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La comunidad internacional no compra el cuento de la "trampa de deuda china"

Xinhua  2023:01:10.08:39

BEIJING, 9 ene (Xinhua) -- Michael Ondaatje, uno de los más grandes cronistas de Sri Lanka, afirmó que "en Sri Lanka, una mentira bien dicha vale más que mil hechos".

Esta afirmación parece cierta en el caso del mito de la "trampa de deuda china", por el cual los propagadores de rumores apuntan con frecuencia a la financiación de China sobre el puerto Hambantota de Sri Lanka.

Al armar un alboroto en torno a las inversiones chinas y los problemas de deuda de Sri Lanka, y hacer la vista gorda frente al hecho de que la mayor parte de la deuda de la nación proviene del Occidente, quienes esparcen rumores intentaron vender una falacia "post hoc ergo propter hoc" y tergiversar la causa de los problemas económicos de Sri Lanka.

La comunidad internacional no acepta las acusaciones del Occidente y, en particular, las de Washington sobre la dicha trampa. En cambio, "muchos países prefieren comprometerse con China, ya que el país asiático les está dando una mejor opción" acorde a sus modelos sociales y de gobernanza, dijo a Xinhua Shakeel Ahmad Ramay, director ejecutivo del Instituto Asiático de Investigación y Desarrollo de Civilización Ecológica en Pakistán.

Mientras tanto, el Sur Global es muy consciente de los motivos ocultos que teje Estados Unidos sobre la llamada "trampa de deuda", una mentira cuidadosamente orquestada para socavar la cooperación entre los países en desarrollo y mantener la hegemonía estadounidense mediante el saqueo y la manipulación de otras economías.

EL DERRUIDO MITO DE LA "TRAMPA DE DEUDA"

Una acusación ampliamente difundida reza que los bancos chinos ofrecieron a Sri Lanka préstamos abusivos para construir el puerto de Hambantota a pesar de la falta de rentabilidad del proyecto y, finalmente, empujaron a Sri Lanka al incumplimiento de deuda, por lo que el país tuvo que ceder el control a una empresa china a cambio del alivio de la misma.

Todas estas denuncias no se sostienen.

Un reciente informe de la agencia de prensa Liberation News, con sede en Nueva York, reveló que un experto indio acuñó el término en un artículo en 2017 sin previa investigación. Poco después, algunos medios y políticos occidentales trabajaron perversamente para exagerar la falacia de la mano de diversas historias inventadas.

En un caso notorio, la BBC News editó una entrevista con Deborah Brautigam, académica estadounidense que ha cuestionado la falsedad de esta narrativa, omitiendo deliberadamente todas las pruebas que citó la experta, en pos de engañar a los oyentes.

De hecho, después de una larga investigación realizada en colaboración con Meg Rithmire, profesora asociada de la Escuela de Negocios Harvard, Brautigam, profesora de economía política internacional en la Universidad Johns Hopkins, concluyó que la narrativa de la trampa de deuda es solo "una mentira poderosa".

En un artículo publicado en Atlantic en 2021, las académicas argumentaron que los acreedores chinos están dispuestos a reestructurar los términos de los préstamos existentes y nunca han incautado un activo nacional.

En cuanto a la difícil situación financiera que enfrenta Sri Lanka, los datos de su Departamento de Recursos Externos muestran que a partir de 2021, un asombroso 81 por ciento de la deuda externa del país era propiedad de instituciones financieras estadounidenses y europeas, así como de Japón e India, en gran contraste con el 10 por ciento adeudado a Beijing.

"Sri Lanka tiene el 47 por ciento de su deuda en bonos soberanos internacionales, que son los más dolorosos de pagar", dijo a Xinhua Kasun Kariyawasam, economista cingalés, al referirse a la pluralidad de la deuda externa de su país, que es propiedad de bancos y fondos buitres occidentales.

La evidencia empírica demuestra que el reclamo contra China es falso y se basa en narrativas distorsionadas, anotó.

"Sri Lanka podría hundirse en el Océano Índico y la mayor parte del mundo occidental no se daría cuenta", señaló Brautigam Subhashini Abeysinghe, director de investigación del grupo de expertos Verite Research, con sede en Colombo.

Entonces, ¿por qué este país insular se nombra tanto en los discursos de los políticos occidentales desde 2017?

En pleno apogeo de la cooperación dentro del marco de la Franja y la Ruta, "China actualmente ofrece una alternativa a los esquemas tradicionales de financiamiento, que representa una ayuda de desarrollo más próspera y realista", pero también se trata de una amenaza en ojos de los países occidentales, quienes crearon un discurso para disuadir a los países en desarrollo que dejen de comprometerse con China, dijo a Xinhua el economista argentino Pablo Levinton.

El ministro de Relaciones Exteriores de Sri Lanka, Mohamed Ali Sabry, ha condenado últimamente la narrativa de la "trampa de deuda china" como un "discurso occidental".

