Las mujeres que están embarazadas y consumen alcohol, por poco que sea, deben saber que existe un estrecho vínculo entre las alteraciones en la forma de los rostros de sus hijos niños y la cantidad de alcohol que bebían. Esta relación existe tanto se ha bebido alcohol antes de quedar embarazadas como durante el mismo, según ABC.
Lo asegura un estudio que se publica en «Human Reproduction» que es el primero en detectar esta asociación en la descendencia de madres que bebieron alcohol hasta tres meses antes de quedar embarazadas y que no dejaron de hacerlo durante la gestación.
Además, los investigadores que han utilizado inteligencia artificial (IA) y tecnología de aprendizaje profundo, ha visto que la asociación con la forma alterada de la cara existía incluso si las madres bebían menos de 12 g de alcohol a la semana, el equivalente a un vaso pequeño de vino de 175 ml o 330 ml de cerveza. Según los investigadores, este hallazgo es importante porque la forma de los rostros de bebés puede ser un indicio de problemas de salud y desarrollo.
El trastorno por espectro alcohólico fetal se define como una combinación de retraso del crecimiento, deterioro neurológico y desarrollo facial anormal reconocible. Los síntomas incluyen deterioro cognitivo, trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH), dificultades de aprendizaje, problemas de memoria, problemas de comportamiento y retrasos en el habla y el lenguaje. Ya se sabe que el FASD está causado por el consumo de alcohol de la madre durante el embarazo, en particular por el consumo excesivo de alcohol.
Sin embargo, hasta ahora se sabía poco sobre el efecto del bajo consumo de alcohol en el desarrollo facial de los niños y, por tanto, en su salud. Este es también el primer estudio que examina la pregunta en niños de múltiples orígenes étnicos.
(Web editor: Zhao Jian, 周雨)