Por Hu Zexi
El racismo es una enfermedad que se ha extendido por todos los rincones de la sociedad estadounidense. Durante siglos no le han encontrado ni cura ni vacunas. Mientras se celebraba el juicio de George Floyd, otro hombre de raza negra fue abatido a tiros por la policía en Minnesota, hecho que una vez más desató la ira social.
En Estados Unidos esta superposición no es una coincidencia. Los recurrentes incidentes de violencia étnica extrema impiden que la sociedad estadounidense respire en paz y torturan la conciencia del país.
Estos crueles incidentes étnicos que han surgido en Estados Unidos son apenas la punta del iceberg, las raíces pueden encontrarse en las injusticias que ostentan como parte del sistema.
Durante el último año, el repentino brote de la epidemia de Covid-19 ha permitido que mucha más personas perciban al gigante que yacía bajo el agua. Una gran cantidad de evidencias demuestran que minorías como los afroamericanos y los hispanos han sufrido con creces los estragos de la epidemia.
Detrás de esto subyace el desequilibrio general en la posesión y acceso a los recursos económicos y sociales de los diferentes grupos étnicos de Estados Unidos.
Celia Maxwell, vicepresidenta de la Escuela Afroamericana de Medicina de la Universidad Howard, lamentó: "Mira a nuestro grupo étnico. Aquí se produce comida, transporte y educación ... pero no tenemos todos los factores sociales que conducen a la salud".
De acuerdo a un estudio de la Kaiser Family Foundation, entre 2010 y 2018 la proporción de afroamericanos sin seguro médico fue 1,5 veces mayor comparado con ciudadanos estadounidenses blancos. Asimismo, la proporción de hispanoamericanos sin seguro médico fue 2.5 veces mayor que respecto a los ciudadanos estadounidenses blancos.
Los altos gastos médicos obligaron a un gran número de minorías étnicas a abandonar sus tratamientos. E incluso después de ingresar en el hospital, la injusticia sufrida por las minorías étnicas no cesó.
The New York Times informó de un estudio con un gran número de pacientes afroamericano están en condición de inferioridad con respecto al tratamiento que reciben los pacientes blancos.
En el campo de batalla económico dentro del contexto de la epidemia, las minorías étnicas también se enfrentan a deleznables realidades.
De febrero a abril del año pasado, el 41% de las empresas afroamericanas cerraron, mientras que el 17% de las empresas de gestión blanca cerraron en el mismo período, precisó el Banco de la Reserva Federal de Nueva York.
En este análisis, el portal digital "político" estadounidense señaló que los afroamericanos se han enfrentado a un "modelo documentado de discriminación económica", y es más probable, por ejemplo, que los afroamericanos con un estatus crediticio similar tengan menos acceso a préstamos que los blancos, e incluso si obtienen un préstamo, a menudo tendrán que pagar intereses más altos.
Agravios similares aparecen en todos los aspectos de la economía y la sociedad estadounidenses. Las personas de raza negra representan aproximadamente un tercio de los menores de 18 años, sin embargo hay dos tercios del total que cumple condenas en prisiones.
Los afroamericanos tienen tres veces más probabilidades de ser asesinados por la policía que los blancos. Y la riqueza promedio de las familias blancas es de 42 veces mayor que el patrimonio de los afroamericanos y supera 23 veces a los hispanos.
En el primer trimestre del 2020, la tasa de propiedad de las familias estadounidenses blancas fue del 73,7%, mientras que la tasa de propiedad de las familias afroamericanas fue del 44%.
Entre los 13.000 agentes del FBI en todo el mundo, sólo el 4% son afrodescendientes, y se han eliminado arbitrariamente a los candidatos afrodescendientes para la formación.
Un informe de The Associated Press señala que el trauma del sufrimiento racial se basa en siglos de sistemas opresivos y comportamientos selectivos, y reclaca que estos problemas están profundamente arraigados en el organismo llamado Estados Unidos.
De hecho, los resultados de un gran número de encuestas evidencian que la mayoría de los estadounidenses están insatisfechos con la manera de abordar la racialidad nacional. Sin embargo, en la toma de decisiones políticas, muchas medidas de reforma relacionadas con la injusticia racial siempre han sufrido un aborto desgarrador. El proyecto de ley de reforma policial que surgió después del caso Floyd “duerme” en el Congreso.
La política actual de los Estados Unidos está polarizada. Esto hace mucho más difícil aprobar medidas sustantivas para curar el trauma y restaurar la justicia racial.
Algunos políticos incluso han abrazado abiertamente la extrema derecha mediante juegos políticos y discursos de identidad para alimentar la "supremacía blanca".
Desde la epidemia, crece la discriminación y la injusticia sufridas por los asiático-estadounidenses. Por un lado, el maltrato expone la discriminación y los prejuicios de larga data contra este grupo. Por otro lado, también está estrechamente relacionado con el mal ejemplo de políticos que promueven la xenofobia.
Un diplomático estadounidense solamente ha reconocido la crisis racial en Estados Unidos en una ocasión y en la arena internacional, mientras que políticos de derecha como Mike Pompeo han lanzado una campaña en contra de la verdad objetiva.
Todos estos fenómenos demuestran que el prisma político está distorsionando la visión de algunos estadounidenses sobre las cuestiones raciales.
El actual presidente de Estados Unidos, Joe Biden, el día que asumió su cargo habló del "clamor por la justicia racial que se ha estado gestando durante casi 400 años" y declaró que lograr la igualdad racial es una de las cuatro prioridades de su mandato.
Escuchando a Biden, la sociedad estadounidense padecerá los efectos de un “déjà vu”. Hace doce años, el primer presidente afroamericano, Barack Obama, entró a la Casa Blanca bajo expectativas similares de "cambio" para la sociedad estadounidense.
Sin embargo, la historia ha demostrado que para aliviar los conflictos raciales, Estados Unidos necesitan mucho más que un discurso político de ocasión.
Hoy en día, el problema racial en Estados Unidos es cada vez más grave y se ha convertido en una de las cuestiones sobre derechos humanos a las que la comunidad internacional presta más atención.
Cuando el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas deliberó sobre el informe de derechos humanos de los Estados Unidos de este año, más de 110 países criticaron la cuestión de los derechos humanos en el gigante del norte.
Ante esta epidemia cada vez más grave, si Estados Unidos sigue con la torpeza y miopía que le impide implementar soluciones concretas y sostenibles, su accionar se tornará más absurdo aún si además lo combina con su autoproclamado mito sobre los derechos humanos.
(Web editor: 周雨, 赵健)