La Oficina de Asuntos de Taiwan del Consejo de Estado y la Oficina de Información del Consejo de Estado de la República Popular China publicaron en agosto un libro blanco titulado "La Cuestión de Taiwan y la Reunificación de China en la Nueva Era" (Foto: VCG)
Por Gustavo Ng*
El intelectual Zhang Weiwei le habla a los occidentales. Como figura didáctica suele pedir que imaginemos Roma como un país que continúa al Imperio Romano. El Imperio Romano y China convivieron, pero el primero se despedazó y en cambio, China continúa.
En los días siguientes a la visita de la presidenta de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos, Nancy Pelosi a Taiwan el mes pasado, el gobierno chino emitió un Libro Blanco sobre el tema, en el que sostiene que en las épocas en que China fue débil, resultó dividida e incluso le fueron alienadas porciones de su territorio. Pero también advierte que cada vez que volvió a fortalecerse, recuperó su integridad.
Así, cuando en la dinastía Qing, el país fue vulnerable, Japón capturó la isla de Taiwan, de la misma forma que Gran Bretaña hizo con Hong Kong y Portugal con Macao. Pero ahora China está viviendo un proceso de, en términos del presidente Xi Jinping, “rejuvenecimiento”, y el Libro Blanco asegura que “la rueda de la historia no se detendrá”, con lo que “la reunificación es indefectible”.
Los libros blancos que emite la República Popular China son a la vez informes, toma de posición y doctrina para funcionarios gubernamentales y miembros del Partido Comunista de China. Este libro blanco sobre Taiwan ofrece argumentos históricos y fundamentos legales que demuestran de modo irrefutable que la isla es parte de China.
Menciona registros del año 230, durante el Período de los Tres Reinos, la presencia de las dinastías Sui (581 al 618), Song (960 al 1279) y Yuan (1271 al 1368), estas últimas ya con órganos administrativos en la isla. Asimismo, sostiene que “en 1684, se estableció una administración de prefectura de Taiwan bajo la jurisdicción de la provincia de Fujian” y en 1885 Taiwan “se convirtió en la vigésima provincia de China.”
En 1895 la isla fue capturada por Japón y en 1941, China, Estados Unidos y el Reino Unido emitieron la Declaración de El Cairo que establecía que Taiwan debía ser restaurada a China, lo que fue efectivizado en 1945.
El Libro Blanco recuerda que en 1971, la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó la Resolución 2758, que se comprometió a “restaurar todos sus derechos a la República Popular China y reconocer a los representantes de su Gobierno como los únicos representantes legítimos de China ante las Naciones Unidas”, con lo cual deshabilitó la representatividad de los delegados de Chiang Kai-shek, que presentaban a Taiwan como un país. Así, la ONU, no otorgó status a la existencia de “dos Chinas”.
El Libro Blanco menciona los esfuerzos del Partido Comunista por recuperar Taiwan desde su creación y, admitiendo que de los dos lados del Estrecho de Taiwan quedaron bandos que pelearon la guerra civil, no admite que esta división implique la existencia de dos países diferentes.
“Como resultado de la guerra civil en China a fines de la década de 1940 y la interferencia de fuerzas externas”, dice, “los dos lados del Estrecho de Taiwán han caído en un estado de confrontación política prolongada. Pero la soberanía y el territorio de China nunca se han dividido” y “el estatus de Taiwan como parte del territorio de China nunca ha cambiado”.
Sin expresar ni inducir que desde 1949 China podría haber intentado recuperar Taiwan por las armas, el informe recapitula el camino de acercamiento que los gobiernos comunistas y de la isla recorrieron hasta el presente.
“Poco después de su fundación en 1921, el PCCh (Partido Comunista de China) se fijó el objetivo de liberar a Taiwan del dominio colonial, reunirlo con el resto del país” y cuando se propusieron liberar a toda la nación, incluyeron a los taiwaneses, dice el informe.
El Libro Blanco inclusive enumera los logros que se han alcanzado en la relación, pese a las desavenencias políticas. Recuerda que “el liderazgo central del PCCh estableció contactos de alto nivel con las autoridades de Taiwan” en la búsqueda de una solución pacífica, y tras la Tercera Sesión Plenaria del XI Comité Central del PCCh en 1978, una vez que se hubieran establecido relaciones diplomáticas entre la República Popular China y los Estados Unidos, “los comunistas chinos, encabezados por Deng Xiaoping, definieron la directriz fundamental para la reunificación pacífica.”
Durante el gobierno del presidente Hu Jintao tuvieron lugar las primeras conversaciones entre los líderes del PCCh y el Kuomintang en seis décadas, lo que habilitó vínculos en las áreas de negocios y transporte, hasta llegar a la firma de un Acuerdo Marco de Cooperación.
El Libro Blanco enfatiza que actualmente los departamentos a cargo de las relaciones de ambos lados del Estrecho “han establecido contactos regulares y mecanismos de comunicación”, esfuerzos que “han resultado en un consenso sobre múltiples temas y promovieron una serie de iniciativas conjuntas”.
