Por Zhong Sheng
Los hechos han demostrado, una y otra vez, que los comentarios y actos erróneos de Estados Unidos constituyen el peor daño al orden internacional.
Desde el estallido del conflicto entre Rusia y Ucrania, Estados Unidos en lugar de promover conversaciones de paz ha tomado el conflicto como una oportunidad para aumentar una atmósfera de la narrativa binaria amigo-enemigo.
Algunos políticos en Estados Unidos han enfatizado deliberadamente el concepto "Occidente" cuando afirman que "Occidente es ahora más fuerte y está más unido que nunca", y elogian a Estados Unidos como defensor del orden internacional basado en reglas, mientras coaccionan sin escrúpulos a otros países para que tomen partido y buscan que se comprometan con la ideología estadounidense.
Detrás de tales acciones de intentar dividir el mundo en diferentes bloques y avivar la confrontación entre la comunidad internacional, reside la lógica estadounidense de confrontación de bloques con mentalidad de Guerra Fría, intención que va en contra de la tendencia predominante de estos tiempos que resalta que todos los países comparten un futuro común.
La política exterior estadounidense desde la Segunda Guerra Mundial se ha basado en una idea simple: "O estás con nosotros o contra nosotros. Estados Unidos debe liderar, los aliados deben seguirlo, y pobres de aquellos países que se opongan a su primacía", como señaló Jeffrey D. Sachs, profesor de la Universidad de Columbia.
Los verdaderos colores de Estados Unidos, un matón al que no le importa el orden internacional, se han hecho más evidentes desde el comienzo del conflicto entre Rusia y Ucrania.
Para formar una alianza antirrusa, Estados Unidos ha presionado a otros países haciendo llamamientos, publicando declaraciones y obligándolos a elegir "cómo quieren aparecer en los libros sobre la crisis de Ucrania".
Después de que todas estas medidas fracasaron, Estados Unidos amenazó descaradamente con sanciones a otros países, e incluso difundió desinformación para difamarlos e intimidarlos. Centrada en el principio de “Estados Unidos primero” y su incuestionada supremacía, la política exterior de Estados Unidos está dirigida a mantener la hegemonía e intimidar a los demás. Jamás ha tenido nada que ver con la igualdad y el respeto mutuo.
El diálogo y las negociaciones son la única forma correcta de resolver el conflicto entre Rusia y Ucrania, mientras que obligar a otros países a tomar partido solo perturbará los esfuerzos para resolver la crisis.
Muchos países han expresado explícitamente su negativa de seguir a Estados Unidos en la adopción de posiciones o acciones hostiles contra Rusia. Creen que las sanciones unilaterales no resolverán ningún problema y podrían desencadenar una crisis humanitaria de mayor escala, aumentando el sufrimiento de las personas de a pie.
Entre la mayoría de los países en desarrollo y los países occidentales, incluido Estados Unidos, existe un desacuerdo sobre la respuesta a la crisis de Ucrania. Las actitudes de estos países en desarrollo reflejan su vigilancia sobre los actos que puedan escalar la confrontación geopolítica, señaló la revista The Diplomat.
Los actos hegemónicos de Estados Unidos han despertado repulsión entre muchos países, especialmente los países en desarrollo, y han incurrido en críticas generalizadas.
Los legítimos derechos e intereses de un gran número de países en desarrollo han sido violados, incluso se han visto obligados a elegir bando o renunciar a su autonomía diplomática, fustigó el ministro de Relaciones Exteriores de Argelia, Ramtane Lamamra, subrayando que esta situación no debe continuar.
Muchos usuarios de Internet de países en desarrollo señalaron que al jactarse de que más de 40 países se han unido para imponer sanciones contra Rusia, lo que ha hecho Estados Unidos es revelar el hecho de que más de 140 países -que constituyen la abrumadora mayoría de los miembros de las Naciones Unidas (ONU)- no lo han hecho.
Algunos internautas han demostrado al mundo a través de mapas que la llamada "comunidad internacional" a la que se refiere Estados Unidos era de hecho absolutamente "la minoría de los miembros".
Los medios de comunicación estadounidenses también han admitido que, a medida que el impacto del conflicto entre Rusia y Ucrania se extiende a la política global, la alianza occidental -aunque parece más cercana que nunca- está experimentando un aislamiento sin precedentes.
Si bien Estados Unidos ha insistido en vender la confrontación de bloques, ha recibido respuesta de pocos países. Esto ha demostrado que el hegemonismo está en contra de la tendencia general de la historia y que ese tipo de actos son impopulares y deberían haberse abandonado desde hace mucho tiempo.
En el mundo sólo hay un sistema internacional: el sistema internacional con la ONU como núcleo. Sólo hay un orden internacional: el orden internacional respaldado por el derecho internacional. Y sólo hay un conjunto de reglas: las normas básicas que rigen las relaciones internacionales respaldadas por los propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas.
Al hacer alarde del llamado "orden internacional basado en reglas", Estados Unidos está, de hecho, reemplazando con las reglas de un puñado de países las reglas internacionales aceptadas por la comunidad internacional. Y al recurrir con frecuencia a la jurisdicción de brazo largo, sanciones unilaterales y otras medidas, Estados Unidos está imponiendo sus reglas internas a la comunidad internacional.
Estados Unidos no tiene derecho a representar a la comunidad internacional, y mucho menos tiene derecho a señalar con el dedo a otros países en nombre de la comunidad internacional.
Los actos que van en contra de la tendencia predominante de la paz y el desarrollo mundiales, como el juego de amenazas y la creación de enfrentamientos, son inoportunos e imposibles que tengan éxito.
Contra el complejo panorama internacional, adoptar al lidiar con la diferencia de opiniones un enfoque simplista de "amigo o enemigo" y "blanco o negro", e incluso usar la crisis como una oportunidad para reprimir a otros países, sólo causará mayores problemas.
Como miembro de la aldea global, Estados Unidos no debería intentar sustituir las reglas de la aldea con sus reglas internas, y mucho menos permitir que la doctrina hegemónica de “Estados Unidos primero” socave el orden internacional, o la hegemonía estadounidense pisotee las reglas internacionales.
A medida que el mundo se enfrenta a impactos combinados de cambios profundos y una pandemia que no se ha visto en un siglo, así como a diversas crisis, lo que necesitan los países del orbe es estabilidad y certidumbre, en lugar de destrucción.
(Zhong Sheng es un seudónimo utilizado por el Diario del Pueblo para expresar sus puntos de vista sobre política exterior y asuntos internacionales).
(Web editor: Rosa Liu, Zhao Jian)