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La “puerta oriental” de la nación está permanentemente custodiada

Pueblo en Línea  2019:08:22.15:56

Un miembro de la Armada del Ejército Popular de Liberación custodia en la unidad de radar de la isla Dongfushan, Mar Oriental de China. (Foto: Wang Zhuangfei/ China Daily)

Por Li Hongyang

Zhoushan, Zhejiang, 22/08/2019 (El Pueblo en Línea) - Durante más de seis décadas, desde la unidad de radar ubicada en el Mar Oriental de China, miembros de la Armada del Ejército Popular de Liberación han vigilado las aguas territoriales de la nación contra viento, marea y aislamiento.

Sin embargo, a pesar de ser miembros de la marina, no son precisamente navegantes. Su trabajo es vigilar y preservar la seguridad de las aguas nacionales desde la cima de la isla Dongfushan, uno de los puntos más orientales de China.

La isla, administrada por Zhoushan, provincia de Zhejiang, cubre menos de 3 kilómetros cuadrados y tiene una población civil de apenas 100 residentes. Cierto aire de abandono se respira en el lugar.

Durante casi seis meses al año, a la unidad –situada en el punto más alto, a unos 300 metros sobre el nivel del mar- la envuelve una espesa niebla.

Incluso en julio, cuando el sol es brillante y el aire fluye seco al pie de la montaña, arriba la visibilidad es de menos de 10 metros, a pesar de los fuertes vientos que sacuden. Todo el tiempo la ropa está pegajosa, y los ciempiés salen por la noche a tratar de morder a los incautos.

Los marineros practican sus habilidades profesionales. (Foto: Wang Zhuangfei/ China Daily)

Fan Zhengjun, quien ha permanecido en la unidad durante 22 años, está bien acostumbrado al difícil clima y al alto nivel de humedad.

Fan señaló que la niebla marina suele permanecer en su pico durante unos cinco meses al año. Esta situación afecta a los marineros, tanto mental como físicamente.

El experimentado militar también recordó que hace 20 años atracaban pocos barcos debido al impredecible clima de la zona. Los residentes muy rara vez tenían verduras para comer. En su lugar, consumían arroz salteado en salsa de soja.

Si bien la dieta ha mejorado, la espesa bruma sigue siendo un gran problema.

"Tenemos que tener mucho cuidado al caminar, porque siempre el suelo está húmedo. Incluso en verano, de forma simultáneamente necesitamos usar mantas eléctricas y ventiladores para poder dormir. Desde hace muchos años mis rodillas sufren reumatismo", precisa este abnegado militar de 48 años.

A pesar del clima, todos los días los soldados realizan ejercicios físicos al aire libre.

"No sé si es perjudicial para nuestra salud, pero me siento un poco incómodo al respirar este aire. A veces cuando el clima brumoso se extiende, nos sentimos disgustados e incluso perdemos los estribos. Eso es debido a tener que pasar mucho tiempo con falta de luz solar”, explica Fan.

Una competencia de karaoke después del entrenamiento. (Foto: Wang Zhuangfei/ China Daily)

La rutina y el aislamiento, además del clima, hacen que la vida en la isla sea difícil de sobrellevar.

Los marineros monitorean las pantallas de radar para vigilar la actividad que se produce en el mar y proporcionar información a los equipos que están en la base de la colina. Durante un turno de 24 horas, cada marinero trabaja seis horas mirando sin descanso las pantallas del radar.

Desde Zhoushan, la ciudad más cercana, en seis horas se puede llegar a Dongfushan. Sin embargo, entre junio y noviembre, cuando los tifones tocan entre cinco y ocho veces tierra en la isla, ninguna embarcación se acerca.

Hay un dicho entre los marineros veteranos que reza: después de una estancia prolongada, incluso los cerdos te miran fijamente todo el día y los perros tratan de escapar saltando al agua.

Chen Zonglei, de 24 años, es el responsable de la armería de la unidad. Él confiesa que nunca olvidará cuando era un simple recluta sin vacaciones anuales. En aquel entonces algunos amigos planeaban visitarlo, pero un tifón los impidió.

"Hacía mucho que no iba a mi ciudad natal. Me ilusionaba que los amigos vinieran y podudiera mostrarles la isla. Lástima que no pudieran hacerlo", recuerda Chen.

Zhu Xinxin, miembro de la guarnición, sonríe durante la visita de su esposa, julio del 2019. (Foto: Wang Zhuangfei/ China Daily)

"El entrenamiento regular y la permanencia dentro de la unidad pueden aburrirnos. Necesitamos mejorar nuestro estado de ánimo poniendo de nuestra parte y evitando ser emocionales. Por lo general, jugamos baloncesto, billar, juegos electrónicos en el teléfono o simplemente charlamos y bromeamos entre nosotros", añade.