El documento asegura que tales iniciativas están “diseñadas para promover el bienestar del pueblo de Taiwan”, e incluyen el suministro de agua desde la provincia costera de Fujian a la isla de Kinmen, pases de viaje electrónicos para que los residentes de Taiwan entren o salgan del continente, permisos de residencia para residentes de Taiwan y facilidades para que “los compatriotas de Taiwán tengan acceso equitativo a los servicios públicos para facilitar sus estudios, creación de empresas, trabajo y vida en el continente”.
El informe ofrece cifras para dimensionar el intercambio. Por un lado, indica que el volumen del comercio a través del Estrecho pasó de sólo 46 millones de dólares en 1978 a 328.340 millones de dólares en 2021. Por otro, China continental ha sido el mercado de exportación más grande de Taiwan durante los últimos 21 años y también es el principal destino de las inversiones taiwanesas fuera de la isla –para fines de 2021, las empresas de Taiwán habían invertido en casi 124.000 proyectos en el continente, por un valor total de 71 340 millones de dólares.
En otro orden de cosas, en 1987 se realizaron menos de 50.000 visitas entre los dos bandos, pero en 2019 la cantidad se había disparado a unos nueve millones.
El Libro Blanco recuerda que para la reunificación ya está planteada la estrategia de “Un país, dos sistemas”, que es aplicado en Hong Kong. Considera el mecanismo como un logro del socialismo chino que servirá para resolver la cuestión de Taiwan, sosteniendo que “después de la reunificación pacífica (la que “sólo puede lograrse mediante consultas y debates entre iguales”), Taiwan podrá continuar con su sistema social actual y disfrutar de un alto grado de autonomía de conformidad con la ley. Los dos sistemas sociales se desarrollarán uno al lado del otro durante mucho tiempo.”
El Libro Blanco no sólo evidencia la certeza absoluta del gobierno de China en la reunificación como un destino histórico, sino que argumenta que, con China en una marcha ascendente e imparable, la reunificación significará una mejor vida para los taiwaneses.
El Gobierno de China promete en este Libro Blanco que con la reunificación “exploraremos un enfoque innovador para el desarrollo integrado y tomaremos la iniciativa para establecer una zona piloto para el desarrollo integrado a través del Estrecho en la provincia de Fujian”.
Anticipa “servicios públicos equitativos, universales y accesibles” para los taiwaneses, así como “medidas activas para institucionalizar la cooperación económica a través del Estrecho” y también anuncia la creación de un mercado común.
El informe también hace una revisión de los intentos de separar a Taiwan de China. Por un lado, sostiene que el Partido Progresista Democrático de Taiwan, DPP, niega el Consenso de 1992, intentando instalar una “desinización” de la isla, incitando a los separatistas radicales “a la hostilidad contra el continente”, obstruyendo y socavando los intercambios, la cooperación y el desarrollo integrado a través del Estrecho.
También sostiene que las autoridades de DPP “han aumentado constantemente sus fuerzas militares con la intención de buscar la “independencia’ y evitar la reunificación por la fuerza”, uniéndose a “fuerzas externas para tratar de sembrar las semillas de ‘dos Chinas’ o ‘una China, un Taiwán’”.
Por otra parte, menciona sin ambigüedades ciertas posiciones en los Estados Unidos. “Todavía perdidas en delirios de hegemonía y atrapadas en la mentalidad de la Guerra Fría”, dice el nuevo Libro Blanco, “algunas fuerzas estadounidenses insisten en percibir y retratar a China como un importante adversario estratégico y una seria amenaza a largo plazo.”
“Estas fuerzas”, agrega, “están utilizando a Taiwán como un peón para socavar el desarrollo y el progreso de China y obstruir el rejuvenecimiento de la nación china. Lo hacen a costa de los intereses, el bienestar y el futuro del pueblo de Taiwán, en lugar de beneficiarlos.”
Por otra parte, advierte que “las autoridades estadounidenses han declarado que siguen comprometidas con la política de una sola China y que no apoyan la ‘independencia de Taiwán’, pero sus acciones contradicen sus palabras.”
Ante los intentos de amputar Taiwan de China, el Libro Blanco afirma que la gesta de “rejuvenecimiento“ de China, que está ubicándola entre las principales potencias del mundo, no sólo impedirá (en última instancia por las armas) el alejamiento de Taiwan, sino que procurará la reunificación de modo irrenunciable.
Los Estados Unidos intentan interferir en los asuntos internos de China. Durante largo tiempo, el Gobierno chino ha mantenido la tesitura de no estimular el surgimiento de un sentimiento chino antinorteamericano.
El Libro Blanco sobre Taiwan no es un grito de guerra, pero es una potente expresión de orgullo patriótico.
* El autor es el editor de la revista argentina DangDai.
(Web editor: Zhao Jian, 周雨)