Cuando Sri Lanka vino a China en busca de fondos, China fue respetuosa y nunca obligó a Sri Lanka a tomar dinero, dijo el canciller, quien agregó que China también proporcionó a Sri Lanka algunos servicios financieros y líneas de crédito, así como asistencia humanitaria.

LA VERDAD SOBRE LAS INVERSIONES CHINAS

El entusiasmo en todo el Sur Global por participar en las iniciativas de desarrollo propuestas por China ha anulado la propaganda occidental contra el país asiático.

China ha firmado documentos de cooperación bajo la Iniciativa de la Franja y la Ruta con 150 países y 32 organizaciones internacionales, y la Iniciativa de Desarrollo Global también ha ganado el apoyo de más de 100 países e instituciones internacionales.

Hay muchas razones por las que las inversiones chinas han sido acogidas de forma positiva. Fundamentalmente, la financiación que brinda China para el desarrollo está dedicada al receptor, ya que "los proyectos de infraestructura no los determina China sino quien los recibe, en función de sus propios intereses económicos y políticos", observó el informe de Liberation News mencionado anteriormente.

Además, China a menudo otorga préstamos a tasas de interés bastante bajas y está dispuesta a reestructurar los términos de los préstamos existentes para que sean más favorables para el país prestatario, o incluso a perdonar algunos préstamos.

En caso de los países africanos, el monto adeudado a los prestamistas privados occidentales es tres veces mayor que el que deben a China, y las tasas de interés de los préstamos privados son el doble de las de los préstamos chinos, según un estudio publicado en julio por la organización benéfica británica Debt Justice.

En agosto de 2022, el Gobierno chino anunció que perdonaría 23 préstamos sin intereses a algunos países en desarrollo, además de la cancelación de más de 3.400 millones de dólares adeudados y la reestructuración de alrededor de 15.000 millones de deuda en algunos países en desarrollo entre 2000 y 2019.

Muchas naciones de bajos y medianos ingresos prefieren la inversión china a la occidental, no solo porque China les resulta un acreedor más benévolo, sino que los países ricos suelen etiquetar a los países en desarrollo como de alto riesgo y baja recompensa, imponiendo condiciones onerosas que retrasan la implementación del proyecto y aumentan los costos.

"Los préstamos occidentales son propensos a extender sus condiciones más allá de los préstamos; al tiempo que tienden a invertir en servicios financieros y otras industrias relacionadas con el sector de servicios", dijo a Xinhua el economista de Sri Lanka, Kasun Kariyawasam.

Por el contrario, "los préstamos chinos son más flexibles y no incluyen ninguna condición que no sea de préstamo", mientras que los fondos fluyen siempre hacia "activos reales que aumentan el valor de la economía real", aseveró Kariyawasam.

Como se indicó en el informe al XX Congreso Nacional del Partido Comunista de China, la nación asiática se esfuerza por fortalecer la solidaridad y la cooperación con otros países en desarrollo y salvaguardar los intereses comunes del mundo en desarrollo, guiada por los principios de sinceridad, resultados reales, afinidad y buena fe, y con un compromiso con el bien común y los intereses compartidos.

Desde la instalación de la via ferroviaria China-Laos, que transformó al país sin salida al mar en un centro conectado por tierra, hasta el Ferrocarril Mombasa-Nairobi de Kenia, que contribuyó con más del 0,5 por ciento al crecimiento económico de la nación africana, China siempre ha defendido los principios de amplia consulta, contribución conjunta y beneficios compartidos a la hora de asociarse con otros países, además de que se abstiene de interferencias internas.

De igual manera, Kenia no es ajena a los juegos geopolíticos ni a las narrativas contra China. El expresidente del país africano, Uhuru Kenyatta, expresó que siempre hay algunas personas a las que les gusta juzgar a otras, haciendo caso omiso al hecho de que China ha ayudado sinceramente a Kenia a resolver problemas y satisfacer sus necesidades por medio de acciones concretas.

Tras ser testigo de la finalización del proyecto de la Terminal Petrolera Kipevu, construida por China en la ciudad costera de Mombasa en Kenia el año pasado, Kenyatta dijo que a menudo le preguntaban por qué Kenia y China cooperan tan estrechamente, y él mismo respondió que es porque ambas partes se respetan mutuamente y se tratan como iguales.

Los resultados de la encuesta reflejan efectivamente la imagen de los inversores chinos a los ojos de los destinatarios.

Un sondeo publicado en junio por The Ichikowitz Family Foundation, grupo de expertos con sede en Johannesburgo, comprobó que la mayoría de los jóvenes africanos piensan que China es el jugador extranjero más influyente y positivo para el continente, teniendo en cuenta de la asequibilidad de los productos chinos, las inversiones chinas en la infraestructura local y la generación de empleos gracias a China.

LOS VERDADEROS CULPABLES

En su exitosa obra "Confesiones de un sicario económico", John Perkins sugirió que la trampa de la deuda no es un nuevo invento, pero a la luz de su historia, el verdadero culpable de prácticamente todas las crisis es Estados Unidos.

