Por Curtis Stone
Beijing, 18/04/2018 (El Pueblo en Línea) - A muchas personas les resulta irónico que un ardiente defensor de los mercados libres y abiertos pueda amenazar con cerrarle la puerta a millones de norteamericanos que desean la oportunidad de beneficiarse del enorme mercado que representa el consumo chino actual.
En un artículo de opinión publicado la semana pasada en el Wall Street Journal, Jack Ma, fundador y presidente de Alibaba, escribió que él está luchando para entender por qué librar una guerra comercial con China sería algo buena para la economía estadounidense, particularmente en un momento en que China está transitando de ser el mayor exportador al mayor consumidor del mundo.
"Con un promedio de ingresos urbanos creciendo a un ritmo de casi dos dígitos y una incipiente clase media de 300 millones de dólares, los consumidores chinos ya están conduciendo una demanda masiva de importaciones procedentes de todo el mundo", afirmó Ma, y añadió que el país planea importar mercancías por 8 billones de dólares en los próximos cinco años, citando los cálculos del gobierno chino.
Como bien señaló Ma, las relaciones China-EE.UU. ha sido, por lo general, muy buena para ambas partes, y como muchos otros han precisado, librar una guerra comercial con China va en contra de la razón. "Por lo tanto, es irónico que la administración de Estados Unidos esté librando una guerra comercial", sentenció Ma.
Los cibernautas chinos aplaudieron a Ma por enfrentarse al proteccionismo de la administración de los EE.UU.
"Asi es como un empresario chino debe actuar", afirmó un lector en una popular red social china, recibiendo más de diez mil trecientos “me gusta” al instante.
Sin embargo, la gran pregunta sigue siendo: ¿Estados Unidos va a perder la oportunidad llamada China?
Por desgracia, la respuesta a esa pregunta podría ser "SÍ." Hay demasiados estadounidenses que creen que la narrativa "nosotros contra ellos" los ubica como centro del mundo, y además permite culpar a China de los problemas de Estados Unidos.
La horrible verdad es que muchos norteamericanos tienen un conocimiento parcial y limitado de China, agravado por un esfuerzo para tratar de demonizar al gigante asiático y crear temor y paranoia acerca del ascenso de China, un hecho que ha sido reconocido incluso por Michael Swaine, investigador asociado a la Fundación Carnegie para la Paz Internacional, quien ya alertó sobre "esfuerzos en marcha para una demonización desequilibrada" contra China que implica agencias, organizaciones de noticias y “tesis” de tanques pensantes.
Por ejemplo, un periódico local de los EE.UU. publicó recientemente una carta enviada a su editor en defensa de la "libertad de expresión". La misiva instaba a la ciudad de Newton en el área metropolitana de Boston que "rechazara firmemente la propaganda comunista" después de que se tuviera conocimiento que un estanquillo de periódicos distribuía el rotativo chino Diario del Pueblo, que, como el autor de la carta afirma, es "cien por cien propaganda comunista", citando a Wikipedia, para después repetir como un loro el viejo discurso sobre la amenaza de la creciente influencia de China.
En realidad, el Diario del Pueblo, periódico oficial del Comité Central del Partido Comunista de China, se ha transformado mucho desde en sus 70 años de vida, consolidándose como un sólido grupo de medios de comunicación que consta de 29 publicaciones, además del periódico bandera que comenzó en 1948. Con 700 millones de lectores como promedio, el Diario del Pueblo es uno de los mayores grupos de comunicación del mundo. Y contrario a la opinión de muchos, su alcance global no está destinado a la "difusión de propaganda comunista", sino a conectar a China con el mundo y viceversa, ayudando a que los individuos entiendan mejor la realidad objetiva de China, un país que ofrece enormes oportunidades para el orbe.
El nivel de prejuicios e ignorancia entre algunos estadounidenses acerca de China, la segunda economía más grande y el mayor comerciante del mundo, es alarmante. Demasiados estadounidenses han peligrosamente perdido de vista a China, desactualizándose sobre su creciente papel en la arena global. Este problema objetivo debe mejorar en el futuro.
Esto no quiere decir que la relación bilateral sea perfecta. Ambas partes reconocen los problemas de comercio que deben resolverse, como también reconocen que -en lugar de entablar una guerra comercial mutuamente destructiva- deben trabajar juntos para mejorar la relación bilateral. Aunque los malentendidos y errores de cálculo pueden conducir al desastre.
Los estadounidenses no deben dejar a la vista una nube oscura de sesgo anticuado, que a la postre impida disfrutar de los beneficios de la cooperación con China.
(Web editor: Rosa Liu, Rocío Huang)