Por Ye Zhu
Nueva York, 24/09/2020 (El Pueblo en Línea) -Los principales países deberían tener la audacia de asumir sus responsabilidades. Sin embargo, el discurso del líder estadounidense el 22 de septiembre en el debate general del 75 período de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas desprestigia a la superpotencia mundial.
Instantánea de un reportaje titulado "Trump le da a la ONU siete minutos de tonterías".
Durante su discurso de siete minutos, que los medios de comunicación ya le llaman los "siete minutos de tonterías", el presidente Donald Trump mencionó a China durante once veces y la acusó de expandir la pandemia de COVID-19.
El discurso de Trump ocurre en un momento en que el número de muertos por coronavirus de Estados Unidos supera los 200.000 personas. Nueva York, que se suponía que era la ciudad anfitriona de la Asamblea General de las Naciones Unidas, está sumida en la epidemia.
China informó rápidamente de la epidemia a la Organización Mundial de la Salud, a Estados Unidos y a otros países y compartió la secuencia genética del nuevo virus. Sin embargo, durante más de medio año, el gobierno de los Estados Unidos optó por ignorar la información detallada publicada por China. Aquellos que están en el poder en Estados Unidos demostraron poco respeto por la vida de las personas y por la ciencia. Esa actitud explica el "fracaso estadounidense" y la cifra de 200.000 muertos por COVID-19.
Debido a los intereses que se involucran en las elecciones, en un intento por esquivar su responsabilidad hay algunos políticos estadounidenses que han fabricado rumores para desacreditar a China.
El discurso de Trump en la Asamblea General de la ONU es parte de ese juego. La BBC señaló que Trump apuntó a los votantes estadounidenses en su discurso. "Este fue un discurso torpe del presidente Trump, quien busca la reelección", y agregó que Trump está tratando de desviar la atención pública debido a su mal manejo de la pandemia.
Las mentiras de Estados Unidos en la Asamblea General de las Naciones Unidas son infundadas y no ofrecen nada más. Sin escrúpulos, la superpotencia organizó un espectáculo político dentro de la ONU que refleja su mentalidad hegemónica.
Hace setenta y cinco años, con la determinación de "salvar a las generaciones venidantes del flagelo de la guerra, que dos veces en nuestra vida ha traído un dolor incalculable a la humanidad", personas de todo el mundo fundaron las Naciones Unidas como la organización internacional más universal, representativa y autorizada.
Ahora, en un momento en que el mundo de nuevo necesita urgentemente la unidad y cooperación, Estados Unidos no asume su responsabilidad como país importante. Y lo que es peor, aboga por el unilateralismo, las sanciones y provoca conflictos en la Asamblea General de la ONU.
El 11 de septiembre, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó abrumadoramente una amplia resolución sobre la lucha contra la pandemia del nuevo coronavirus. 169 países emitieron votos afirmativos, menos Estados Unidos.
Con sólo siete minutos en el podio, el discurso del líder estadounidense difundió un "virus político" para presionar a otros países.
Ningún país tiene derecho a dominar los asuntos globales ni a controlar el destino de los demás. Hace ya mucho tiempo que la ley de la selva ha sido rechazada por la comunidad internacional. Estados Unidos debe despertar de su sueño. La plataforma de la ONU es solemne.
Los países del orbe no están dispuestos a soportar el acoso estadounidense.
(Web editor: 周雨, Rosa Liu)