Empleados trabajan en una planta de producción de chips en Huai’an, provincia de Jiangsu, marzo del 2022. (Foto: Zhao Qirui/ China Daily)
Por China Daily
A medida que el mundo todavía está lidiando con una prolongada crisis de suministro de chips, un reportaje emitido por medios de comunicación surcoreanos exacerbó las preocupaciones de que una alianza de chips de motivación geopolítica divida aún más la cadena global de la industria de semiconductores, perjudicando el desempeño y los resultados de miles de empresas.
Business Korea informó que el gobierno de los Estados Unidos propuso establecer con sus aliados una alianza de la industria de semiconductores, Corea del Sur y Japón incluidos, para tratar de mantener a raya y deprimir a la incipiente industria de semiconductores de la parte continental de China.
La noticia, aunque aún no ha sido confirmada por los implicados, no sorprende a los especialistas de la industria. Estados Unidos durante mucho tiempo ha tratado de aprovechar su destreza tecnológica en semiconductores para contener a las empresas que tienen su sede en la parte continental de China. Asimismo, dentro de la cadena de suministro de semiconductores ha buscado construir una alianza que sea liderada por Washington y que excluya a China.
Sin embargo, el último intento político de acorralar a Japón y a Corea del Sur probablemente no arrojará los resultados que pretende. El informe de Business Korea citó a una fuente anónima de la industria que asegura que la propuesta no era "totalmente aceptable" para Seúl porque los gigantes surcoreanos de chips Samsung Electronics y SK Hynix han invertido miles de millones de dólares en instalaciones de fabricación clave en la parte continental de China.
Debido a que es el mercado de chips más grande del mundo, la parte continental de China es una zona indispensable de la cadena industrial global de semiconductores.
La empresa de investigación de mercado Daxue Consulting detalló que en la parte continental de China se consume más del 50 por ciento de todos los semiconductores del mundo, que luego se ensamblan en productos tecnológicos para ser reexportados o vendidos en el mercado interno para el consumo minorista final.
La lógica es simple y clara: la parte continental de China es un mercado demasiado grande para que cualquier compañía de chips lo ignore, no solamente las compañías surcoreanas sino también las compañías estadounidenses. La parte continental de China anualmente importa más de 300 mil millones de dólares en semiconductores. Y la mayoría de las principales empresas estadounidenses de semiconductores logran en la parte continental de China un 25 por ciento de sus ventas, precisó un artículo publicado en el portal digital de Brookings Institution.
"Hoy y en el futuro, el acceso a este mercado masivo es esencial para el éxito de cualquier empresa de chips que se considere competitiva a nivel mundial ", indicó la Asociación de la Industria de Semiconductores, un grupo con sede en Washington.
Mientras tanto, la parte continental de China también está desempeñando un papel cada vez más importante en el diseño global de la fabricación de chips. En el 2019, representó el 11 por ciento de la capacidad mundial de fabricación de semiconductores, y se pronostica que para el 2025 el número alcanzará el 18 por ciento y casi el 19 por ciento para el 2030.
En tal contexto, no tiene ningún sentido que Estados Unidos construya una alianza que excluya a China. El precio a pagar sería demasiado grande.
En lugar de consolidar el dominio de los semiconductores estadounidenses, tales artimañas deteriorarán aún más los problemas globales prolongados en los suministro de chips, hecho que afectará las ganancias de las empresas estadounidenses.
La experiencia ya lo ha demostrado. Cuando el gobierno de Estados Unidos esgrime su hegemonía de semiconductores y toma enérgicas medidas contra las compañías tecnológicas chinas, incluidas Huawei Technologies y Semiconductor Manufacturing International Corp, lo único que logra es desencadenar una ola de acumulación de pánico en el sector de los chips que alimenta la escasez y daña los intereses de las compañías de chips estadounidenses como Qualcomm e Intel.
Tales preocupaciones son dignas de especial atención. La última investigación de Susquehanna Financial Group demostró que los problemas globales de suministro de chips parecían haber empeorado. Los tiempos de espera para las entregas de semiconductores alcanzaron en el mes de marzo un nuevo máximo. Los plazos de entrega o los retrasos entre la orden y la entrega remontaron desde dos días hasta 26,6 semanas.
Dividir el sector global de semiconductores para sofocar el desarrollo de chips emergente de la parte continental de China solo empeorará la actual crisis de suministros. Ante el daño colateral que podría sufrir su economía, Washington no debería mirar a un lado. Ya ha quedado demostrado en el desempeño actual de su industria automotriz.
En una carta reciente a Gina Raimondo, secretaria de Comercio de Estados Unidos, la Cámara de Comercio de Estados Unidos le recordó que la industria de los semiconductores es global y depende de los mercados abiertos y las cadenas de suministro de todo el mundo. Ese es un hecho díficil de cambiar. Es por ello que los políticos deben ser conscientes de esa realidad a la hora de redactar políticas que busquen incidir en la industria de los semiconductores.
(Web editor: Rosa Liu, Zhao Jian)