Por Pau Ramirez
RIO DE JANEIRO, 19 sep (Xinhua) -- El Centro Brasileño de Relaciones Internacionales (CEBRI) presentó hoy jueves el informe "Brasil-China, el estado de la relación, la iniciativa de la Franja y la Ruta, y lecciones para el futuro", en el que reúne dos extensos trabajos que analizan el escenario de la relación entre los dos países y visiones para nuevos caminos.
El primero de los trabajos lleva por título "Brasil y China: breve análisis del estado de la relación bilateral" y es obra del Consejero Internacional del Cebri y ex embajador brasileño en China Marcos Caramuru, quien analizó la relación bilateral que tienen ambos países, trae perspectivas de los dos gobiernos e intenta centrarse en el futuro estratégico de la asociación.
El segundo artículo, de la Senior Fellow del Cebri Clarissa Lins y de Guilherme Ferreira, lleva por nombre "Iniciativa de la Franja y la Ruta: oportunidades y aprendizajes para inversiones en energía e infraestructura en Brasil".
Caramuru recordó que "Brasil fue el primer país con el que China inició una asociación estratégica, en 1993. La idea era que los dos países buscasen, juntos, niveles más elevados de desarrollo y capacidad tecnológica", explicó.
Según él, "el crecimiento acelerado de China, su modernización, sus conquistas y el fortalecimiento de sus intereses a nivel global fueron llevando la asociación estratégica a perder el calor inicial. Aún así, en 2009 China se convirtió en el mayor socio comercial brasileño e inició su presencia en el país como inversor de peso en nuestra economía", recordó.
El ex embajador brasileño en China consideró que "el gobierno chino nos ve como el mayor país en desarrollo del hemisferio occidental, un país con el que China comparte visiones y construyó una relación sólida" y apuntó que "las empresas chinas ven muchas oportunidades en Brasil y aprendieron a adaptarse a nuestros procedimientos legales, la legislación tributaria y cuestiones laborales".
Para Caramuru, "la presencia china en el campo energético es estratégica para Brasil" y por el otro lado, "la soja brasileña es estratégica para China".
El diplomático agregó que "China nutre expectativas en la relación" con Brasil, "entre ellas la adhesión brasileña a la Iniciativa de la Franja y la Ruta y la utilización de monedas nacionales en los flujos de comercio e inversiones".
Por otra parte, "Brasil también nutre expectativas, entre ellas, una relación más profunda en el sector de alimentos, el enriquecimiento de la pauta exportadora con productos de mayor valor agregado y la recuperación, en alguna medida, de la cooperación tecnológica con la cual los dos países soñaron en los años 90".
Según Clarissa Lins y Guilherme Ferreira Brasil "representa un mercado atractivo para China. Entre los factores que explican esta atractividad, destacan las relaciones comerciales, la relevancia del mercado doméstico brasileño y las oportunidades de negocios en los sectores de energía e infraestructura".
Los dos expertos recordaron que las inversiones chinas en Brasil en los últimos años (2010-2017) se concentraron en el sector de energía (76 por ciento) y ocurrieron, en su gran mayoría, mediante fusiones y adquisiciones (81 por ciento).
Según ellos, "es necesario desarrollar un entendimiento más estructurado sobre los objetivos a largo plazo de Brasil con China" para que ambos países puedan "beneficiarse de los diferentes mecanismos de diálogo y cooperación existentes".
"Brasil presenta características que pueden ser decisivas para el diseño de una nueva fase de esta asociación bilateral. Además de claras oportunidades de inversiones en los sectores de energía e infraestructura, el país dispone de un sólido mercado de capitales que lo convierte menos dependiente del financiamiento externo", apuntaron.
En este sentido, resaltaron que "el fortalecimiento de la participación china en el país puede representar una nueva fuente de financiación e inversiones en sectores críticos, como el de infraestructura y energía, así como contribuir para su mayor inserción en las principales cadenas internacionales, promoviendo significativas ganancias de competitividad".
Marcos Caramuru concluyó su trabajo apuntando que "el histórico de nuestras relaciones con China y nuestra alianza en los Brics ofrecen la base para poder, con alguna confianza, buscar madurar entendimientos con los chinos, aún sabiendo que no siempre serán fácilmente alcanzables".
"Sin prejuicio de nuestra interlocución con los demás actores relevantes de la escena internacional y del compromiso con el principio de universalidad que siempre norteó nuestra política externa, este es el camino a seguir", agregó el texto.
Clarissa Lins y Guilherme Ferreira concluyeron que "por un lado, el gobierno chino estableció un ambicioso programa global de infraestructura, mediante el cual busca consolidar su influencia en diferentes regiones, a través de la actuación de sus empresas y bancos en áreas clave".
"Por el otro lado, Brasil presenta un conjunto de oportunidades en energía e infraestructura para los cuales requiere conocimiento y hambre para invertir, atributos que tienen las empresas de origen chino", registró el segundo trabajo.
(Web editor: 赵健, Rosa Liu)