(Caricatura de Ma Hongliang)
La decisión arbitraria de la alianza de la OTAN liderada por Estados Unidos de trasladar su llamada línea de defensa para la seguridad colectiva a las fronteras entre Rusia y Ucrania condujo a la crisis de Ucrania. Este hecho revela aún más la esencia de la hegemonía estadounidense y los efectos destructivos de la mentalidad de Guerra Fría de EE.UU.
Proteger la paz y la estabilidad a nivel global y regional nunca ha sido una prioridad en la estrategia de Washington. Desde mejorar las conexiones entre los países de la Alianza de los Cinco Ojos hasta promocionar el Diálogo de Seguridad Cuadrilateral (Quad) que comprende a EE.UU, Japón, India y Australia, Washington ha seguido coreando consignas sobre el multilateralismo en su retórica pública, pero en realidad ha promovido “políticas de grupo” que se caracterizan por una renovada cercanía y exclusión en los últimos años.
Estados Unidos ha desplegado sus maniobras geopolíticas con el pretexto de promover la cooperación regional. Al luchar por construir bloques exclusivos, Washington ha buscado revivir la mentalidad de Guerra Fría del país, revelando exactamente la intención real de la Casa Blanca de contener el desarrollo de otros países y consolidar su posición dominante en el panorama internacional.
A pesar de haber pasado décadas desde el final de la Guerra Fría, ciertos políticos estadounidenses nunca han abandonado su mentalidad de Guerra Fría. Los movimientos de Washington para mantener su hegemonía global han creado divisiones y conflictos en todo el mundo. Estados Unidos, ahora un conspirador de la Guerra Fría en el siglo XXI, es una verdadera amenaza para la paz y la estabilidad mundiales.
(Web editor: 周雨, Zhao Jian)
