Madrid, 29/10/2020 (El Pueblo en Línea) -En 1990, durante la excavación en Jerusalén de la tumba de Caifás, el sumo sacerdote que presidía el tribunal que condenó a Jesucristo y que le entregó a los romanos, encontraron unos clavos que ya entonces indicaron que podían ser los usados en su crucifixión, aunque siempre ha sido una afirmación rodeada de controversia entre historiadores y arqueólogos, según ABC.
Las piezas desaparecieron misteriosamente, pero el cineasta israelí Simcha Jacobovici afirmó que las había encontrado y usado en su polémico documental de 2011 «Los clavos de Cristo». Sin embargo, los académicos negaron entonces que pudiera tratarse de los mismos objetos.
Ahora, un nuevo estudio realizado por especialistas de la Universidad de Tel Aviv señala que el análisis químico y físico de los clavos demuestra que provienen de la cueva de Caifás. Aryeh Shimron, el geólogo israelí que ha dirigido la investigación, ha aseverado en Haaretz que también encontraron rastros microscópicos de madera y hueso incrustados en las púas de metal, lo que, según apuntan, indica claramente que estos clavos de 2.000 años de antigüedad estuvieron al menos involucrados en una crucifixión.
No obstante, Shimron deja claro que no ha encontrado conexión con Jesucristo. «La única evidencia es que fueron encontrados en la tumba de Caifás. ¿Es suficiente? No, puedo decir, ya que prefiero confiar en la ciencia, en lugar de en suposiciones», concluyó el científico.
(Web editor: 周雨, 赵健)