Por Li Da
Beijing, 11/02/2020 (El Pueblo en Línea) - Un artículo del New York Times publicado este lunes calumnió al gobierno chino por su supuesta incapacidad para contener el brote que ha alterado la vida en todo el país, y más allá de las fronteras nacionales. El texto también añade que los economistas predicen un significativo golpe para la economía de China.
Ese mismo día, CNBC se hizo eco de la opinión del New York Times, señalando que el brote de coronavirus podría disminuir el perfil internacional de China.
Siguiendo esta línea, algunos políticos estadounidenses se vienen aprovechando de la epidemia para atacar el sistema político de China y tratar de beneficiarse del brote.
Mientras que los chinos están combatiendo el nuevo coronavirus y protegiendo la salud de los seres humanos, este tipo de ridículos comentarios refleja unas malas intenciones que ya cruzan la línea moral.
Los virus no conocen fronteras y siguen siendo un enemigo público para toda la raza humana. Ante el brote del nuevo coronavirus, los países deben formar una comunidad de futuro compartido donde nadie debe quedarse sentado ni actuar como un espectador irresponsable.
Esta epidemia mundial requiere arduos esfuerzos de países relevantes, así como de la cooperación global. Cualquier práctica que señale con el dedo los esfuerzos de otros países va en contra del futuro de la humanidad y alienta el avance del nuevo virus.
Desde el inicio del brote, el pueblo chino ha lanzado una batalla en la que todos los sectores de la sociedad están involucrados. La escala, la velocidad, la eficiencia y la transparencia de los esfuerzos preventivos de China no tienen precedentes.
Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), afirmó que existe una ventana de oportunidades debido a las fuertes medidas que China está tomando en la fuente misma.
La nueva epidemia actúa como un espejo para brotes anteriores. El azote de la influenza A (H1N1) del 2009 provocó alrededor de 284,000 muertes en todo el mundo. En ese momento, también la OMS lo declaró una Emergencia de Salud Pública de Preocupación Internacional (PHEIC, por sus siglas en inglés).
Estados Unidos fue una de las fuentes de la epidemia, sin embargo no tomó contundentes medidas para controlarla, actitud que provocó la propagación del virus a nivel mundial.
Los medios y los políticos estadounidenses podrán mirar hacia un lado ante este hecho objetivo, pero la historia es testigo y las personas lo saben.
Ante un evento de esta índole, cualquier país tomaría medidas estrictas para prevenir la epidemia dentro de su territorio, ya que cada nación es responsable tanto de sus propios ciudadanos como de la salud de la población mundial.
Sin embargo, Estados Unidos parece no haber aprendido nada de la epidemia que padeció hace diez años. Hasta ahora, un virus de influenza ha infectado a 19 millones de estadounidenses y por su causa han fallecido en esta temporada al menos 10,000 personas. En el mundo de hoy donde la frecuencia de viajes globales es alta, si Estados Unidos continúa con sus flexibles regulaciones todos los países pueden verse severamente afectados por el virus de influenza. Dicha actitud es nada más y nada menos que un crimen contra toda la raza humana.
En un reciente artículo, Dan Vergano, reportero de BuzzFeed, instó a las personas a no preocuparse por el nuevo coronavirus, subrayando que por el peligro que sí deberían preocuparse es por la gripe. En su artículo, Vergano indica que el coronavirus es infeccioso, pero no debería causar pánico. Y aunque el riesgo en China de infectarse es alto, en Estados Unidos deberían estar mucho más preocupados por la gripe.
La precisa opinión de Vergano ha sido desoída por algunos en Estados Unidos que, en lugar de asumir sus responsabilidades ante los estadounidenses y la comunidad internacional, siguen creyendo que culpar a China es lo políticamente correcto.
La historia demuestra que la cooperación internacional efectiva es esencial para ganar la batalla contra los virus, como también es clave para salvaguardar y desarrollar la sociedad humana.
Antes de esgrimir tonterías, los medios y políticos estadounidenses deberían observar con lupa la situación de los estadounidenses y la gripe. Ojalá todavía les quede algo de conciencia.
Información de contexto:
Resumen de la respuesta de los Estados Unidos a la pandemia de gripe H1N1 2009
El H1N1 2009 se detectó por primera vez en Estados Unidos en abril de 2009. Este virus era una combinación única de genes del virus de la influenza que nunca antes se habían identificado en animales o personas. Más tarde, el virus se propagó por los Estados Unidos y afectó a más de 200 países y regiones.
El 26 de abril del 2009, el gobierno de Estados Unidos determinó que existía una emergencia de salud pública en todo el país.
El 27 de abril del 2009, la OMS elevó el nivel de alerta de pandemia de influenza a la fase 4, basándose principalmente en datos epidemiológicos que demostraban la transmisión de persona a persona y la capacidad del virus de causar brotes a nivel comunitario.
El 29 de abril del 2009, la OMS elevó la alerta de pandemia de influenza a la fase 5, lo que indica una transmisión sostenida a nivel comunitario, en dos o más países dentro de una región de la OMS.
