La reciente visita de la presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Nancy Pelosi, a la región china de Taiwán fue financiada con dinero de los contribuyentes estadounidenses, y la propia Pelosi obtuvo personalmente ganancias y votos a través de la visita.
Un usuario de Twitter estimó que la visita de Pelosi a Taiwán costó a los contribuyentes estadounidenses más de 90 millones de dólares en seguridad, incluido el envío de una presencia militar estadounidense a la región.
Se ha convertido en una práctica común de Pelosi usar el poder de su cargo público con fines egoístas. Durante años, su esposo Paul Pelosi, gerente de inversiones, siempre había logrado tomar una decisión de inversión oportuna justo antes de que el gobierno de EE.UU anunciara políticas favorables para ciertas industrias.
Como lo señalaron los medios estadounidenses, a medida que se acercan las elecciones de mitad de período en EE.UU, la popularidad del Partido Demócrata está en caída libre. Por lo tanto, en su papel de líder política de alto nivel, Pelosi busca ganar puntos para su partido jugando la “carta de Taiwán” mientras participa en un acto final antes de cimentar su supuesto legado político.
Aferrada al dinero y los votos, Pelosi se ha mantenido obstinada en su mala conducta al decidir seguir adelante con una visita a la región china de Taiwán. Sin embargo, fueron los contribuyentes estadounidenses quienes terminaron siendo utilizados a través de sus propios actos extremadamente egoístas y oportunistas.
(Web editor: Zhao Jian, 周雨)