BUENOS AIRES, 23 dic (Xinhua) -- La relación de los países de América del Sur y China debe ser el primer punto de la agenda regional para reforzar así su inserción internacional, aseveró hoy Jorge Castro, analista en política internacional.
En entrevista con Xinhua, el director del Instituto de Planeamiento Estratégico (IPE), abordó la situación entre las partes, la reestructuración de la economía de China, donde la tendencia es que las importaciones crezcan por encima de las exportaciones, y la industrialización en el Cono Sur.
"La economía de China crece al 7,5, 7 por ciento anual, crece por encima de los países avanzados. Así, China se ha convertido ya, este año, en la primera economía del mundo en capacidad de compra doméstica, con una desaceleración que ha modificado la estructura de sus importaciones", explicó Castro.
El analista señaló que esa situación, "referida a commodities (productos) minerales y metalíferos, afecta a Brasil, que junto con Australia es el primer exportador mundial de hierro, a Chile y Perú, primer y segundo exportador mundial de cobre".
"No sucede lo mismo con las importaciones de commodities agrícolas, que en vez de disminuir, están aumentando porque China está profundizando el proceso de transformación dietaria de su población, pasando del consumo de granos y vegetales al de proteínas cárnicas. Los dos insumos fundamentales son la soja y el maíz, y Argentina se beneficia extraordinariamente", comparó.
Según Castro, el fenómeno de desindustrialización afecta a los dos grandes países industriales de América del Sur, Brasil y Argentina, y obedece "al hecho de que su producción no puede crecer y expandirse por su retraso tecnológico y organizativo, que tiene como consecuencia un bajísimo nivel de productividad".
La falta de inversiones pesa, pero lo decisivo es el bajo nivel de competitividad en Brasil y Argentina, que es independiente de China, afirmó. En Brasil los costos de producción son de hasta 30, 40 por ciento más elevados que los de sus competidores, como Corea del Sur, Alemania, Estados Unidos y China, remarcó.
En Argentina, dijo, "sucede algo similar, hay una sola industria con capacidad exportadora, la automotriz. El balance comercial industrial es ampliamente deficitario porque hay un alto grado de dependencia de la producción transnacional en lo que refiere a componentes, y al bajo nivel en productividad".
"La industria que exporta hoy es porque está en condiciones de hacerlo por una productividad superior al de sus competidores", explicó el experto, que recordó que China tiene inversión de empresas transnacionales radicadas allí, que producen y ensamblan, y desde China venden al mundo.
En ese marco, subrayó que "la industria manufacturera de Brasil y Argentina se ven ante la necesidad de reconvertirse para tener condiciones para exportar. Ello requiere adecuarse a los parámetros de productividad de la nueva revolución industrial, este es su desafío".
Es distinta la situación de Chile y Perú, porque no son países industriales.
"El problema principal de ellos es el bajo nivel de productividad, por lo que hay que hacer una distinción entre Brasil y Argentina y los países que se orientan a la exportación de materias primas, como Chile, Perú, Colombia y Venezuela (petróleo)", abundó.
Para Castro, entonces, "no hay más alternativas para desarrollar la industria que aumentar su componente tecnológico, científico, de formación calificada, orientada a participar de las cadenas globales de producción", y a ello sumar una subida de "la tasa de ahorro doméstico para de esa manera incrementar la tasa de inversión".
En el caso de Argentina, está "en una etapa de transición. Tiene ciclos de aproximadamente 10 años. Este termina en 2015, y vendrá otro ciclo previsiblemente de 10 años de duración. Pero sin cambios industriales, no hay forma de que la economía argentina pueda crecer más que a los niveles actuales, 2,5 o 3 por ciento anual".
Castro recordó que en noviembre pasado, el presidente de China, Xi Jinping, ante la APEC (siglas en inglés del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico) afirmó que "en los próximos 10 años China va a invertir en el exterior 1,25 billones de dólares".
De cara al futuro, Castro señaló que "en todos los países de América del Sur, no de América Latina, el punto primero de su agenda internacional es la relación de cada uno de ellos y de la región en su conjunto con China, en materia de comercio, inversiones, transferencia de tecnología, establecimiento de empresas".
"Este es el tema más importante, debido al hecho de que la inserción internacional de todos los países de la región es ahora en materia de comercio e inversiones, fundamentalmente con China. La América Latina del norte es otra historia, porque está vinculada al mercado de Estados Unidos y Canadá. Acá, en América del Sur el punto primero de la agenda es el vínculo con China", enfatizó.
La semana pasada, el presidente de Uruguay, José Mujica, destacó el intercambio cada vez más fuerte con China de la región, durante su participación en la 47 Cumbre de Jefes de Estado del Mercado Común del Sur (Mercosur) que se realizó en la ciudad argentina de Paraná.
El mandatario consideró que el vínculo con el país asiático es "inevitable", ya que "se necesita como el pan, porque es oxígeno", y expresó que el bloque regional "no puede ni debe renunciar a esa relación comercial".
Días atrás, también, la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) señaló que uno de los desafíos clave para América Latina y el Caribe en las siguientes décadas será avanzar hacia una aproximación más concertada con China, en particular, y con la región de Asia-Pacífico, en general.