Una familia cubana que produce miel orgánica
Imagen del 12 de octubre de 2017 de Pedro, el padre de Robeisy y Billy Sander, siendo entrevistado por la Agencia de Noticias Xinhua en la provincia de Cienfuegos, Cuba. (Xinhua/Joaquín Hernández)
Por Raúl Menchaca
CIENFUEGOS, Cuba, 19 oct (Xinhua) -- La familia Sarmiento vive en Cumanayagua, capital del municipio cubano del mismo nombre, pero es conocida mucho más allá de los límites de ese pequeño poblado, debido a la alta producción de miel orgánica que alcanza cada año.
Pedro, el padre, y sus hijos Robeisy y Billy Sander, conforman una familia dedicada desde hace más de 20 años a la apicultora, una tradición que el abuelo comenzó décadas atrás en las montañas del Escambray, en el norte de la provincia de Cienfuegos, a unos 250 kilómetros al sureste de La Habana.
Entre los tres poseen 34 apiarios con más de 600 colmenas, las que atienden de forma totalmente orgánica, sin usar químicos, ni permitir su empleo en el entorno donde viven las abejas.
Robeisy, que ahora tiene 41 años, posee un título universitario como profesor de educación física, pero en el 2002, después de ejercer tres años como maestro, decidió dejar la escuela para seguir los pasos del padre como apicultor.
Imagen del 12 de octubre de 2017 de Robeisy (i) y Billy Sander (d) participando en las labores de mantenimiento de los panales de miel, en la provincia de Cienfuegos, Cuba. (Xinhua/Joaquín Hernández)
"Agrandamos la cantidad de colmenas y decidí irme a ayudar al viejo, y dedicarme por entero al mundo de las abejas", recordó.
Unos años después, Billy Sander, quien apuntaba a convertirse en un buen boxeador en las categorías pesadas, dejó el pugilismo y también se lanzó a incursionar en el mundo de la apicultura.
El padre tiene ahora 12 apiarios y cada hijo se encarga de otros 11, con los que con un exquisito trabajo logran obtener más de 100 kilogramos de miel por colmena, el doble de la media nacional.
Cada año, la familia Sarmiento vende en conjunto unas 60 toneladas de miel a la Empresa Provincial de Apicultura, desde donde se envían a CubaExport, la entidad que se encarga de la exportación, fundamentalmente hacia países de la Unión Europea (UE).
De acuerdo con la calidad de la miel, la empresa paga por cada tonelada entre 14.000 y 15.000 pesos (igual al dólar según el cambio oficial), lo que ha traído una evidente prosperidad a la familia.
El trabajo con las abejas es duro, generalmente bajo el sol, además de que exige desplazarse varios kilómetros por zonas montañosas, muchas veces de muy difícil acceso.
Imagen del 12 de octubre de 2017 de Robeisy (i) y Billy Sander (d) participando en las labores de mantenimiento de los panales de miel, en la provincia de Cienfuegos, Cuba. (Xinhua/Joaquín Hernández)
Esta familia tiene también ahora el agravante de que Pedro está enfermo y no puede atender sus apiarios, trabajos que son asumidos por los dos hijos.
"El éxito de ellos se debe fundamentalmente a la disciplina que mantienen, al empleo de estrictas técnicas de manejo y a la laboriosidad con que se desempeñan", afirmó el jefe de Apicultura en Cienfuegos, Alberto Aguila.
Aguila destacó el hecho de que en ese territorio la apicultura se ha convertido en una tradición familiar que pasa de padres a hijos y de hijos a nietos, como en el caso de la familia Sarmiento.
El padre, que ahora tiene 61 años, es un apicultor singular, pues tiene un título de licenciado en historia y durante tres décadas impartió clases en varios niveles de enseñanza, incluso en la universidad local, mientras preparaba y cuidaba varias colmenas.
"Yo no heredé las colmenas de mi padre, ni siquiera aprendí con él, pero sí tengo muy grabada en la memoria su trabajo con las abejas", dijo a Xinhua al echar una mirada atrás y rememorar el camino que lo trajo hasta el presente.
La llegada del llamado Período Especial, un eufemismo con que los cubanos califican a la crisis económica de inicios de los años 90, sumió al país en condiciones precarias, por lo que muchos tuvieron que buscar soluciones para proveer de alimentos a la familia.
Imagen del 12 de octubre de 2017 de Billy Sander participando en las labores de fumigación de los panales de miel, en la provincia de Cienfuegos, Cuba. (Xinhua/Joaquín Hernández)
Sin dejar de impartir clases, Pedro comenzó a domesticar el primer enjambre y a aprender todo sobre el mundo de las abejas, para poco a poco, mientras ganaba en conocimiento, mejorar la producción de miel, siempre sin usar aditivos químicos.
El padre a llegó a ser uno de los mejores apicultores del territorio, mientras que los hijos crecían también como productores y casi superaron a la cabeza de familia.
"A estas alturas de la vida, vivo orgulloso de ellos. Me he enfermado y aún antes de enfermarme, ellos fueron aprendiendo tanto que me fueron suplantando, es decir, me han superado en la actividad apícola, en el manejo de las colmenas, en la crianza, en todo", dijo sin ocultar su orgullo.
El hecho de que Robeisy y Billy Sander sean ahora consagrados apicultores no tranquiliza sin embargo a Pedro, quien sueña con que algunos de sus seis nietos, cuatro varones y dos mujeres, asuma el día de mañana el trabajo con las abejas.
"Ojalá y alguno de ellos coja el camino del abuelo", aseveró con un tono de esperanza en la voz, al poner la mirada sobre las fotografías de los nietos que adornan la sala familiar.
Sea como sea el futuro, la familia Sarmiento tienen segura la continuidad de la obtención de miel orgánica, un producto que no solo garantiza la prosperidad familiar, sino que además contribuye a la salud de muchos.
(Web editor: Felipe Chen, Rosa Liu)