Vista cercana a la ciudad antigua Tikal, en la selva de Guatemala PACUNAM
Guatemala, 28/09/2018(El Pueblo en Línea) - Bajo la espesura de la selva centroamericana se esconden los vestigios de la civilización maya: fortificaciones, casas, calzadas, canalizaciones e, incluso, pirámides. Los científicos conocen su existencia y los buscan desde hace más de un siglo, pero sólo ahora empiezan a comprender la complejidad y el tamaño de esta cultura precolombina.
Con ayuda de una nueva tecnología láser, un equipo multidisciplinar ha identificado más de 60.000 edificaciones en la cuenca del Petén, diseminadas en un área de más de 2.000 km² en Guatemala. Un hallazgo que obliga a los arqueólogos a replantearse todo lo que se conoce sobre los antiguos habitantes de Mesoamérica, destaca El Mundo.
De esta forma los autores de la investigación, cuyos resultados aparecen detallados en la última edición de la revista 'Science', estiman que más de 11 millones de personas poblaban las tierras del sur del país durante el final del llamado periodo clásico (entre el 650 y el 800 d. C), un número que duplica las estimaciones anteriores.
"Hay muchas estructuras, calzadas y canales del preclásico tardío (350 a.C-200 d. C), sin embargo todos los datos apuntan a que el periodo de mayor auge fue el final del clásico (600-800 d. C)", señala Francisco Estrada-Belli, arqueólogo de la Universidad de Tulane y coautor del artículo.
En una región donde las precipitaciones son excesivas o muy escasas, según la estación, los mayas proyectaron y controlaron el flujo de agua meticulosamente a través de canales, diques y embalses. Según los arqueólogos, sustentar una población así habría requerido la alteración del paisaje a una escala mucho más amplia de lo que se creía posible para esta época: en algunas áreas el 95% de la tierra disponible se dedicó al cultivo, incluyendo zonas bajas y pantanosas que anteriormente se habían considerado impracticables.
"Este trabajo significa, entre otras cosas, que la naturaleza del urbanismo se va tener que revaluar", explica Estrada-Belli. "Ya no es posible hablar de las ciudades maya como de baja densidad poblacional".
Una sensación de misterio rodea todavía el estudio de la cultura maya, en gran parte por el hecho de que una civilización poderosa y sofisticada haya podido quedar oculta bajo el follaje tropical. A lo largo de los últimos años, los arqueólogos han podido aplicar una tecnología llamada de detección y alcance de luz (o LiDAR, por sus siglas en inglés) para iluminar el pasado: montado sobre un avión, un sensor envía pulsos láser sobre la superficie y crea un mapa en relieve al medir el tiempo que tarda la luz infrarroja en regresar.
De esta forma la investigación aporta una mirada nueva, con un gran angular, a los restos de la cultura maya.