Zhang Menghe entrega una caja de mercancías a un repartidor del tren No. 57031. (Foto: China Daily)
Por Yuan Hui y Ye Zizhen
Además de ser el conductor principal del tren No. 57031, Zhang Menghe también es amigo de aquellos que trabajan o residen a lo largo de la ruta que cubre la línea Linhe.
Él y sus dos colegas entregan las necesidades diarias, agua y herramientas a las 25 estaciones y seis puntos para el control de la desertificación que están ubicados en la línea Linhe.
Conectando la estación Linhe de la ciudad de Bayannuur, en la región autónoma de Mongolia Interior, con la estación de Hami, en la región autónoma Uygur de Xinjiang, la línea recorre más de 1.390 kilómetros y sirve como puerta de entrada para unir el noroeste de China con Mongolia Interior.
Atraviesa tres desiertos a lo largo del camino, el Badain Jaran, el Ulan Buhe y el Yamare. El tren no. 57031 es la única fuente de agua para aquellos que trabajan en estaciones del desierto.
A diferencia de los trenes de alta velocidad, el tren de Zhang, que va desde la estación de Linhe hasta la estación de Mazongshan, en la provincia de Gansu, viaja a una velocidad promedio de apenas 35 kilómetros por hora.
Su función principal es el transporte de mercancías y personal.
Zhang y sus colegas dejan Linhe todos los lunes por la mañana, llegan a Mazongshan el miércoles por la mañana, y el jueves regresan a Linhe. Los tiempos de viaje varían, pero un viaje de ida y vuelta suele tomar hasta 90 horas.
"Comencé a trabajar en la línea Linhe cuando comenzó a operar en 2005", recuerda Zhang, de 59 años.
"Desde 2017, he trabajado con el tren no. 57031. Cada año realizó entre 50 viajes de ida y regreso entre Linhe y Mazongshan".
El 18 de octubre, se reportaron algunos casos de COVID-19 en Ejine Banner, Mongolia Interior, y el transporte público en la región fue suspendido para evitar la propagación del virus.
A Zhang se le informó que él y su equipo eran necesarios para entregar máscaras faciales, trajes protectores y desinfectante a las áreas afectadas por el virus.
"Cuando me dieron la misión, sabía que sería imposible volver a casa hasta que no reportaran más casos nuevos, así que estaba física y mentalmente preparado para vivir en el tren", afirma Zhang.
Antes del primer viaje, que estaba programado para el 25 de octubre, Zhang hizo los arreglos necesarios con su esposa respecto a los asuntos familiares.
"Mi esposa vive en Bayannuur, y mi hija y mis dos nietas viven en Baotou (Mongolia Interior). Como yo estaba fuera, tuve que depender de familiares para que los cuidaran en caso de emergencia", afirma Zhang.
Preocupado por aquellos que vivían a lo largo de su ruta, Zhang siempre entregó a tiempo las solicitudes de verduras frescas, arroz y medicinas.
A las 8 de la mañana del día en que debían partir por primera vez, Zhang y sus colegas comenzaron a cargar suministros y otros artículos solicitados por los residentes de la línea Linhe.
"Los tres tuvimos que cargar 16 toneladas métricas de suministros, y además asegurarnos de clasificarlos bien para no confundir los paquetes que debían descargarse en cada estación", señala.
Antes de partir, esterilizaron tres veces todo el tren y los suministros.
"Se sentía como si una capa de tu piel estuviera siendo despojada. Estaba sudando cuando estábamos cargando los suministros, pero sentí que nuestros esfuerzos valieron la pena cuando las personas pudieron obtener a tiempo los artículos que necesitaban ", añade.
Zhang mantuvo una lista de tareas pendientes, en la que registró los nombres de las personas y los artículos que necesitaban.
"Tiene un corazón amable. Cada vez que llamaba para pedirle que trajera artículos a nuestra estación, nunca se negaba. Incluso nos trajo la comida que él mismo había cocinado. Todos apreciamos su ayuda", asegura Hou Peng, jefe de la estación de Tuodichuan.
Después de 35 largos días a bordo del tren no. 57031, se le indicó que podían regresar a casa y estar con sus familias.
Ese 29 de noviembre, bien temprano y sin demora, Zhang desinfectó su tren con una amplia sonrisa.
(Web editor: Zhao Jian, 周雨)