la comida picante al estilo de Sichuan, una de las especialidades culinarias más representativas de China. Además, su hija menor también habla chino.
"En 2025, la robótica micro-nano será muy importante para que China pueda materializar sus metas de manufactura industrial moderna. ¿Cómo podemos diferenciarla de otros países? Mejor desempeño, mayor eficiencia y menor costo. Eso es lo que la robótica micro-nano va a hacer ", asevera el científico japonés.