BEIJING, 15 feb (Xinhua) -- Enfrentar un virus mortífero que se propaga con rapidez entre una población superior a los 1.400 millones de habitantes resulta de por sí un reto mayúsculo, pero China debe hacer frente al mismo tiempo a un enemigo inesperado: los intentos de algunas partes por empañar su imagen internacional y debilitar su desarrollo.
Al primero de los enemigos, la epidemia de COVID-19 que se había cobrado hasta el viernes la vida de más de 1.500 personas, China lo ha enfrentado con todos los medios a su alcance, movilizando recursos médicos y poniendo la capacidad científica y tecnológica del país en función de controlar el brote.
Hospitales con capacidad para más de mil pacientes fueron construidos desde cero en apenas unos días y otros espacios se habilitaron para albergar a otros miles de personas contagiadas en la ciudad de Wuhan, epicentro del brote.
Hasta este viernes, se habían enviado a la provincia central de Hubei un total de 217 equipos médicos compuestos por 25.633 trabajadores sanitarios de todo el país, quienes se suman a la primera línea de lucha contra el coronavirus en las regiones más afectadas.
Al mismo tiempo, el Gobierno central había asignado hasta el jueves 25.940 millones de yuanes (3.710 millones de dólares) para mejorar las condiciones laborales del personal médico que arriesga su propia salud para salvar la vida de otros. Hasta el 11 de febrero, unos 1.700 de ellos habían resultado contagiados con la enfermedad.
En internet se hizo viral la reacción de una enfermera en Wuhan al recibir la noticia del fallecimiento de su madre. Visiblemente consternada, hizo tres reverencias inclinando su cuerpo en dirección a su pueblo natal e inmediatamente se incorporó al cuidado de los pacientes.
Otras medidas específicas han sido lanzadas por las autoridades para mantener la estabilidad macroeconómica y apoyar a las pequeñas y medianas empresas en la superación del impacto de la epidemia, protegiendo al mismo tiempo el mercado laboral.
Al segundo de los enemigos, las mentiras y manipulaciones malintencionadas de algunas partes, China ha respondido con la mejor arma a su alcance: la verdad.
Las autoridades actualizan diariamente el avance de la enfermedad, el número de casos y las medidas que se toman para controlar la situación. Sin embargo, los datos más minuciosos y la información más actualizada parecen insuficientes para quienes se mueven por ideas preconcebidas sobre lo que sucede en China.
El pico de unos 15.000 nuevos casos de coronavirus registrado el jueves fue manipulado en ciertos medios como un supuesto reconocimiento de Beijing de que la enfermedad estaba mucho más extendida de lo que se pensaba. La noticia dio la vuelta al mundo y no pocos la dieron como cierta, extendiendo la alarma.
Pero con solo tomarse el trabajo de profundizar un poco más, cualquiera podía encontrar que el repentino aumento del jueves respondía a un cambio en el criterio de diagnóstico clínico de la enfermedad por parte de los especialistas sanitarios chinos, quienes buscan no dejar a ningún posible caso sin la atención correspondiente.
Omitir y no ofrecer el contexto de una información resulta la definición por excelencia de la manipulación, pero en otros casos se apela directamente a la mentira.
Así sucedió con un senador estadounidense que aseguró a la prensa, sin mostrar prueba alguna, que el nuevo coronavirus estaba relacionado con la investigación de armas biológicas en China.
El embajador chino en Estados Unidos, Cui Tiankai, calificó la aseveración como "absolutamente loca" y carente de asidero en la realidad.
El nuevo coronavirus no discrimina naciones ni sistemas políticos y económicos, y constituye una amenaza común para la humanidad que debería ser enfrentada mediante la cooperación, la confianza mutua y los esfuerzos concertados de todos los países.
Con la promesa de que ninguna persona quedará desatendida, toda una nación se vuelca en estos momentos al trabajo de contención y prevención de la epidemia. Para triunfar en la batalla, China cuenta con ricas experiencias de desarrollo del socialismo con características chinas y la modernización del sistema y la capacidad de gobernanza del país.
La victoria no será entonces únicamente frente a un enemigo microscópico y letal, sino tambien frente a todos los que han intentado poner en tela de juicio el nombre de China.
(Web editor: 吴思萱, Rosa Liu)
WUHAN, 14 febrero, 2020 (Xinhua) -- Trabajadores médicos reciben a un paciente en el hospital provisional Jiangxia, en Wuhan, ciudad capital de la provincia de Hubei, en el centro de China, el 14 de febrero de 2020. El hospital provisional Jiangxia, un hospital de 400 camas convertido de un centro deportivo al aire libre, comenzó a recibir pacientes con neumonía COVID-19 con síntomas leves el viernes. El hospital es el primer hospital provisional que adoptará principalmente el tratamiento de medicinas tradicionales chinas para curar a los pacientes. (Xinhua/Cheng Min)
Un hombre en cuarentena domiciliaria en la aldea de Changping en Jiapu, condado Changxing de Huzhou, en la provincia de Zhejiang, recibe mascarillas faciales y un termómetro entregados con un dron el 9 de febrero de 2020. (Foto de Tan Yunfeng / Pueblo en Línea)
Las Fuerzas Aéreas del Ejército Popular de Liberación utilizó seis aviones de transporte Y-20, tres Il-76 y dos Y-9 para transportar a los profesionales médicos, así como suministros médicos desde siete ciudades de todo el país, incluido Urumqi, Shenyang y Chengdu. [Foto / CNR]
Enfermera Tang Lingpeng. [Foto: Xinhua]
Empleados de Zhongbo New Materials, con sede en el distrito de Nanqiao, Chuzhou, provincia de Anhui, desinfectan un taller para garantizar la seguridad después de la reanudación de la producción, 10 de febrero del 2020. (Foto: Dong Chao/ Pueblo en Línea)
SANTIAGO, 12 febrero, 2020 (Xinhua) -- Danna Suárez, de 5 años, muestra un dibujo que ella elaboró en apoyo a la lucha de China contra el nuevo coronavirus, en Santiago, capital de Chile, el 10 de febrero de 2020. (Xinhua/Mario Dávila/AGENCIAUNO)
La enfermera Tie Xiao, dialoga por video conferencia a las 12 de la noche del 7 de febrero con su esposo Yan Zhanfei, oficial de policía, después que Yan terminara su turno de control de tráfico en Wuhan, provincia de Hubei. [Foto: Yuan Zheng / China Daily]