Barcelona, 08/09/2020 (El Pueblo en Línea) -El lunes pasado, Ronald Koeman dirigía su primer entrenamiento en la Ciudad Deportiva del Barcelona. La gran incógnita estaba en la aparición o no de Lionel Messi. El capitán azulgrana estaba en modo rebelde. No quería saber nada del Barça, de LaLiga, mucho menos del presidente, Josep Maria Bartomeu. Una semana después, a Messi no le quedó más remedio que rectificar. Pasó las pruebas PCR, como manda el protocolo de LaLiga, y se sumó al trabajo de Koeman, según publica el diario El País.
Messi fue el primero en llegar a la Ciudad Deportiva Joan Gamper. Una hora y media antes de que comenzara el entrenamiento de Koeman, el argentino se presentó en Sant Joan Despí. Al 10 lo esperaban una decena de fotógrafos, un puñado de cámaras y cerca de 20 aficionados.
Su situación es diferente en el vestuario. El grupo azulgrana no apoyó al delantero rosarino después de que hubiese anunciado, a través de un burofax, que quería abandonar el club azulgrana y comenzar una nueva vida lejos de Barcelona, 20 años después. En ese momento, Messi se refugió en el silencio a la espera de que aterrizara su padre en la capital catalana. La disputa entre el argentino y el Barça duró lo que tardó Jorge Messi, padre y representante del jugador en llegar a Barcelona. Una hora y media de reunión entre su padre y Bartomeu le bastaron al rosarino para saber que tenía que finalizar su contrato que expira en 2021.
“Voy a seguir en el Barça y mi actitud no va a cambiar por más que me haya querido ir. Siempre quiero ganar, soy competitivo y no me gusta perder a nada. Quiero lo mejor para el club, para el vestuario y para mí. Lo dije en su momento que no nos daba para ganar la Champions. Ya la verdad, ahora no sé qué va a pasar. Hay un entrenador nuevo y una idea nueva. Eso es bueno, pero después hay que ver cómo responde el equipo y si nos va a dar o no para competir”, advirtió Messi.
(Web editor: 周雨, 赵健)