El 11 de junio del 2009, la OMS señaló que una pandemia mundial de influenza H1N1 2009 estaba en marcha y decretó la fase 6.
De acuerdo al resumen de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE.UU., el 4 de mayo de 2009 se informó de casos confirmados de H1N1 2009. En ese momento, más del 98% de las muestras "probables" de virus dieron positivo a la gripe H1N1 2009, lo que indicó la escala cada vez mayor del brote. En el transcurso del brote, más de 3,300 personas de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades apoyarían la respuesta.
El 6 de mayo del 2009, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades distribuyeron recomendaciones para el uso de medicamentos antivirales contra la influenza y brindaron orientación a los médicos en la prescripción de medicamentos antivirales para el tratamiento y la prevención (quimioprofilaxis) de la influenza H1N1 2009.
El 11 de junio, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades ofrecieron su primera conferencia de prensa. En ese momento, ya más de 70 países habían informado casos de infección por H1N1 2009, y el número de pacientes diagnosticados con la enfermedad continuaba aumentando.
Para el 19 de junio del 2009, los 50 estados del país habían informado casos de infección por H1N1 2009. El 25 de junio, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades estimaron que Estados Unidos tenía al menos 1 millón de casos de influenza H1N1 2009.
El 23 de julio del 2009, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades informaron por última vez el número de casos del 2009. Posteriormente, se sucedieron los reportes de hospitalizaciones y muertes por gripe H1N1 2009. Además, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades continuaron utilizando sus sistemas de vigilancia tradicionales para seguir el progreso del brote de influenza H1N1 2009. Cabe destacar que los sistemas de vigilancia tradicionales no cuentan los casos individuales, sino que monitorean los niveles de actividad y las características del virus a través de un sistema de vigilancia nacional.
A fines de agosto, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades cerraron los informes de hospitalizaciones y muertes por H1N1 2009 para la temporada 2008-09. Luego se implementaron modificaciones en los documentos para permitir que los estados informaran sobre hospitalizaciones y fallecimientos asociados con cualquier influenza durante el período 2009-2010.
De acuerdo al informe de USA Today, fechado el 27 de octubre del 2009, la gripe H1N1 llevó a los hospitales al límite en términos de capacidad para asumir pacientes.
Una oleada de enfermos de gripe llegó a los hospitales de Denver, Seattle y San Diego, desbordando la capacidad de las salas de emergencia. Casi tres veces más niños de lo habitual ingresaron en el Hospital Johns Hopkins. Uno de los médicos de urgencias declaró el 11 de octubre que tenían de 15 a 20 pacientes por hora. El informe publicado señaló que 95 niños habían muerto por gripe H1N1.
Desde el 12 de abril del 2009 hasta el 10 de abril del 2010, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades estimaron que en Estados Unidos se contabilizaron 60,8 millones de casos, 274.304 hospitalizaciones y 12.469 fallecidos debido al virus (H1N1) pdm09.
El 26 de junio del 2012, la revista médica The Lancet publicó un trabajo donde estima que a nivel mundial se produjeron entre 151.700 y 575.400 muertes asociadas con la influenza pandémica A H1N1 2009, y precisó que el 51% de las muertes ocurrieron en el sudeste asiático y en África.
Un artículo del New York Times publicado en 2010 sobre la reacción de los EE.UU. a la gripe porcina también señaló otros problemas. Por ejemplo, Estados Unidos detectó el brote entre fines de marzo y mediados de abril del 2009, mientras que probablemente ya había comenzado desde el mes de enero en las zonas rurales de México. Si el sistema de vigilancia no hubiera estado ausente en México, "el nuevo virus se podría haber detectado en fecha temprana". Además, el gobierno de Estados Unidos detalló a principios del verano que dispondría de 160 millones de dosis de vacunas para fines de octubre del 2009. En realidad, la cifra no sobrepasó los 30 millones de unidades.
En una revisión exhaustiva realizada por The New England Journal of Medicine, en los datos disponibles de las encuestas nacionales de opinión pública realizadas por teléfono entre abril de 2009 y enero de 2010, el 54% de los encuestados subrayó que el gobierno federal estaba haciendo un trabajo pobre o muy pobre en relación con los adecuados suministros de vacunas. Los encuestados se dividieron casi a la mitad cuando opinaron sobre si las pruebas clínicas de la vacuna contra la gripe H1N1 eran apresuradas o no como para garantizar que la vacuna fuera segura.
En 2010, el CSIS Global Health Policy Center citó un informe del Trust for America's Health y la Fundación Robert Wood Johnson, donde señala que la gripe porcina "ha expuesto serias lagunas subyacentes en la capacidad del país para responder a emergencias de salud pública". De acuerdo a un informe, 20 estados del país apenas tenían preparados seis, e incluso menos, de los diez indicadores clave de infraestructura. Asimismo, casi dos tercios de los estados manejaban siete indicadores, e incluso menos.
"Lo que ha escaseado es el liderazgo", concluyó el conocido informe.
(Fuente: Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos, USA Today, New York Times, CSIS, entre otros.)
(Web editor: 吴思萱, 赵健)