El sudor, e incluso las lágrimas, están detrás del ascenso de China a la grandeza

Pueblo en Línea  2018:12:17.14:40

Por Curtis Stone

Beijing, 17/12/2018(El Pueblo en Línea) - Recientemente, Canadá sorprendió al mundo al detener, a instancias de las autoridades estadounidenses, a una ciudadana china durante su cambio de vuelo en Vancouver.

La persona era Meng Wanzhou, directora financiera de Huawei. Después de graduarse en 1992, Meng Wanzhou pasó un año trabajando en el Banco de la Construcción de China. Después fue a trabajar junto a su padre en la empresa Huawei. Allí se desempeñó como secretaria durante los primeros años de la empresa y fue responsable de mecanografiar, hacer catálogos de productos, preparar exposiciones, etc. Y como Huawei creció hasta convertirse en una empresa líder en tecnología, también lo hizo su carrera.

Después de ser liberada este miércoles bajo fianza, Meng Wanzhou publicó un momento en su cuenta de WeChat que se popularizó en las redes sociales chinas.

El mensaje, escrito en chino, afirma: "Estoy en Vancouver junto a mi familia. Me siento orgullosa de Huawei y orgullosa de mi patria. Gracias a todos los que han estado preocupados por mí".

Su mensaje fue publicado junto con un anuncio anterior de Huawei que presenta una foto del maltratado pie de una bailarina junto a una cita de Romain Rolland: "Detrás de toda grandeza, hay un sufrimiento."

Foto utilizada por Huawei

En sintonía con la publicación en las redes sociales, el Diario del Pueblo comentó: "el camino hacia delante nunca ha sido suave. Hay sudor, e incluso lágrimas. Avanzar requiere coraje y sabiduría. En 40 años de reforma y apertura nunca hemos buscado un éxito fácil. Después de todo, siempre es difícil ir cuesta arriba".

Este comentario se hizo eco de las palabras de Ren Zhengfei, el fundador de Huawei y padre de Meng Wanzhou: "Lo hacemos bien, y audazmente vamos hacia donde ningún ser humano ha llegado antes".

Como sugiere la foto, el sudor y las lágrimas del pueblo chino son el combustible del ascenso de China hacia la grandeza. Fundada en 1987, Huawei comenzó como una pequeña empresa con alrededor de 20.000 renminbi (menos de 3.000 dólares) como capital inicial. Hoy la empresa se ha convertido en una de las más valiosas del mundo y es líder mundial en servicios de tecnología de la información y comunicaciones.

En los últimos 30 años, Huawei ha persistido en la tecnología de la información y las comunicaciones, dejando las oportunidades de participar en el mercado inmobiliario y la industria financiera para seguir centrándose en su objetivo principal.

Mantener los ojos en la meta. Una cita muy publicada de Ren Zhengfei afirma que “es importante centrarse en ganar la batalla contra una puerta, a lo largo de una pared". Otro factor importante que ha ayudado a impulsar el aumento de Huawei es su fuerte inversión en investigación y desarrollo (R&D, por sus siglas en inglés). Huawei es uno de los mejores inversores en R&D del mundo, invirtiendo más del 10 por ciento de sus ingresos anuales. Sus gastos en este apartado totalizaron 89,7 mil millones de renminbi (más de 13 mil millones de dólares) en 2017, representando el 14,9 por ciento de sus ingresos totales. En este sentido, la compañía ha gastado más de 394 mil millones de renminbi (más de 57 mil millones de dólares) en R&D durante la última década. Además, alrededor de 80.000 de sus empleados, es decir, el 45 por ciento de su fuerza de trabajo total, se dedican a la investigación y desarrollo.

Aunque Huawei se ha convertido en uno de los principales símbolos de los avances tecnológicos de China, Ren Zhengfei es un hombre muy modesto. Él cree que el éxito de China depende de los esfuerzos de todo un pueblo. Ren ha expresado: "cada uno de los mil trescientos millones de chinos debe hacer algo bien. Juntar ese éxito hace grande a la patria".

Ren Zhengfei espera para tomar un taxi.

La historia de éxito de Huawei no es excepcional. Huawei, al igual que muchos de los mil trescientos millones de chinos, tiene grandes ambiciones y se esfuerza constantemente por lograr la grandeza a través del esfuerzo permanente.

Sin embargo, la opinión entre algunas personas de Occidente es que China es una amenaza. En Estados Unidos, el gobierno ha llegado a definir a Huawei como una amenaza para la seguridad nacional, aunque no hay pruebas concluyentes que respalden tal acusación.

Recientemente, China señaló la falta de pruebas. "En ciertos países se ha estado diciendo que Huawei “pudiera” plantear amenazas a su seguridad nacional, pero ninguno de ellos todavía tiene una prueba que evidencie cómo su seguridad nacional ha sido afectada por Huawei", indicó Lu Kang, portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores.

Aparte de la teoría construida sobre la creencia de que China es una amenaza, no hay ninguna razón real para temer el ascenso de las empresas tecnológicas chinas como Huawei. Por el contrario, el Occidente podría aprender una o dos cosas de la dedicación china al trabajo.

Tome como ejemplo el mercado chino de alimentos en línea: 32 mil millones de dólares. De día o de noche, bajo lluvia o sol, los mensajeros chinos de entrega de comida se esfuerzan para brindar el servicio y hacerlo con rapidez. Ordene una taza de café y se le entregarán caliente, independientemente del clima. Incluso en los Estados Unidos, el espíritu trabajador del pueblo chino es reconocido y apreciado.

Héroes anónimos que se esfuerzan por el éxito. "Ni siquiera un tornado detendrá a los mensajeros chinos", aseguró un usuario de Instagram.

El impresionante éxito de China constituye un ejemplo para el resto del mundo. En lugar de criticarla por trabajar arduamente para hacer grande la nación, sería más útil analizar por qué China se ha asociado tan estrechamente con la palabra "grandeza". Desde sacar de la pobreza a 740 millones de ciudadanos que viven en zonas rurales, construir la red de trenes de alta velocidad más grande del mundo hasta crear Huawei -una de las empresas de comunicaciones más importantes del mundo-, el ascenso de China es imparable porque su grandeza se construye sobre la sangre, el sudor y las lágrimas de mil trescientos millones de trabajadores.