Cuba-EEUU, cinco años de contradictorias relaciones

Xinhua  2020:07:20.08:49

LA HABANA, 19 jul (Xinhua) -- Cuba y Estados Unidos arriban mañana lunes al quinto aniversario del restablecimiento de sus relaciones diplomáticas, con unos lazos deteriorados contradictoriamente por la creciente hostilidad de la administración de Donald Trump.

Después de 54 años sin relaciones formales desde que Estados Unidos rompió con la isla, ambos países decidieron retomar esos vínculos el 20 de julio de 2015, tras varios meses de negociaciones secretas entre los gobiernos de los entonces presidentes Raúl Castro y Barack Obama.

Hubo entonces dos primeros años positivos, marcados por las facilidades de viajes y de comercio entre ambos países, la apertura de comunicación telefónica directa y la histórica visita de Obama a La Habana, aunque se mantuvo el bloqueo que desde hace más de medio siglo Washington aplica contra la isla.

Sin embargo, la llegada al poder de Donald Trump, en enero de 2017, significó un renacimiento de las viejas tensiones bilaterales con el recrudecimiento del bloqueo.

La intensificación de la hostilidad de Estados Unidos tuvo expresión incluso en estos tiempos de pandemia, cuando impidió a Cuba adquirir ventiladores pulmonares de emergencia o frustró la llegada a La Habana de una donación de insumos médicos enviada por la empresa china Alibaba.

En una intervención esta semana en el Consejo de Ministros, transmitida en cadena nacional de radio y televisión, el presidente cubano Miguel Díaz-Canel denunció la hostilidad del gobierno estadounidense que se expresa "en la persecución financiera y el congelamiento de cuentas cubanas en terceros países".

También enumeró las acciones orientadas a desprestigiar a los dirigentes cubanos, el recorte del envío de remesas, la aplicación de limitaciones contra empresas que mantienen negocios con Cuba y "los permanentes intentos de crear condiciones para un estallido social".

"La verdadera causa o la mayor causa de nuestros problemas, es el bloqueo", afirmó Díaz-Canel.

Esa acrecentada hostilidad actual es evaluada por el politólogo cubano Luis René Fernández como una expresión del intento estadounidense de recobrar la hegemonía hemisférica, pretensión nacida de una tendencia política "nacionalista, conservadora y reaccionaria".

"Esa visión conservadora quiere recuperar la hegemonía en esta región y en el mundo, y visualiza a Cuba y Venezuela como los principales adversarios para reconquistar ese espacio", aseguró Fernández, quien estudia la política norteamericana desde inicios de la década de los 80 del siglo pasado.

El profesor titular de la Universidad de La Habana y académico del Centro de Investigaciones de la Economía Internacional señaló a Xinhua que actuar contra la isla en medio del azote de la COVID-19 es contrario al sentido ético de la política, pero expresa una vieja práctica de Washington.

"Estados Unidos, cuando ha percibido que Cuba está en un momento difícil o hay vulnerabilidad, trata de aprovecharlo", aseguró el especialista.

En ese sentido, recordó que tras la desaparición de la Unión Soviética y el campo socialista, principales aliados políticos y económicos de Cuba, Washington arreció el bloqueo con la aprobación de las leyes Torricelli, en 1992, y Helms-Burton, cuatro años más tarde.

Esas dos legislaciones, que La Habana denuncia como injerencistas y violadoras del derecho internacional, tratan de ahogar la economía cubana al impedir el comercio y las inversiones de la isla.

Sin embargo, Fernández, quien posee un doctorado en Ciencias Económicas, consideró que la administración Trump subestimó otra vez la resistencia de Cuba, a la que ven "como un tumor, porque fue el primer país que rompió la hegemonía norteamericana en la región".

"Cuba ha resistido durante muchas décadas los embates de Estados Unidos y ha logrado incluso desarrollar algunas áreas como la biotecnológica y la médico-farmacéutica, de las que tanto se habla por estos días", puntualizó.

Lo cierto es que un quinquenio después de restablecer las relaciones diplomáticas, los lazos entre los dos países casi son inexistentes y la hostilidad de Washington es una pesada losa sobre los planes de desarrollo de la isla.