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El autoengaño díficilmente ayuda a solucionar los problemas sociales de EE.UU

Pueblo en Línea  2021:07:23.14:33

Hace unos días, en el "ranking global de lucha contra la epidemia" publicado por los medios estadounidenses, Estados Unidos ocupó el primer lugar por cambios en los indicadores de evaluación.

Irónicamente, la cantidad de nuevos casos confirmados, la cantidad de casos hospitalizados y la cantidad de muertes en los indicadores claves diarios de la epidemia en EE.UU ha rebotado drásticamente. El aumento de los casos de infección en los 50 estados está aumentando, pero el aumento en la tasa de vacunación contra la COVID-19 está casi estancada.

Comparando el absurdo ranking de lucha contra la epidemia con la cruel situación actual de la epidemia, no es difícil ver que algunas personas en Estados Unidos están ansiosas por ocultar el nerviosismo por la falta de respuesta de su país a la epidemia. Esta es también la razón fundamental por la que algunos políticos estadounidenses estigmatizan deliberadamente la epidemia, etiquetan el virus y politizan la fuente para echar la culpa a otros países.

Sin embargo, no importa lo ruidosas que sean las conspiraciones de algunos políticos estadounidenses, ningún pueden escapar de los grilletes de los problemas sociales estadounidenses. Los problemas sociales profundamente arraigados en Estados Unidos son una trampa que dicho país no puede evitar en respuesta a la epidemia.

Desde un nivel más profundo, cuestiones como la división racial, la brecha entre ricos y pobres y el desgarro social son razones importantes del fracaso de Estados Unidos en la lucha contra la epidemia.

Ya sea en el pasado o en la actualidad, la inacción y el caos de algunos políticos estadounidenses no solo atienden a la realidad del desgarro social, sino que también fortalecen el trauma del desgarro social, haciendo que Estados Unidos caiga en el círculo vicioso del "empeoramiento-relajación-rebrote" de la epidemia.

En Estados Unidos, donde la sociedad está profundamente destrozada, "unidad para combatir la epidemia" es un lema inalcanzable.

"Al igual que las personas, un país muestra su verdadero rostro en tiempos de crisis. Sin unidad, lo que esta crisis muestra es cómo Estados Unidos ha logrado el distanciamiento social en la dimensión política en los últimos diez años". Estas palabras de Nick Bryant, corresponsal de la BBC en Estados Unidos, señalaron la realidad exacta.

En abril de este año, los resultados de una encuesta publicada por la National Broadcasting Corporation mostraron que el 82% de los estadounidenses encuestados cree que Estados Unidos está en un estado de división y que las tensiones raciales y políticas están aumentando.

Francis Fukuyama, un conocido politólogo estadounidense, señaló que, frente a una epidemia sin precedentes, los estadounidenses deberían haber dejado de lado sus diferencias y lidiar con ellas en unidad, pero en general, la epidemia ha "intensificado la polarización política de Estados Unidos".

En Estados Unidos, donde la división racial se está solidificando, la lucha contra la epidemia es como una "historia sobre la desigualdad". En comparación con los blancos, las minorías en Estados Unidos tienen riesgos mucho más altos de infección, hospitalización y muerte, pero la tasa de vacunación es mucho más baja.

Los datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE.UU en junio de este año mostraron que los hispanos tienen el doble de probabilidades de infectarse con COVID-19 que los blancos, y el riesgo de hospitalización es 2,8 veces mayor que el de los blancos, y el riesgo de muerte es 2,3 veces mayor que la de los blancos. Los datos del centro también mostraron que, hasta el 12 de mayo, la tasa de vacunación de los estadounidenses blancos era un 66% más alta que la de los hispanos y un 56% más alta que la de los africanos.

Samantha Artiga, miembro de Kaiser Family Foundation, una organización estadounidense de investigación de políticas de salud, señaló que la experiencia de ser tratados injustamente dificulta que los afroamericanos confíen en las instituciones médicas.

"Este es un problema de racismo estructural. Tiene sus orígenes en los últimos siglos". Recientemente, después de completar la investigación sobre las diferencias raciales durante la epidemia, David Asch, director ejecutivo del Centro de Medicina de Pensilvania para la Innovación en los Cuidados de la Salud, emitió dichas palabras.

En Estados Unidos, donde la brecha entre ricos y pobres se está ampliando, la cantidad de riqueza determina cuánto derecho a la vida y la salud tiene un individuo. Es una realidad que muchas familias estadounidenses tienen que afrontar, ya que no se atreven a recibir tratamiento porque no tienen seguro médico.

Philip Alston, el relator especial de la ONU sobre la pobreza extrema y derechos humanos, señaló que los pobres en Estados Unidos son los más afectados por el nuevo coronavirus, son más susceptibles al virus y tienen una mayor tasa de mortalidad.

La epidemia ha ampliado aún más la brecha entre ricos y pobres en Estados Unidos. Cuando decenas de millones de estadounidenses perdieron sus trabajos e ingresos debido a la epidemia, la riqueza de más de 650 multimillonarios aumentó en 1,3 billones de dólares el año pasado.

Frank Clement, director ejecutivo de la Organización de Justicia Fiscal de Estados Unidos, señaló: "La crisis epidémica está aplastando a la gente de color y a los trabajadores de bajos ingresos en Estados Unidos, mientras que los multimillnarios, que casi todos son blancos, han logrado una riqueza vertiginosa".

La epidemia se ha convertido en un amplificador y catalizador de los problemas sociales estadounidenses, exponiendo una crisis estadounidense típica.

En Estados Unidos, donde la sociedad está tan destrozada, la lucha contra la epidemia está condenada al fracaso. Obligar a Estados Unidos a ocupar el primer lugar en el "ranking mundial de lucha contra la epidemia" no es más que un "método de victoria espiritual" para autoengañarse.

Para algunos políticos estadounidenses que están obsesionados con las conspiraciones, difamaciones y distorsiones, volver a la realidad lo antes posible y enfrentarse al problema de frente es el camino correcto. Continuar echándole la culpa a otros solo aumentará el dolor de la gente. 

(Web editor: 吴思萱, Zhao Jian)

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