Para las empresas del sector textil vestuario que operan en Nicaragua bajo el régimen fiscal de zona franca, la suerte está echada y a partir del primero de enero de 2015, tendrán que reducir operaciones y despedir a vario miles de obreros, si el congreso de EEUU no aprueba la extensión del programa conocido como Nivel Preferencial Arancelaria (TPL, síglas en inglés), dijo hoy una fuente empresarial.
Dean García, director ejecutivo de la Asociación Nicaragüense de la Industria Textil y Confección, aseguró este jueves en declaraciones a una televisora local, que en sector empresarial tiene claro que "es poco probable" que el congreso estadounidense extienda el beneficio de los TPL, que se vence el próximo 31 de diciembre.
En ese contexto aseguró que es casi probable que a partir de enero de 2015, las empresas de textiles operen sin el beneficio de los TPL y, en consecuencia, comiencen a despedir entre 10.000 y 15.000 operarios a lo largo del año próximo y en la medida en que se agoten los contratos en curso.
El beneficio de los TPL, fue concedido a Nicaragua en el contexto del Tratado de Libre Comercio (CAFTA, en inglés) suscrito entre Estados Unidos, Centroamérica y República Dominicana para que en un período de 9 años, pudiera crear condiciones para competir en mejores condiciones con las empresas de textiles de Estados Unidos.
Mediante este mecanismo, las empresas textileras radicadas en Nicaragua pueden exportar a EEUU, un volumen máximo anual de 100 millones de metros cuadrados de prendas de vestir confeccionadas con materias primas (hilados y tejidos) de terceros países que no son parte del CAFTA.
García aseguró que los empleos podrían recuperarse a partir de 2016, si el congreso estadounidense reconsidera la situación y extiende los beneficios del mecanismo arancelario.
En declaraciones a un rotativo local, García destacó que en el congreso de Estados Unidos, existen dos proyectos de ley sobre la extensión del beneficio arancelario. Uno de los proyectos plantea la renovación total de los TPL, mientras que el segundo contempla únicamente la aplicación de los beneficios para la mitad de las prendas de vestir fabricadas en el país centroamericano.
Sin la renovación de los TPL, las textileras que operan en los parques de zona franca de Nicaragua, tendrían capacidad para laborar un año máximo, después tendrían que cerrar sus puertas, por falta de contratos que después es muy difícil recuperar.
La víspera, el presidente del Consejo Superior de la Empresa Privada (COSEP), José Adán Aguerri, aseguró que Nicaragua ha trabajado para diversificar el tipo de empresas maquiladoras, como una alternativa para reducir el impacto negativo de la suspensión de los beneficios otorgados a través de los TPL.
Aguerri aseguró que solamente 71.000 puestos de trabajo, de un total de 108.000, son de empresas de textiles y confección. De la cantidad de plazas laborales de la industria textil vestuario, solamente el 30 por ciento está ligada al mecanismo de los TPLC, sostuvo.