Por Sylvia B. Zárate/César Mariño
BOGOTA, 19 nov (Xinhua) -- Después de dos años de haberse iniciado oficialmente los diálogos entre el gobierno colombiano y la guerrilla de las FARC en La Habana, el que ha sido considerado un proceso de paz histórico, ha sufrido un traspié calificado como "crítico" por la opinión pública del país andino.
El proceso, adelantado por el presidente colombiano, Juan Manuel Santos, y respaldado por las principales personalidades políticas del mundo, gozaba del apoyo de la mayoría de los colombianos que ven en él una luz de salida a un conflicto armado que ha perdurado por más de cinco décadas ininterrumpidas.
Según la última encuesta realizada por la firma Gallup, publicada el 7 de noviembre, el 66 por ciento de los colombianos estaban a favor de los diálogos, mientras que países de todos los continentes, y organizaciones internacionales como la ONU, han expresado el apoyo incondicional al presidente para seguir con la iniciativa de terminar con el conflicto.
Sin embargo, el reciente secuestro el pasado domingo del general del Ejército Rubén Darío Alzate, perpetrado por el frente 34 de las FARC que opera en el noroeste de Colombia, propició la suspensión de las negociaciones por parte del gobierno.
Este inesperado hecho amplió el abismo de polarización entre los defensores y opositores del séptimo proceso de paz que se ha iniciado en la historia del conflicto armado, el más antiguo del continente.
Aunque pocos días después de la suspensión representantes de los países garantes del proceso, Cuba y Noruega, han anunciaron hoy el acuerdo entre las partes gracias a su mediación, este secuestro del alto oficial quien fue retenido con un cabo y una asesora, así como otro secuestro de dos militares perpetrado dos semanas atrás en el departamento de Arauca, y el asesinato de dos indígenas este mes en el departamento del Cauca, han generado un ambiente de desconfianza sobre al futuro de las conversaciones.
Una de las mayores críticas al actual proceso ha sido la de adelantar las negociaciones en medio de las confrontaciones bélicas. Esta condición es para muchos un equívoco del presidente Santos, quien reiteradamente ha dicho que negociar en medio del fuego cruzado es la mejor manera de alcanzar la meta de firmar la paz definitiva con el grupo insurgente.
"Estamos hablando de terminar la guerra de una vez por todas, esto se logra con la terminación del conflicto no con una simple tregua, créanme, conversar en medio del conflicto es la forma más efectiva para ponerle punto final a esta absurda guerra. Lo anterior no significa que en el curso de las conversaciones no se puedan dar los primeros pasos para desescalar el conflicto, como ya lo hemos venido discutiendo hace algún tiempo con las FARC", explicó Santos en una reciente alocución radio televisada.
Los principales defensores de la necesidad de concretar una tregua en las hostilidades mientras se continúa con los diálogos, son los grupos de izquierda, quienes mediante foros y campañas sociales vienen manifestado la necesidad de detener las hostilidades para generar más confianza entre las partes negociadoras.
Esta visión es compartida por el grupo de negociadores de las FARC que también ha sostenido desde el inicio de las negociaciones su voluntad de frenar las operaciones militares si el gobierno se compromete a detener la intensa ofensiva en su contra.
Sin embargo, la negativa de la tregua por parte del gobierno se fundamenta en el hecho de que son los guerrilleros quienes se levantaron en armas y son ellos quienes deben mostrar una voluntad de cesar las hostilidades, además insiste en que la manera más efectiva de presionar a la guerrilla para acelerar el proceso y no permitir que se instalen en ningún territorio nacional es mediante la ofensiva militar.
En entrevista con Xinhua, Aida Abello, ex candidata presidencial y dirigente de izquierda colombiana, opinó que la voluntad de paz debe ser demostrada por ambas partes con un cese bilateral que ponga fin a tantas muertes de colombianos sin importar en qué lado del conflicto se encuentren.
