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JLWC: la responsabilidad histórica que debe asumir Japón

DIARIO DEL PUEBLO digital  2022:09:20.17:12

JLWC: la responsabilidad histórica que debe asumir Japón

Zhong Sheng

Recientemente, el Director General de la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ), Sr. Fernando Arias, y una delegación de más de 40 enviados permanentes y representantes de varios países ante la OPAQ, realizaron una videoconferencia, en la que las partes fueron informadas sobre la situación general de las armas químicas abandonadas por Japón en China (en adelante denominadas "JLWC") y el progreso de su destrucción. Ellos conocieron, de forma virtual, el mayor lugar de enterramiento de JLWC encontrado hasta ahora en China, y situado en Harbaling, ciudad de Dunhua, en la provincia de Jilin. La delegación acordó unánimemente que se debe conceder gran importancia a la cuestión de las armas químicas japonesas abandonadas en China, confirmar su destrucción lo antes posible, eliminar el daño perpetrado a China y hacer esfuerzos reales para establecer un "mundo libre de armas químicas".

En la guerra de agresión contra China, el ejército japonés utilizó muchas armas químicas. Para encubrir sus crímenes, una gran parte de ellas las enterró o abandonó en ríos y lagos antes de que fueran derrotados. En la actualidad, en el territorio chino que fue asolado por la guerra japonesa, se han verificado más de 120 emplazamientos de JLWC en 18 provincias, regiones autónomas y municipios. Solamente en Harbaling hay unas 330.000 armas de ese tipo. Tanto el alcance como la cantidad de de JLWC son impactantes. El uso de armas químicas es uno de los graves crímenes cometidos por el militarismo japonés contra China, y han puesto en peligro durante mucho tiempo la vida y la salud de la población y la seguridad ecológica de las zonas afectadas del país.

La total eliminación, limpia y exhaustiva, de los restos de armas químicas japonesas que se encuentran en suelo chino y la eliminación del legado de guerra de la agresión de Japón contra China es un compromiso solemne del gobierno chino con su pueblo. También es la forma correcta de salvaguardar los logros de la victoria de la guerra mundial contra el fascismo. Desde la década de los años 90, China y Japón han negociado la destrucción de las armas químicas que abandonaron los bélicos nipones. En ese sentido, en 1997 entró en vigor la Convención sobre la Prohibición de las Armas Químicas. Bajo los activos esfuerzos de China y el firme apoyo de la comunidad internacional, la Convención estipula claramente que los países que abandonan las armas deben proporcionar todos los recursos financieros, técnicos, expertos, instalaciones y todo tipo de asistencia que se necesite para la destrucción de las armas químicas abandonadas. Debido a las fuertes presiones políticas, legales y públicas, Japón tuvo que ceder y admitir sus errores. En 1999, China y Japón firmaron un memorandum sobre la destrucción de las armas químicas abandonadas por Japón en China, y la eliminación de las JLWC entró en una etapa de progreso.

Sin embargo, el proceso de destrucción de las armas químicas japonesas siempre ha tenido tropiezos. De acuerdo con las disposiciones de la Convención sobre la Prohibición de Armas Químicas, Japón debería haber completado la destrucción en 2007, pero ellos no han prestado la suficiente atención, no han invertido lo suficiente y tampoco tienen la voluntad necesaria. El progreso de la destrucción de las de JLWC está muy retrasado. Hasta el momento, sólo se han destruido unos 60.000 JLWC y se han excavado y recuperado unos 90.000 JLWC. Esto resulta inexplicable para el pueblo chino y para la comunidad internacional. Japón no ha proporcionado a China las pistas completas y precisas sobre los lugares de enterramiento, y hasta ahora no se ha podido aclarar el número total de armas químicas japonesas abandonadas ni los lugares específicos donde se encuentran. Las JLWC llevan décadas enterradas bajo tierra, provocando una alta contaminación que debe ser tratada con urgencia. Sin embargo, Japón se muestra reacio a asumir su responsabilidad histórica.

Este año se celebra el 50o aniversario de la normalización de las relaciones diplomáticas entre China y Japón. Es una importante oportunidad para que ambas partes hagan balance de la historia y construyan un futuro común. La cuestión del legado de las JLWC es un campo de pruebas para precisar si los japoneses puede enfrentarse a su historia y contribuir a la paz, la estabilidad y el desarrollo regionales. Japón debería darse cuenta de que en el tema de las armas químicas abandonadas en China no les funcionará decir una cosa y hacer otra, tratando de eludir y restarle importancia para salir del paso. Mientras no se destruyan por completo las JLWC, el pueblo chino no renunciará a exigir responsabilidades. Asimismo, la presión de la comunidad internacional aumentará.

La Convención sobre la Prohibición de las Armas Químicas (CAQ) lleva 25 años en vigor. Es el llamamiento de la comunidad internacional para resolver la cuestión del legado JLWC y lograr que la aspiración de un "mundo libre de armas químicas" sea posible. Japón debe mostrar la voluntad política de cumplir con sus obligaciones internacionales. Junto a ello, debe tener el coraje político para expiar sus pecados históricos, aumentar su inversión para eliminar su nefasto legado de armas químicas y devolver la limpieza del territorio nacional afectado al pueblo chino.

(Zhong Sheng es un seudónimo que utiliza a menudo en Diario del Pueblo para expresar sus opiniones sobre política exterior y asuntos internacionales).

(Web editor: Zhao Jian, 周雨)

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