Los artesanos indígenas mexicanos han denunciado el plagio de sus diseños por parte de marcas y diseñadores internacionales y han tachado como una violación a la propiedad intelectual su intento de justificar el uso de estos patrones como un homenaje al patrimonio cultural local, destaca RT.
Irma Pineda, representante de los pueblos indígenas de Latinoamérica y el Caribe ante la ONU, opina que ese "es un argumento falaz de estas empresas, que lo único que buscan es justificar o matizar el robo que están haciendo de las creaciones de los pueblos", y denuncia que se trata de un "un abuso y un robo descarado".
Según la organización Impacto, entre 2012 y 2019, 23 marcas internacionales se han apropiado de los diseños tradicionales de pueblos indígenas. El escándalo del robo de identidad textil estalló en 2015, cuando Susana Harp, cantante y senadora de la República, denunció en su cuenta de Twitter el hurto de un diseño mexicano.
Hoy en día, seis años después de aquella denuncia en Twitter, la Cámara Alta de la República, aprobó por unanimidad la Ley Federal de Protección del Patrimonio Cultural de los Pueblos y Comunidades Indígenas, que estipula que todo aquel que robe o plagie la identidad textil y cultural de los pueblos autóctonos podrá recibir una pena de hasta 20 años de cárcel.
A pesar de este avance en temas textiles, aún quedan muchos frentes de batalla. En diferentes naciones del mundo, casas de subasta no solo se adueñaron de piezas prehispánicas, sino que además las vendieron o intentaron hacerlo.
(Web editor: Zhao Jian, 周雨)