"Nosotros creemos que tanto las FARC como el gobierno tienen que mostrar voluntad, unos pues dejando simplemente la ofensiva, y otros respetando las cosas que están en calma, y creo que aquí necesitamos una tregua bilateral, que no se dispare de ninguno de los lados para que no haya ninguna disculpa, para que no se hagan cosas que no se deben hacer ni de un lado ni del otro. Aquí no puede haber muertes de diferentes categorías, unos dicen que son 'dados de baja' y otros dicen que son asesinados, pero los dos están muertos", expresó.
Abello señaló que no se pueda llegar a un acuerdo en tan poco tiempo sobre los problemas que ha mantenido el país por más de 200 años, e instó a las partes a no pararse de la mesa a pesar de los hechos que enmarcan, que según ella está cerca de terminar con la firma de los acuerdos que garanticen justicia e igualdad para todo el pueblo colombiano.
"El país lo que clama es porque cese el ruido de las armas pero se hagan también las profundas reformas sociales porque no hay paz más triste que la paz con hambre, y esperamos que los recursos de este país sean repartidos entre los 46 millones de colombianos y no entre los de siempre", agregó.
El mayor escenario de polarización con respecto al proceso de paz colombiano es el Senado de la República en donde con una bancada de 20 senadores, el Centro Democrático, partido fundado por el senador y ex presidente Alvaro Uribe Vélez (2002-2010), ha sido el colectivo que ha ejercido la más férrea oposición a los diálogos de La Habana.
Al considerar que estas negociaciones están otorgando demasiadas ventajas al grupo subversivo, el Centro Democrático se ha opuesto a los acuerdos y adelantos que se han logrado en la mesa de diálogos basados en la teoría de que gobierno y FARC negocian aspectos como las leyes y la constitución del país sudamericano, los llamados "uribistas" han logrado la adhesión de senadores del partido conservador que tildan al proceso de un fracaso premeditado.
Jorge Hernando Pedraza, senador del Partido Conservador, es representante de ese sector de la sociedad que no confía en el éxito de las negociaciones teniendo en cuenta los actos de violencia que las FARC han adelantado en los últimos dos años en contra de la sociedad civil y de miembros de la fuerza pública.
"Este proceso nació en crisis, yo le creo al presidente pero no le creo a estos facinerosos, que con lo que ocurrió antes de ayer están burlándose de la nación colombiana como siempre lo han hecho (...) en realidad mientras esos diálogos se están desarrollando en Cuba aquí hay extorsiones, aquí hay secuestros, aquí no sólo están llevando niños a las filas de los guerrilleros sino que además los han asesinado como lo han hecho en Arauca y en Cauca, volvieron a secuestrar policías, volvieron a secuestrar soldados, y ahora un general de la República, eso no es un prisionero de guerra, eso es un secuestro más que se ha dado", dijo Pedraza a Xinhua.
Para Pedraza, las concesiones a las FARC lo que hacen es fortalecer la dinámica de delincuencia que ha mantenido vivo a este grupo armado durante más de cincuenta años.
"En estos dos últimos años las rutas del narcotráfico han proliferado y siguen armándose, de tal forma que apoyo al presidente con lo de la suspensión de los diálogos, por eso le advertimos que desde el precepto conservador ese proceso debía estar acompañado de tres condiciones fundamentales, una de esas que entregaran las rutas del narcotráfico, que hubiera cese unilateral de los ataques terroristas, sobre todo con las minas quiebra patas y todos estos atentados que han flagelado al país y que lo tienen lleno de huérfanos y viudas", aseveró.
Entre las condiciones que los opositores consideran necesarias para que el proceso de paz cobre credibilidad está la obligación de la guerrilla a renunciar al negocio del narcotráfico, a entregar los bienes adquiridos a través del negocio del narcotráfico, el cese definitivo de la práctica del secuestro y la devolución a la sociedad civil de cerca de 2.000 menores de edad que han sido reclutados a la fuerza en las filas de la insurgencia.
La gran mayoría de senadores del Centro Democrático, como Hebert Bustamante, consideran que los gestos de paz de las FARC sobresalen por su completa ausencia y aseguran que su resistencia al proceso se basa en hechos históricos y repetitivos que acentúan su pesimismo frente a la solución pacífica del conflicto.
