Por Zhang Mengxu
Washington, 06/09/2019 (El Pueblo en Línea) - Un informe publicado recientemente por el Centro para el Progreso Estadounidense, precisó que el mejor escenario social de Estados Unidos de los últimos 30 años ocurrió en 1998. En ese momento los cuidadanos negros poseyeron una sexta parte de la riqueza promedio que poseían los ciudadanos blancos.
Sin embargo, desde la gran recesión del 2007, la brecha de riqueza entre cuidadanos blancos y cuidadanos negros no se ha recuperado. Y aunque en el 2016 la riqueza de los cuidadanos negros aumentó a un ritmo más rápido que la riqueza de los cuidadanos blancos, los cuidadanos negros todavía poseen menos del 10 por ciento de la riqueza promedio que atesoran los ciudadanos blancos.
Los afroamericanos de Estados Unidos necesitan mayor riqueza porque son más vulnerables a la inseguridad económica y social. Ellos tienen menos acceso a empleos estables, son más propensos a sufrir los estragos del desempleo y se inclinan menos a adeudar dinero dentro de una línea de crédito hipotecaria. Además, es mucho más probable que sus deudas sean más costosas.
Las disparidades entre los estadounidenses de tez blanca y tez negra casi siempre se remontan a políticas que los discriminan implícita o explícitamente, señaló el informe del Centro para el Progreso Estadounidense.
Asimismo, de acuerdo al Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos, la mortalidad materno-infantil de los negros exhibe tasas desproporcionadamente más altas, independientemente de los niveles de ingresos. Los investigadores han denunciado un tipo de racismo que produce barrios segregados con menos hospitales, tasas más altas de enfermedades crónicas y un acceso desigual a la atención de la salud.
El odio racial ha cobrado varios tiroteos masivos en los últimos meses. Esta realidad ha generado una profunda sensación de malestar dentro de la sociedad estadounidense. En la actualidad, la sociedad estadounidense experimenta crecientes contradicciones y enfrentamientos entre diferentes grupos étnicos. De acuerdo a los datos del Centro para el Estudio del Odio y el Extremismo de la Universidad Estatal de California, los crímenes de odio en 30 ciudades de Estados Unidos aumentaron un 10% en el 2018.
Por otra parte, el Centro de Derecho de la Pobreza del Sur ha denunciado que el número total de grupos de odio registrados en los Estados Unidos aumentó a 1.020 organizaciones en el 2018, un aumento del 30 por ciento con respecto al 2014. El número de grupos nacionalistas blancos aumentó en un 50 por ciento.
La Oficina del Censo de los Estados Unidos también señaló que se proyecta que la cantidad de estadounidenses blancos caerá por debajo de la mitad de la población total y perderán su estatus mayoritario. Esta nueva relación de factores intensifica los temores y frustraciones de una gran parte de la sociedad estadounidense. Es por ello por lo que han surgido nuevos grupos supremacistas y nacionalistas blancos. Ya hay tres estados que han elegido gobernadores que sostienen puntos de vista anclados en el supremacismo blanco.
La desigualdad racial es una enfermedad crónica de la sociedad estadounidense. La supremacía blanca, la instigación a la discriminación racial y la incitación al odio han estado y siguen estando presentes, aseguran en el informe de la 93 Reunión del Comité de las Naciones Unidas para la Eliminación de la Discriminación Racial y en el informe del relator especial de las Naciones Unidas sobre formas contemporáneas de racismo, discriminación racial, xenofobia y formas conexas de intolerancia, basadas en las resoluciones de la Asamblea General de las Naciones Unidas.
Gerald Early, director del Departamento de Estudios Afroamericanos de la Universidad de Washington en St. Louis, comentó al Diario del Pueblo que en la sociedad estadounidense los problemas raciales son crónicos y que su permanencia revela la incapacidad del sistema estadounidense para superar este flagelo.
Early también explicó que aunque el apartheid y la discriminación fueron abolidos, las fronteras raciales permanecen en la mentalidad de los estadounidenses. En muchas ciudades existen las llamadas comunidades blancas y las comunidades afroamericanas. En zonas de afroamericanos las viviendas son de modestas a precarias y los gobiernos locales no siempre pueden construir escuelas públicas y hospitales de calidad debido a las limitadas bases impositivas. Todo un círculo vicioso.
Además, el mundo político estadounidense sufre una división sin precedentes. Ha perdido la capacidad de alcanzar e implementar el consenso en las principales cuestiones sociales, y está muy lejos de contribuir a la creación de un círculo virtuoso.
Un investigador principal del Instituto Hudson considera que la interminable discriminación racial y el aumento de los crímenes de odio han reflejado, en cierta medida, que la democracia estadounidense está en crisis, y que el divisionismo se ha convertido en una característica prominente de la política de ese país.
En las últimas décadas, la legislación estadounidense ha delegado amplios poderes en organismos administrativos, mientras que el Congreso simplemente decide si aprueba o no la legislación a través de una votación. Esos organismos administrativos han sido manipulados por grupos de intereses. De hecho, muchas leyes aprobadas han sido consideradas "negativas" por la opinión pública nacional.
Como las opiniones de la llamada élite influyen en la política nacional y las demandas de las minorías raciales suelen “extraviarse” en el burocratismo, la voz de los iracundos ha tomado formas violetas e incluso discriminatorias.
(Web editor: 吴思萱, 赵健)