Por Diego Ramiro Guelar
Beijing,30/11/2018(El Pueblo en Línea)-Pronto comenzará el G-20. La prensa internacional y la opinión pública mundial están expectantes de los resultados de este peculiar encuentro de los líderes de las principales 20 economías del mundo. La Argentina, en el que ya es el mayor evento internacional de su historia, oficiará por primera vez de anfitriona de este foro cuyos miembros - 19 países y la Unión Europea - representan, en conjunto, el 85% del producto bruto global, dos tercios de la población mundial y el 75% del comercio internacional.
El encuentro de dos días de los líderes globales es, sin embargo, sólo un punto de llegada. Las tareas de preparación por parte del país anfitrión y la búsqueda de consensos a través de reuniones técnicas y sectoriales comenzaron mucho antes. La Argentina integró desde 2017 la troika de países que vela por garantizar la continuidad del trabajo del grupo. Lo hizo junto a Alemania, país anfitrión de la Cumbre de 2017, y la República Popular China, que venía de organizar la exitosa Cumbre de Hangzhou en 2016, la que fue un verdadero ejemplo de coordinación logística y un éxito en materia de avances de la agenda del G20.
El G20 y la gobernanza global
El G20 funciona como un mecanismo de coordinación y diálogo entre países en el que se abordan los grandes desafíos globales y se deciden políticas públicas para su tratamiento. Siendo un mecanismo que reúne a países soberanos y estando basado en el consenso, requiere para su eficaz funcionamiento de pacientes negociaciones. Pero conciliar posturas tan diversas sobre temas de una agenda tan variada no es algo que pueda lograrse en el frenesí de solo dos días; por el contrario, los líderes llegan a la Cumbre con insumos preparados a lo largo de todo un año de trabajo en el que los diversos organismos de los Estados miembros, así como de sus sociedades civiles, han tenido sus propios encuentros específicos y han llegado a acuerdos parciales.
Una de las peculiaridades de los foros multilaterales como éste es que las afinidades entre los países o grupos de países se van construyendo según la agenda, de ahí la delicada tarea que le cabe al anfitrión a la hora de organizarla. La presidencia argentina, bajo el lema “Construyendo consenso para un desarrollo equitativo y sostenible”, ha identificado cuatro prioridades en la agenda de este año: el futuro del trabajo, la infraestructura para el desarrollo, un futuro alimentario sostenible y la perspectiva de género, todos ellos temas cruciales para el futuro inmediato, en particular para los países en desarrollo, de los cuales la presidencia argentina ha procurado ser un portavoz. A la luz de estas prioridades, durante 2018 nuestro país fue anfitrión de más de 80 reuniones de trabajo que abordaron temas tan variados como educación, empleo, políticas anticorrupción, energía, medioambiente y sustentabilidad, comercio, finanzas y agricultura, entre tantos otros.
Pasados estos dos días de máxima agitación, tengo la certeza de que quedarán consensos, grandes o pequeños, pero pacientemente construidos, y que servirán de base para retomar las negociaciones el año próximo. Porque es eso lo que queda tras una Cumbre como esta: más trabajo por hacer. La dinámica multilateral nunca cesa, siempre hay reacomodamientos, reajustes y nuevos desafíos por abordar. Pero, aquí está la clave, nunca se hace tabula rasa: cada uno de estos encuentros deja un peldaño más sobre el que recomenzar la tarea, cimentando así la construcción del nuevo orden.
“Roma no se construyó en un día”, dice una frase muy popular en el mundo occidental, y eso ya lo sabemos: la gobernanza global, tampoco. La Argentina es plenamente consciente de ello, pero también lo es de esta extraordinaria posibilidad que le toca de influir sustancialmente en la agenda de temas del foro más relevante a nivel mundial, contribuyendo así a generar los consensos necesarios para un desarrollo justo y sustentable para todos.
China y Argentina: G-20 y visita de Estado
La República Popular China, ese “primus inter pares” de los países en desarrollo es, qué duda cabe, uno de los principales miembros del G-20 y un actor clave del escenario global, de ahí que la participación del presidente Xi Jinping en la Cumbre sea una de las que más expectativas genera.
Sin embargo, la agenda china en Buenos Aires para este año que concluye no se agotará en el plano multilateral, sino que también se expresará en el plano bilateral mediante una Visita de Estado que se desarrollará a continuación de la Cumbre del G-20. Este será el quinto encuentro entre los presidentes Macri y Xi, un hecho inédito desde que nuestros países entablaron relaciones diplomáticas en 1972 y que marca la consolidación de la Asociación Estratégica Integral que nos une.
La administración del Presidente Macri inició a finales de 2015 un proceso de inserción inteligente de la Argentina en el mundo y de modernización de su estructura productiva en busca de mejorar nuestra competitividad, promover el desarrollo de nuestra economía y mejorar la calidad de vida de los argentinos. Los procesos de transformación de tal magnitud nunca están exentos de altibajos, bien lo sabemos, y en numerosas ocasiones dependen de factores internacionales que están más allá del control de un Estado-Nación en particular.
En este turbulento 2018 en el que nuestro país fue puesto a dura prueba en su voluntad de avanzar en el camino de la transformación estructural, el papel de un país amigo como lo es China ha sido clave para superar las zozobras. Este apoyo se ha expresado tanto en los organismos multilaterales de crédito, como a través de instrumentos e iniciativas bilaterales en el plano financiero, comercial y de inversiones. Es importante destacar, como una señal de los tiempos, que en un contexto global en el que viejos mercados se cierran a nuestros productos y los paladines del librecambismo adoptan posturas proteccionistas; China, en cambio, se abre al mundo y su comercio, como ha quedado demostrado en la pasada Feria Internacional de Importaciones de Shanghai.
Así, en el proceso de consolidarse como actor clave en el escenario global, China ha devenido, también, en un socio fundamental de la Argentina, en particular, y de América Latina, en general. La República Popular es hoy el principal banquero, inversor y socio comercial de nuestra región.
Pero nuestras relaciones no se reducen sólo a los duros números de la economía; por el contrario, una asociación estratégica integral, denota justamente eso: el abordaje de la relación desde una pluralidad de dimensiones. En consecuencia, en esta Visita de Estado los presidentes Macri y Xi firmarán más de una treintena de acuerdos en distintas materias que van de la educación a los medios públicos, del medio ambiente a los bienes culturales, por citar solo algunos ejemplos.
La Argentina y China tienen la firme voluntad de construir una verdadera comunidad de intereses compartidos y para lograr tal tarea es necesario el mutuo conocimiento. El pasado 28 de noviembre tuve oportunidad de ser testigo, en Buenos Aires, de un ejemplo práctico de esta tarea: la presentación y estreno simultaneo en ambos países de los documentales “Amazing China” y “Amazing Argentina”, co-producidos por las televisoras estatales TV Pública Argentina y CCTV. No solo quedé profundamente maravillado por la belleza de los paisajes y la variedad cultural de nuestros países, sino que también me llenó de orgullo la calidad técnica y estética resultante de esa colaboración que transmitirá a cada pueblo lo mejor del otro. Un puente más de los tantos que estamos tendiendo por sobre los océanos que nos separan.
El autor es el embajador de Argentina en la República Popular China