MADRID, 22 abr (Xinhua) -- Cuatro candidatos presidenciales se enfrentaron hoy en un tenso debate celebrado en vísperas de las elecciones generales el próximo 28 de abril.
El encuentro, el primero de los dos debates consecutivos que celebra este lunes y este martes España, reunió al actual presidente del Gobierno y candidato del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), Pedro Sánchez, al del conservador Partido Popular (PP), Pablo Casado, al presidente de la formación liberal Ciudadanos, Albert Rivera, y al candidato del partido de izquierdas Unidas Podemos.
El debate estuvo dividido en cuatro partes: políticas económicas, el modelo territorial de España, regeneración democrática y pactos post-electorales.
Todas ellas estuvieron marcadas por la tensión y la crispación que marca la campaña presidencial en el país.
El candidato socialista quiso marcar distancias desde el primer minuto y recalcó que "existen dos maneras". "La de la derecha y la nuestra. La derecha quiere reducir los impuestos a los ricos mientras reduce servicios a los que más lo necesitan", dijo Sánchez.
En términos sociales, el liberal Rivera incidió en que un gobierno de su partido Ciudadanos ayudaría económicamente a las familias españolas. Resaltó la necesidad de que España aumente su tasa de natalidad para garantizar un futuro e incidió en que el escenario actual es culpa de las "malas condiciones de trabajo" que PP y PSOE crearon durante sus últimos gobiernos.
Ahí apareció de nuevo Sánchez para subrayar que durante su Gobierno, con el PSOE al frente, ha sido "capaz" de subir las pensiones y subir el Salario Mínimo Interprofesional hasta los 900 euros "en diez meses y con solo 85 diputados".
Luego, los líderes de derechas, Casado y Rivera, se unieron para atacar al líder socialista por su modelo territorial de España y le acusaron de "hacer concesiones a los independentistas" catalanes, con los que Sánchez intentó negociar para aprobar los Presupuestos Generales del Estado en febrero.
"No voy a hacer concesiones (...) No se trata de independencia, sino de coexistencia. Mientas haya un gobierno socialista, no va a haber ni independencia ni referéndum secesionista", se defendió el presidente.
Por su parte Iglesias, que en debates pasados se había caracterizado por una actitud ofensiva, hizo bandera de la moderación y apeló a crear un modelo de país inclusivo.
El debate estuvo marcado por un tono tenso y poco constructivo que se plasmó en las escasas propuestas que los candidatos pudieron concretar durante sus 100 minutos de duración.
La misma sensación de dispersión presidió las opiniones de los expertos que reunió la televisión pública RTVE, que ofreció el debate.
La mayoría, como la periodista Esther Palomera, destacó la solvencia de Sánchez ante los ataques de sus oponentes por la organización territorial de España, especialmente de los de Casado, muy crítico con él durante toda la campaña.
Otros, como el fundador del prestigioso diario El Mundo, Pedro J. Ramírez, subrayó el papel de Rivera en el debate por su buena exposición de sus puntos fuertes de campaña, como la política fiscal.
Según el experto Jesús Maraña, este debate no solo ha abarcado temas como el desafío secesionista de Cataluña, sino también las propuestas sociales y culturales de cada candidato.
Las últimas encuestas, como el sondeo publicado ayer por el prestigioso diario El País, indica que el PSOE de Sánchez ganará las elecciones con el 28,8 por ciento de los votos y 129 escaños de los 350 del Congreso de los Diputados.
Tras él vendría Casado (PP), con un 17,8 por ciento de las papeletas y 75 escaños, Rivera (Ciudadanos), que llegaría a 14,1 por ciento de los apoyos y 49 escaños, e Iglesias (Unidas Podemos), con 13,2 por ciento y 33 diputados.
El escenario electoral dibuja que ni los dos partidos mayoritarios de izquierda ni las dos formaciones de derecha obtienen apoyos suficientes para gobernar, por lo que deberían explorar pactos de gobierno post-electorales.