Por Woo Jin-hoon
Cortejando a Japón, a la República de Corea y a Taiwan de China, los Estados Unidos están tratando de establecer su liderazgo en las cadenas mundiales de suministro de semiconductores mediante la diseñada alianza Chip 4. La primera reunión fijará pronto una fecha.
La también llamada alianza de potencias de semiconductores tendrá limitados medios para abordar la escasez global de chips y, en cambio, podría terminar interrumpiendo la industria global y las cadenas de suministro. La fuerte dependencia de Estados Unidos de las importaciones para satisfacer sus necesidades de semiconductores y el aumento de las importaciones, unido a los efectos de la pandemia de COVID-19, causaron una escasez mundial de chips. Es por ello por lo que Estados Unidos, en función de sus intereses nacionales, está tratando de formar la alianza Chip 4.
Desde el año pasado, el Departamento de Estado de Estados Unidos ha estado tratando de actualizar su mecanismo de cooperación de chips promoviendo la alianza entre gobiernos y empresas de países aliados y socios, que esencialmente apoyan la industria nacional de chips de Estados Unidos. Todo ello tiene como fin reestablecer el control de Estados Unidos sobre las cadenas globales de suministro y aislar a China.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, el 9 de agosto firmó la Ley CHIPS y Ciencia del 2022, que incluye una inversión de 52 mil millones de dólares para impulsar la fabricación de chips y fortalecer la investigación y el desarrollo en función de crear más empleos, asegurar mejores niveles de suministros y competir contra China. Los fabricantes de chips que trasladen sus unidades de fabricación a Estados Unidos podrán recibir subsidios y beneficios fiscales, aunque bajo condiciones que les impide aumentar la inversión en China durante 10 años, una medida que puede ser rentable para Estados Unidos a corto plazo, aunque perjudicial a largo plazo.
Una vez que el Departamento de Comercio de Estados Unidos emite regulaciones específicas, los principales fabricantes de chips, como Intel, Samsung y Semiconductor Manufacturing Company, no podrán actualizar su producción en la parte continental de China, lo que significa que a pesar de sus inversiones masivas y estudiado diseño, podrían terminar fabricando productos de gama baja y, por lo tanto, sufrir enormes pérdidas comerciales.
El Congreso de Estados Unidos aprobó la ley CHIPS ignorando los llamamientos para que no lo hicieran emitidos por Intel y la Asociación de la Industria de Semiconductores de Estados Unidos.
Más allá de la Ley CHIPS y Ciencia , es probable que Japón, la República de Corea y la región china de Taiwan continúen negociando este tema con la administración estadounidense en términos más específicos y orientados a salvaguardar sus intereses a largo plazo.
Los principales fabricantes de chips de las economías "Chip 4" como Micron, Intel, Samsung, SK Hynix, TSMC y United Microelectronics Corporation tienen unidades en la parte continental de China, producción que contribuyó en el 2021 a cerca de un 20 por ciento de los ingresos netos de Intel y más de la mitad de los ingresos globales de Qualcomm. Además, los datos citados en un informe de la Cámara de Comercio e Industria de Corea demuestran que las exportaciones de chips de la República de Corea a China aumentaron 12,4 veces, desde un 3,2 por ciento en 2000 hasta un 39,7 por ciento en 2021.
La industria mundial de semiconductores y las cadenas globales de suministro operan sobre la base del principio de la ventaja comparativa. A través de la competencia leal y la división internacional del trabajo, las empresas fabricantes de chips han establecido un mecanismo razonable de asignación de recursos.
Si la competencia justa y equilibrada se ve obstaculizada por factores como la intervención excesiva del gobierno, el monopolio tecnológico y la información asimétrica, el funcionamiento del mercado podría verse afectado, generando enormes pérdidas para los gobiernos, las empresas y los consumidores.
Además, tratar de excluir a China de las cadenas globales de la industria de chips no será fácil. Por ejemplo, al imponerle sanciones y tratar de asfixiar sus canales de inversión, Estados Unidos asestará un duro golpe no solo a las empresas chinas de semiconductores, sino también a los gigantes internacionales de tecnología de la información y las comunicaciones que operan en China. Apple, por ejemplo, tiene muchas unidades de fabricación en China. De hecho, tiene al menos 30 compañías de su cadena de suministro que tienen fábricas en Shanghai, incluida Foxconn, un importante ensamblador que trabaja para Apple.
Además, las fábricas con sede en China importan semiconductores desde otros países y regiones que incorporaran a productos terminados que se exportan a muchas partes del mundo. Por lo tanto, al imponer sanciones a China, Estados Unidos interrumpirá en gran medida la industria de chips y las cadenas de suministro.
Para evitar que eso suceda, las economías que Estados Unidos está tratando de atraer a la "alianza Chip 4", así como otras economías y empresas fabricantes de chips, deben tomar medidas para mantener la industria y las cadenas de suministro existentes con el fin de garantizar su desarrollo sostenible y continuar obteniendo ganancias atractivas.
En cuanto a la República de Corea, Japón y la región china de Taiwan, podrían utilizar la Asociación Económica Integral Regional, entre otros acuerdos de libre comercio y mecanismos de cooperación, para salvaguardar la industria y las cadenas de suministro en Asia oriental. Un mercado con una fuerte demanda puede ser un poderoso promotor de la innovación tecnológica y un motor de productividad y crecimiento.
Fuente: China Daily
El autor es profesor invitado en la Escuela Internacional de Negocios de la Universidad de Estudios Extranjeros de Beijing.
Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor.
(Web editor: Rosa Liu, Zhao Jian)