URUMQI, 29 sep (Xinhua) -- Gente de todos los grupos étnicos de la región autónoma uygur de Xinjiang, en el noroeste de China, se han unido al gobierno y la policía en la "guerra popular" contra el terrorismo lanzada a finales de mayo.
Se trata de una campaña de un año de duración que fue lanzada por el jefe del Partido Comunista de China en Xinjiang, Zhang Chunxian, ante la elevada frecuencia de ataques terroristas mortales en la región.
Zhang pidió al pueblo en Xinjiang mantener clara la mente, rechazar firmemente la infiltración del separatismo étnico y el extremismo religioso, y salvaguardar la unidad nacional y la estabilidad social.
La policía de Xinjiang ofrece premios a los ciudadanos que entreguen armas y explosivos o que den algún tipo de información en la campaña antiterrorista.
A mediados de junio, tres asaltantes irrumpieron en un espacio de juegos en la ciudad de Hotan y atacaron con hachas a las personas que en aquel momento estaban jugando al ajedrez y a las cartas. Mucha gente repelió el ataque antes de que viniera la policía y los comerciantes cercanos también se lanzaron a defender a sus vecinos con bastones y extintores.
Dos terroristas acabaron muertos en la lucha y el tercero escapó, pero fue capturado por las fuerzas armadas poco después.
"Cualquiera que tenga conciencia debe salir y luchar contra ellos", aseguró un chofer de un camión que participó en la lucha. "No podemos tolerar actos terroristas."
En otro caso, más de 30.000 voluntarios ayudaron a la policía a combatir contra un grupo terrorista después de que las fuerzas de seguridad los identificara el 27 de julio, también en Hotan.
Según las autoridades locales, el número de bandas relacionadas con el terrorismo en Xinjiang superó 200 grupos este año, comparado con los 140 registradas en 2010.
Al mismo tiempo, las amenazas terroristas continúan en la región. En el último ataque terrorista ocurrido el 26 de septiembre, 40 asaltantes, seis civiles, dos efectivos policiales y dos policías de auxilio murieron después de que se produjeran una serie de explosiones en una tienda, una feria al aire libre y dos comisarías en el distrito de Luntai, en el noroeste de Xinjiang.
A pesar de la tendencia negativa, las autoridades afirman que la cooperación entre la gente y la policía ha supuesto un fuerte contraataque a los extremistas religiosos y terroristas.