"Lamentablemente a pesar de que ya llevamos dos años de negociación, en opinión del Centro Democrático es muy poco lo que se ha avanzado. Por supuesto que hay que señalar que entre diferentes gobiernos y las FARC en los últimos 50 ó 60 años, se han surtido siete procesos de negociación, desde el año 1956, (que) fue el primer intento, cuando recién se estaban creando las FARC que venían de las guerrillas liberales, se hizo el primer intento en el municipio de Villa Rica en el Tolima, y efectivamente se firmó un acuerdo como se ha firmado en los siete intentos, incluido el actual", recordó.
"Yo creo que en el actual van a firmar, pero la firma no es garantía para que las FARC dejen las armas, y ese es el retroceso que mantiene la violencia vigente en el país (...) Si las FARC verdaderamente quiere mostrar voluntad de paz debe poner en libertad inmediata no sólo al general sino a los 59 secuestrados que ha retenido indebidamente durante estos dos años de negociación, esto sería una muestra contundente de la voluntad de paz de las FARC", dijo Bustamante a Xinhua.
Cabe recordar que de los cinco puntos contenidos dentro del proceso de paz para alcanzar la refrendación de los acuerdos se ha logrado la firma de tres y se considera que el 80 por ciento del proceso se ha completado.
Desarrollo rural, participación política y narcotráfico ya han sido evaluados por la mesa de negociación pero un día antes de que los negociadores del gobierno viajaran a adelantar el tema de la Víctimas, ocurrió el domingo el secuestro del general Alzate y obligó la suspensión de los diálogos por parte del gobierno.
Otros hechos ocurridos recientemente como el asesinato de dos guardias indígenas por parte del grupo guerrillero en el departamento del Cauca, han sido repudiados por la nación colombiana, y aunque los indígenas sostienen que este proceso adolece de varios males estructurales, también manifiestan permanentemente que los negociadores deben continuar los diálogos pues nunca la guerra en Colombia había estado tan cerca llegar a su fin.
En entrevista con Xinhua, Rodolfo Adán Vega, presidente del movimiento indígena MAIS, dijo que los pueblos indígenas llevan 500 años exigiendo que exista paz en América y en Colombia, y han fijado una posición frente al conflicto en defensa de la vida, en defensa del territorio, exigiéndole a los distintos grupos armados que cesen el fuego, que dejen de matar a la población civil, que dejen de matar a los indígenas y que dejen de cometer violaciones a los derechos humanos en los territorios.
Por esta razón respaldan completamente la iniciativa del actual gobierno de terminar con la guerra aunque paralelamente también piden más garantías y más participación de sus comunidades en un eventual postconflicto.
"Nosotros siempre somos optimistas, porque siempre somos actores de paz, actores de diálogo, exigimos que no se levanten de la mesa hasta tanto no haya un acuerdo, pero también exigimos que cese el fuego bilateral, que no sigan los actores de la guerra asesinando a la población civil, que lleguemos a unos acuerdos para construir una democracia participativa, directa, respetando la diversidad y la autonomía de los pueblos (...) La invitación es a que reciban a una comisión del movimiento indígena colombiano en La Habana y que hablemos de todos los asuntos que tiene que ver con los pueblos indígenas con las FARC y del mismo modo con el gobierno colombiano", dijo.
La superación del llamado "impase", como calificaron los voceros de las FARC en La Habana y el mismo presidente Santos al secuestro del general y los demás rehenes, supone la continuación de unos diálogos que avivaron la esperanza de muchos colombianos cansados de una guerra que ya ha dejado más de seis millones de víctimas.
Se espera ahora que la liberación de los retenidos se produzca en los próximos días para que las partes del conflicto retomen las conversaciones mientras los colombianos continúan a la expectativa por celebrar la firma definitiva de acuerdos al final de un proceso que pretende encontrar lo que la mayoría de colombianos nunca ha tenido: un día de paz.