El juego estadounidense de echar la culpa a otros por el COVID-19 está destinado al fracaso

Pueblo en Línea  2021:08:12.13:35

(Dibujos animados de Lu Lingxing)

Con una mano manipulando la segunda fase del rastreo del origen del COVID-19 y con la otra amenazando a la Organización Mundial de la Salud (OMS) y a los científicos para que renuncien a su postura basada en la ciencia, ciertas personas en EE.UU se han devanado los sesos para llegar a una forma de estigmatizar a China en nombre del COVID-19. 

Ya sea desde la pandemia de gripe de 1918 hasta la pandemia de COVID-19, echar la culpa a otros bajo la premisa de rastrear los orígenes de tales enfermedades se ha convertido en una táctica de EE.UU.

La investigación sobre los orígenes del virus responsable de la pandemia de COVID-19 es un tema científico. Sin embargo, en un intento de fabricar mentiras sobre los orígenes del COVID-19, Estados Unidos ha ejercido presión y censurado a todo el personal que pide un enfoque científico para realizar el rastreo del origen del COVID-19. Estados Unidos politizó el virus, ensombreció el proceso de rastreo de su origen y cambió la segunda fase del rastreo del origen en la dirección equivocada.

Estados Unidos está quedando severamente destrozado por su propia política interna. Actualmente, sus dos principales partidos políticos están compitiendo entre sí para manejar la pandemia de COVID-19. Eludir la responsabilidad, convertirse en chivos expiatorios y utilizar la pandemia como una herramienta para demonizar al otro lado se ha adoptado como una práctica común dentro del contexto de la política electoral competitiva.

Los hechos y la verdad hablan más fuerte que cualquier otra cosa, y cualquier intento de buscar una forma de politizar el rastreo del origen del virus y echar la culpa a otros como encubrimiento de los propios errores será finalmente desarraigado por la comunidad internacional como nada más que una artimaña política. Estados Unidos, como colosal productor de mentiras y la mayor fuente de información falsa del mundo, está abocado a recibir la condena de la comunidad internacional.