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China no es la responsable de que algunas empresas estadounidenses queden fuera del mercado

Pueblo en Línea  2019:08:23.13:50

Por Zhong Sheng

Beijing, 23/08/2019 (El Pueblo en Línea) - Es un viejo truco el hecho de que algunos estadounidenses culpen a otras economías ante cualquier crisis que se desarrolle en el norteño país.

La nueva teoría es que China compite con deslealtad en el mercado estadounidense, erosionando sus industrias y causando el cierre de empresas nacionales.

Llenos de ira, condenan a China como si el gigante asiático fuera el ejecutor directo del colapso de las empresas estadounidenses. ¿Qué tan razonable es?

Cualquiera con un poco de sentido común sabe que Estados Unidos está tratando de arrinconar a China y hacerla su chivo expiatorio.

China siempre ha negociado legalmente con otros países sobre la base del libre comercio. Debido a sus costos de producción relativamente bajos y la calidad, es comprensible que los productos chinos demuestren una fuerte competitividad en los mercados internacionales

Algunos funcionarios estadounidenses siguen predicando que la cabal competencia en uno de los pilares del libre mercado, pero sus actos no se corresponden con lo que afirman.

Para determinar que China ejercía la competencia desleal dentro del mercado estadounidense, compararon de forma aleatoria el precio de los productos de un tercer país con los productos chinos.

En 2014, la Organización Mundial del Comercio decidió que las 25 investigaciones antidumping y antisubvenciones llevadas a cabo por los Estados Unidos contra China entre 2006 y 2012 violaban sus normas.

Es evidente que los Estados Unidos han abusado de las medidas punitivas. Y debido a que han diagnosticado mal su problema, a la primera economía del mundo le resulta imposible implementar correctas soluciones.

En 2009, United Steelworkers afirmó que, entre el 2004 y el 2008, un total de cinco fábricas de neumáticos estadounidenses cerraron y 5.100 trabajadores quedaron desempleados.

Usándolo como excusa, Estados Unidos añadió tarifas del 35 por ciento, 30 por ciento y 25 por ciento a los neumáticos chinos para automóviles de pasajeros y camiones ligeros. En un momento dado, el volumen de exportación de neumáticos disminuyó en más del 60 por ciento y afectó a los Estados Unidos.

Sin embargo, la cuota de mercado de los productos estadounidenses no aumentó ni el país protegió las industrias nacionales ni mejoró el empleo.

En tres años se añadieron 1.200 puestos de trabajo en la industria de neumáticos de Estados Unidos. Sin embargo, los consumidores estadounidenses gastaron 1.100 millones de dólares más en neumáticos y productos relacionados y la industria minorista perdió más de 3.700 puestos de trabajo.

Es un hecho probado que acusar de los problemas propios y abusar de los aranceles punitivos acarrea desafortunadas consecuencias.

Con una economía en desarrollo y la industria en actualización, eliminar cierta capacidad de producción obsoleta es una decisión objetiva.

En el libro “La oportunidad: fábula sobre el libre comercio y el proteccionismo”, el economista estadounidense Russell Roberts contó una historia sobre Ed Johnson, un fabricante ficticio de televisión estadounidense que viajó al futuro con David Ricardo, defensor de la teoría de las ventajas comparativas.

Johnson estaba muy deprimido cuando su fábrica de televisión quebró. Pero Ricardo le comentó que el secreto del éxito reside en la ventaja comparativa y el costo de la oportunidad.

Los Estados Unidos sólo pueden maximizar sus ganancias convirtiendo a su industria en la que mejor fabrique y aporte más beneficios. Entonces podría usar ese dinero que gana para comprar televisores. Y en el resultado de este proceso seguir siendo un ganador.

Hoy en día, Estados Unidos ha actualizado sus industrias para la fabricación de alta gama y servicios modernos. Precisamente, más del 80 por ciento de las pérdidas de puestos de trabajo se deben a la eficiencia que aportan las nuevas tecnologías.

Es una tendencia inevitable en sintonía con el desarrollo económico y una elección pragmática hecha por los propios Estados Unidos. Es por ello por lo que es tan difícil entender por qué Estados Unidos opera tan resentido y enojado.

Parece que Estados Unidos se enferma y quiere obligar a los demás a que se tomen las medicinas.

En la era de la globalización económica, el mercado alienta a los países a unirse a la cadena industrial internacional aportando sus ventajas. El sistema de producción internacional está cada vez más conectado y la división de la mano de obra es cada vez más precisa.

Mientras disfrutaban de los beneficios provocados por la división del trabajo en el mercado global, algunos funcionarios estadounidenses fingieron ser las víctimas e incluso culparon a otros países del colapso de las empresas estadounidenses dentro del libre mercado.

Esto expuso la naturaleza intimidante de algunos estadounidenses, que son buenos actuando cuando satisfacen su codicia y obtienen beneficios.

Es lamentable abordar esta cuestión en Estados Unidos apegado a la política del rumor y manchando la credibilidad de otros países, estableciendo umbrales o adoptando el proteccionismo comercial.

La escalada en el diferendo comercial de Estados Unidos y China –provocada unilateralmente por Estados Unidos- ha hecho que cada vez más empresas estadounidenses despidan de su personal.

Zhong Sheng es un seudónimo utilizado por el Diario del Pueblo para expresar sus puntos de vista sobre política exterior. 

(Web editor: 王伟洋, Rosa Liu)

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