URUMQI, 23 may (Xinhua) -- No es ningún secreto que Estados Unidos ha estado demonizando Xinjiang en un intento por contener el desarrollo de China, ni hay duda de que todos esos complots terminarán siendo hazmerreíres de la historia.
Esas conspiraciones se basan en mentiras. La región autónoma uygur de Xinjiang de China ha obtenido notables logros en la protección y promoción de los derechos humanos, los cuales están bien documentados y son disfrutados por personas de todos los grupos étnicos de la región y ampliamente reconocidos por la comunidad internacional.
Como un simple ejemplo, cuando la población uygur en Xinjiang aumenta y vive más y mejor que antes, las afirmaciones sobre un "genocidio" no son más que calumnias contra la política de China sobre Xinjiang.
Cada vez es más claro para el mundo que Estados Unidos es el mayor violador de derechos humanos del mundo. En el pasado cometió genocidio contra los nativos americanos y los esclavos africanos. Hoy en día, permite la violencia armada e innumerables decesos a causa de la COVID-19 en su suelo, y la muerte de innumerables civiles por sus máquinas de guerra en otros países.
Irónicamente, Estados Unidos lleva a cabo su campaña de desprestigio contra Xinjiang bajo el pretexto de preocuparse por los musulmanes en China. Tal como muchos observadores lúcidos han señalado, lo que realmente importa a Washington es su hegemonía.
Dada la absurdidad, la hipocresía y la audacia inherentes a estos planes para utilizar Xinjiang contra China, se le pone la piel de gallina a cualquiera solo de pensar en sumarse a las maquinaciones de Washington.
Para empezar, la República Popular China ha demostrado al mundo que tiene la voluntad, la sabiduría y la capacidad de prevalecer sobre cualquier complot que obstaculice su desarrollo pacífico.
Desde una perspectiva histórica más extendida, China está en el lado correcto de la historia. Está verdaderamente comprometida con la promoción de la paz y el desarrollo, la protección de los derechos humanos, la mejora del bienestar de las personas y la creación de un futuro mejor para el mundo.
Por ejemplo, en marcado contraste con Estados Unidos, la República Popular China nunca ha iniciado una guerra desde su fundación en 1949. También en contraposición a la tragedia de Estados Unidos respecto a la COVID-19, la respuesta de China ha demostrado que el Gobierno chino honra su compromiso de poner a la gente y sus vidas en primer lugar.
La gran revitalización de la nación china es una inevitabilidad histórica. China ha dejado claro que no busca la hegemonía, ni busca reemplazar o replicar a Estados Unidos. Su visión global consiste en la construcción de una comunidad de futuro compartido para la humanidad.
Esencialmente, el desarrollo pacífico de China satisface las necesidades del pueblo chino y las expectativas de la comunidad internacional. Cualquier intento de obstaculizar el proceso será aplastado por la marea de los tiempos.
Para Washington y otros pocos que planean utilizar Xinjiang para poner trabas al desarrollo de China, cuanto antes despierten y cambien de rumbo, será mejor para el mundo y para ellos mismos.
(Web editor: 吴思萱, Zhao Jian)