El presidente de Uruguay, José Mujica, dijo que en la difícil agenda bilateral con Argentina no se solucionará todo pero tampoco se llegará a un colapso, en una entrevista que hoy publica el diario local La República.
"Argentina va a seguir su marcha y nosotros la nuestra. Todo lo que podamos negociar y arreglar lo arreglaremos, pero la sangre no va a llegar al río", afirmó Mujica.
"Ni vamos a tener nunca una solución que arregle todo, ni vamos a tener un colapso", pero "no vamos a volver al país en que pedíamos visa para ir a la Argentina", aclaró.
Buenos Aires amenazó a Montevideo con recurrir nuevamente a la Corte Internacional de Justicia (CIJ) por la producción de una planta de celulosa y aplicó trabas comerciales y a la operativa de los puertos uruguayos.
"La relación humana es fluida, pero hay una lucha de intereses porque el puerto de Buenos Aires pesa mucho históricamente y ellos tienen que defender sus intereses, eso es natural", comentó Mujica.
Y puntualizó que "en lo único que discrepamos, es cuando defendiendo sus intereses pierden plata y se perjudican a sí mismos. Eso nos parece que son locuras de funcionario y no de país".
"No se puede gastar más plata para tener una solución que les sale más cara. Entonces espero que la racionalidad nos ayude a todos", concluyó el mandatario.
Uruguay autorizó este año a la planta de celulosa de UPM a elevar su producción anual de 1,2 millones de toneladas a 1,3 millones, ante lo cual Argentina anunció que recurriría la CIJ.
Buenos Aires había intentado impedir el comienzo de las operaciones de la fábrica, ubicada sobre el limítrofe Río Uruguay, con una demanda en 2006 por su eventual impacto ambiental, pero el tribunal desestimó que contamine.
La cancillería argentina anunció en junio que el aumento de la producción de UPM la llevaría a revisar todo el relacionamiento bilateral con Uruguay.
Semanas después de que Uruguay autorizara el año pasado a otro incremento de la producción de esa fábrica, el gobierno argentino prohibió los transbordos de sus exportaciones en puertos uruguayos.
Esa medida, que para Montevideo es una represalia, se sumó a la intensificación de las trabas comerciales argentinas al ingreso de productos uruguayos.