Hay varios elementos que han contribuido al aumento de la deuda nacional de los países en desarrollo, como la definición del dólar estadounidense como la moneda más dominante del mundo, el estatus hegemónico de Washington en el sistema financiero internacional y el efecto indirecto de las políticas estadounidenses.

En un informe publicado en agosto, los investigadores dirigidos por el profesor Tang Xiaoyang de la Universidad Tsinghua de China hallaron que, con el apoyo de las instituciones financieras occidentales, el stock de bonos soberanos de todos los países de bajos y medianos ingresos aumentó casi un 400 por ciento para llegar a 1.737,2 mil millones de dólares entre 2008 y 2020. Actualmente, los pagos de intereses a estas instituciones occidentales representan más del 63 por ciento de los gastos de intereses totales de los países emisores de bonos.

Dado que los siete aumentos de "enormes" tasas consecutivas de la Reserva Federal en 2022, elevando los tipos de interés a 4.25-4.5 por ciento, el nivel más alto en 15 años, podrían haber impactado dramáticamente en la fabricación de deuda o la estabilidad financiera de estos países, un dólar bastante más fuerte aumentará gravemente la carga de reembolso de los deudores y debilitará su margen de solvencia.

Bajo tal situación, muchos países prestatarios tienen que emitir nuevos bonos con tasas de interés más altas para pagar la deuda anterior, cayendo en un círculo vicioso a mediano y largo plazo.

Mientras el establishment estadounidense buscaba presas y exprimía a los países pobres, los fondos buitres, peones de los grupos de interés de Estados Unidos y Wall Street, también han tendido trampas de deuda a los países en desarrollo para llenar sus propios bolsillos.

Los inversionistas generalmente compran deuda soberana de países que están a punto del incumplimiento con grandes descuentos, luego litigan ferozmente para reclamar pagos completos y emplean todas las tácticas posibles para poner de rodillas a los deudores.

En 2001, Argentina dejó de pagar 100.000 millones de dólares en bonos soberanos y ofreció renovaciones de deuda dos veces en 2005 y 2010, aceptadas por alrededor del 92 por ciento de los acreedores, mientras que un puñado de fondos buitre estadounidenses rehuyó el proceso de liquidación y llevó al país sudamericano a los tribunales.

Desafortunadamente, la corte federal de Estados Unidos prohibió en 2014 a Argentina pagar a otros tenedores de bonos hasta que saldara cuentas con los acreedores reticentes, y obligó al país a llegar un acuerdo en 2016 para pagar 4.650 millones de dólares, una suma equivalente a casi el 1 por ciento del producto interno bruto de Argentina.

Para cerrar un trato solo con NML Capital, una subsidiaria de Elliott Management encabezada por Paul Singer, un mega-donante del Partido Republicano, Argentina pagó más de 800 millones de dólares por los bonos en los que el fondo gastó apenas 48 millones de dólares, lo que significó un retorno de más del 1.600 por ciento.

En la Asamblea General de la ONU celebrada en 2014, la entonces presidenta argentina Cristina Fernández acusó a los fondos buitre de practicar "terrorismo económico y financiero".

Estos deshonestos cobradores de deudas, que causaron "hambre, miseria y pobreza", fueron apoyados por el establishment político estadounidense, resaltó Fernández.

Pero Argentina no es la única presa de las trampas de los fondos buitre.

Pierre Jacquemot, quien se desempeñó como embajador de Francia en Kenia y Ghana, dijo que al menos 32 países africanos enfrentaron batallas legales con fondos buitre por problemas de deuda. Su idea fue reforzada en un estudio realizado por Harry Verhoeven en la Universidad de Columbia y Nicolas Lippolis de la Universidad de Oxford, indicando que el aumento de la deuda africana debido a los préstamos chinos palidece en comparación con la carga de la deuda creada por los acreedores privados de otros países en la última década.

"Durante mucho tiempo, los prestamistas occidentales no han resaltado por el alivio de deuda en tanto lograron hacer creer al mundo de que solo los prestamistas chinos representan una amenaza para África", dijo Mubarak Mugabo, periodista de la compañía multimedia Vision Group con sede en Uganda.

De hecho, China extendió la suspensión de la deuda a otros países en desarrollo durante la pandemia, pero los prestamistas privados occidentales no lo hicieron, dijo Tim Jones, jefe del departamento de política de Debt Justice.

En este sentido, Estados Unidos, mientras promociona la falacia de la trampa de la deuda china en voz alta, se queda en silencio al momento de ayudar a los países más pobres a abordar la carga de la deuda.

"Los líderes occidentales culpan a China por las crisis de deuda en África, pero esto es un recurso de distracción. Reino Unido y Estados Unidos deberían habilitar una legislación para obligar a los prestamistas privados a aliviar la deuda", subrayó Jones.

(Web editor: 吴思萱, Zhao Jian)

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