Un agricultor prepara su campo al este de Panora, Iowa, Estados Unidos, 24 de abril del 2019. [Foto: IC]
Por Ai Heping
Beijing, 21/08/2019 (El Pueblo en Línea) - A partir de finales de agosto, los agricultores estadounidenses masacrados por la disputa comercial entre Estados Unidos y China comenzarán a recibir un subsidio mínimo de 15 dólares por acre. Éste será el último paquete de ayuda financiera que entregará el gobierno. Sin embargo, las personas que trabajan en la industria agrícola exigen un comercio regular en lugar de las ayudas gubernamentales.
El presidente de la Federación Americana de la Oficina Agrícola, Zippy Duvall, expresó en un comunicado que "aunque estamos agradecidos por el continuo apoyo a la agricultura estadounidense por parte del presidente Trump y el secretario (Sonny) Perdue, los agricultores estadounidenses queremos más comercio que ayudas. Es de vital importancia reestablecer los mercados agrícolas y las relaciones mutuamente beneficiosas con nuestros socios comerciales de todo el mundo."
Brian Duncan, vicepresidente de la Oficina Agrícola de Illinois, destacó a CNN que “los pagos no van a compensar el daño generacional que se está haciendo. Una vez que las rutas comerciales cambian, es difícil que vuelvan a ser como antes. Ese es el verdadero problema.”
Los 14.500 millones de dólares en asistencia pertenecen a la segunda ronda de ayuda que pagará la administración Trump. El año pasado los agricultores recibieron alrededor de 12.000 millones de dólares en ayudas.
Sin embargo, a diferencia de la industria agrícola que recibe subsidios del gobierno para compensar algunos de los aranceles, "no hay una manera tácita de compensar al consumidor", expresó este lunes Dubravko Lakos-Bujas, estratega de capitales.
Los analistas de JPMorgan consideran que si la próxima ronda de aranceles entran en vigor el próximo primero de septiembre, este paso le costará a los hogares estadounidenses cerca de 1,000 dólares anuales. Y precisaron que esa cifra estimada (1.000 dólares por hogar) se basa en un arancel del 10 por ciento sobre los 112.000 millones de dólares de importaciones chinas. Si se llega a la propuesta inicial del 10 por ciento por valor de 300.000 millones de dólares, ascenderá el costo para los hogares estadounidenses. Y si el arancel aumenta un 25 por ciento, como ha amenazado el presidente Trump, el costo se elevaría a casi 1,500 anuales.
Trump tuiteó este domingo por la tarde sobre la negociación con China, afirmando que el país está "preparado para un gran crecimiento después de que se completen los acuerdos comerciales".
En mayo, investigadores del Fondo Monetario Internacional, el Banco de la Reserva Federal de Boston, la Universidad de Harvard y la Universidad de Chicago publicaron un estudio donde afirman que la mayor carga de los aranceles recae en Estados Unidos.
Y otro análisis del FMI publicado en mayo subraya que si bien los consumidores, tanto de China como de Estados Unidos, “"son inequívocamente los perdedores en la disputa comercial, los nuevos ingresos arancelarios recaudados han sido abonados casi en su totalidad por los importadores estadounidenses”.
La última ronda de asistencia financiera para los agricultores estadounidenses se ha basado en la cantidad de hectáreas plantadas. El monto variará de acuerdo al condado. El máximo que un agricultor puede recibir es de medio millón de dólares estadounidenses. Aquellos que ganan más de 900,000 al año no son elegibles. Los pagos se dividirán en tres rondas. Los dos últimos se pagarán en otoño e invierno, pero podrían cancelarse si la disputa comercial se resuelve antes de esa fecha.
El paquete de ayuda incluye otros 1.400 millones de dólares en compras gubernamentales de productos agrícolas que se distribuirán a los bancos de alimentos, y 100 millones de dólares más para promover las exportaciones hacia nuevos países.
En julio del 2018, China impuso un arancel de represalia del 25 por ciento a la soja estadounidense. En consecuencia, los importadores chinos y los compradores privados han dejado de comprar soja estadounidense. Debido a esta situación, los almacenes de los agricultores estadounidenses están abarrotados.
La Oficina Agrícola Estadounidense informó que, el año pasado, China importó 9.1 mil millones de dólares en productos agrícolas estadounidenses, frente a los 19.500 millones de dólares gastados en el 2017.
Además de las tarifas, los agricultores, especialmente en el cinturón agrícola del medio oeste, han tenido que lidiar con una humedad récord e inundaciones que obstaculizan la siembra. Ahora, el clima caluroso y seco del verano ha menguado los rendimientos de maíz y soja.
El Departamento de Agricultura de los Estados Unidos declaró que 19,4 millones de hectáreas aseguradas no se plantaron debido a las precipitaciones, el nivel más alto desde el 2007.
Los datos de la Corporación Federal de Seguros demostraron que las quiebras agrícolas habían superado el 13 por ciento con respecto al mismo período anterior de doce meses, llegando a los 535 casos, el nivel más alto desde 2012.
Los aranceles y el mal tiempo han obligado a los agricultores a posponer la compra de tractores y otros equipos necesarios.
John Deere, el mayor fabricante de equipos agrícolas del mundo, subrayó este viernes que las ventas e ingresos netos globales del tercer trimestre cayeron un 3 por ciento con respecto al año anterior.
Los resultados "reflejaron el alto grado de incertidumbre que sigue eclipsando al sector agrícola", lamentó Samuel Allen, director general de la empresa Moline, con sede en Illinois.
(Web editor: 赵健, Rosa Liu)