Además de esas actividades, Chen subraya que los marineros tienen un lugar muy especial para levantar el ánimo cuando se sienten deprimidos.

"A unos 20 minutos a pie desde la unidad hay una gran piedra frente al mar que pocos turistas visitan. Cuando tenemos tiempo, nos gusta ir allí solos, mirar el mar e incluso gritarle”, confiesa Chen. "Por lo general, gritamos: ..... te extraño! o ¡Sí, puedes hacerlo! o ¡No tengas miedo! A veces alguien que pasa nos grita "Olvídate de ella" o "No debes extrañarla".

La piedra también ofrece un retiro útil cuando los jefes de escuadrón necesitan ayudar a los miembros de su equipo a lidiar con la soledad o la depresión. A menudo los llevan allí y charlan con ellos en privado.

Los miembros de la cocina preparan la cena para sus camaradas, julio del 2019. (Foto: Wang Zhuangfei/ China Daily)

Secretos compartidos

Fan, jefe de escuadrón, destaca que compartir sus secretos es una tradición para los marineros de la isla.

En 1997, ninguno de los miembros de la guarnición podía permitirse un teléfono celular y tampoco llegaba señal alguna a la isla. Se comunicaban con sus familiares escribiendo cartas que tardaban cerca de dos meses en llegar a casa. También expresaban su amor a través de cálidas misivas.

"Si uno de nosotros escribiera una carta de amor, nos dejaría leerla a todos y ofreceríamos nuestras sugerencias. Aunque es algo privado, siempre nos gusta compartir los secretos", enfatiza Fan.

"Cuando alguien regresa de las vacaciones anuales, trae consigo una gran cantidad de comida. No hay necesidad de formalismos. Todos podemos servirnos con familiaridad. Ese es uno de nuestros momentos más felices, cuando nos sentamos juntos para comer las delicias hechas por una esposa o una madre y nos enteramos de noticias y anécdotas."

Mao Yinliang, quien ha servido en Dongfushan durante 12 años, destaca que no le resulta difícil vivir en este duro ambiente, pero lo que sí puede llegar a ser muy difícil es tener que hacer las mismas cosas todos los días (monitoreo de las pantallas y envío de información).

"Cuando me alisté en la marina, imaginé que navegaría en un barco grande. Pero ahora, después de estar en esta isla durante tantos años, poco a poco he cambiado de opinión. Mi trabajo aquí es muy importante. Somos los ojos, en primera línea, de los marineros", considera Mao.

"Siento orgullo y honor de ser marinero, porque percibo que en algunos aspectos somos diferentes a los demás. Un ejemplo sencillo: cuando estás en la calle, puedes saber fácilmente si alguien está en el ejército porque camina derecho y tiene buena postura."

En Dongfushan es fácil crear una hermandad. En versos de una canción escrita en 1963 por un exmiembro de la guarnición: "Ésta es la segunda ciudad natal de los marineros."

A pesar del clima, todos los días los marineros realizan ejercicios físicos, julio del 2019. (Foto: Wang Zhuangfei/ China Daily)

Valores

Liu Yu, un recluta destinado a la isla, aquí ha encontrado amigos cuyos valores y espíritu pueden emular.

"Antes de venir aquí no tenía ni idea del futuro ni tenía una fe tan fuerte en la vida. Sin embargo, en esta isla he conocido a muchos amigos de todas partes de China. A través de la convivencia y el diálogo con ellos, he adquirido una mayor consciencia sobre cómo vivir una existencia significativa", afirma este joven de 19 años.

"A diferencia de mis amigos de la escuela secundaria, la mayoría de mis camaradas -incluso aquellos que provienen de familias solventes- tienen claro que tienen que ser independientes y hacer su propia vida”, recalca Fan.

Fan considera a la isla como su segundo hogar.

"Cuando estoy aquí, extraño a mi familia, pero cuando estoy en casa extraño a mis camaradas. Mi familia entiende y apoya mi trabajo", puntualiza.

"No podemos descuidarnos mentalmente ni por un segundo porque estamos ubicados en el Mar Oriental de China. La puerta oriental de nuestro país necesita estar bien custodiada por alguien. Nosotros somos ‘ese alguien’ que no le tiene miedo a las dificultades".

Zhang Rongrong contribuyó a este reportaje.

(Web editor: 吴思萱, Rosa Liu)

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