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JOVENES: Desempleo, narcotráfico y violencia, el panorama de los jóvenes latinoamericanos

Actualizado a las 03/06/2015 - 17:27
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MEXICO, 23 abr (Xinhua) -- La violencia, el narcotráfico, la drogadicción, el desempleo, la pobreza, la falta de educación y la discriminación son algunos de los principales problemas a los que se enfrenta la mayoría de los más de 105 millones de jóvenes que habitan en los países latinoamericanos.

Del total de los jóvenes, el 21,2 por ciento no estudia ni trabaja y sólo 33 por ciento tiene empleo, aunque la mayor parte en la informalidad, de acuerdo con informaciones de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

La falta de educación y oportunidades para los latinoamericanos de entre los 12 y 25 años ha derivado en conflictos graves que influyen desfavorablemente, cada vez en mayor medida, en las sociedades latinoamericanas.

En Colombia, país afectado por su conflicto interno, la juventud es un sector de la sociedad realmente vulnerable ante la actuación de grupos armados ilegales, guerrillas, bandas criminales, financiados en gran parte por el narcotráfico.

Además de ello, el Departamento Nacional de Estadística (DANE) calcula en más de un millón la cifra de jóvenes en edad productiva que no tienen trabajo.

La tasa de desempleo juvenil está más de 10 puntos porcentuales por encima de la tasa de desempleo para el total de la población.

Este hecho, sumado a la falta de educación y a la deserción escolar por la pobreza, hace que los jóvenes busquen el sustento en las bandas criminales emergentes, en la prostitución o en las filas de las guerrillas que operan en el país.

Colombia además es el tercer país de la región, después de Venezuela y Ecuador, con el mayor índice de adolescentes embarazadas, según la Organización de Naciones Unidas.

En el país vecino, Perú, los actos delictivos de los jóvenes están estrechamente ligados con el consumo de drogas, especialmente la pasta básica de cocaína, según datos estadísticos del Ministerio de Justicia.

La edad promedio de los jóvenes peruanos adictos se encuentra entre los 14 y los 17 años, una etapa de la adolescencia plena donde dan los primeros pasos para el inicio en las actividades delictivas y son catalogados como "delincuenciales", por sus vínculos a actividades criminales.

En tanto, Brasil se ha convertido en el segundo país del mundo con una mayor tasa de homicidios de adolescentes, apenas superado por Nigeria, según datos de la ONU. Entre 2006 y 2012, unos 33.000 adolescentes brasileños fueron asesinados, lo que significa el 36,5 por ciento de las muertes juveniles en el país.

Las "guerras" que mantienen las bandas dedicadas al narcotráfico son la principal causa de la muerte de los adolescentes. Con "ejércitos" formados por jóvenes, fuertemente armados, la disputa del control de los puntos de venta de droga, principalmente en las favelas (barrios pobres) de las grandes ciudades, son el motivo de los conflictos que afectan a los jóvenes.

De acuerdo con Naciones Unidas, si no se toman medidas, unos 42.000 jóvenes morirán asesinados en Brasil entre 2013 y 2019.

Pese a que apenas el 1 por ciento de los adolescentes brasileños son los autores de crímenes, la mayoría de la población quiere que se reduzca la mayoría penal a los 16 años, algo a lo que el gobierno y las entidades de derechos humanos se oponen, al considerar que mandar los jóvenes a la prisión con adultos no resolverá el problema de la violencia juvenil que padece Brasil.

En Bolivia se tienen cuantificadas, según un informe del Viceministerio de Seguridad Ciudadana, al menos 1.000 pandillas integradas por unos 20.000 jóvenes de uno y otro sexo. La cifra se incrementó en un 150 por ciento entre 2010 y 2014.

Según un informe de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen a través del Observatorio Nacional de Seguridad Ciudadana, en los últimos dos años se registraron diversos delitos cometidos por adolescentes bolivianos, que van desde el robo, narcotráfico, agresiones, violaciones, alcoholismo, hasta el asesinato.

Las causas principales de estos problemas son la desintegración de los hogares, los problemas económicos y la relación conflictiva entre padres e hijos.

En Venezuela, cerca de 4.000 jóvenes han muerto asesinados o se han suicidado, según el último Anuario de Mortalidad 2011 publicado por el Ministerio para la Salud y citado por la II Encuesta de Juventudes 2013, el más reciente estudio de este tipo elaborado en el país sudamericano.

El asesinato y la inmolación constituyen la primera causa de muerte en los hombres con edades comprendidas entre 15 y 24 años, y el segundo motivo de muerte en las mujeres con igual edad, convirtiéndose esta realidad en uno de los problemas que mayor atención centra por parte de la población y las autoridades de gobierno.

Las razones aluden en primer término a la violencia: muertes por robo, situaciones relacionadas con el tráfico de drogas, crímenes por razones de género, entre otras.

La situación de los jóvenes en Argentina es semejante. El narcotráfico y la falta de empleo son los principales problemas de este sector de la población.

El narcotráfico es el responsable del 70 por ciento de las muertes de jóvenes, a partir del uso y abuso de las drogas, pero también por enfrentamientos entre bandas, según reportes de la Asociación Antidrogas de la Argentina, una entidad no gubernamental.

El desempleo, en tanto, afecta más a los jóvenes argentinos: la tasa es de 17,7 por ciento, cuando a nivel nacional bordea el 7,5 por ciento. Y de los que tienen empleo, la mayoría lo hace "en negro", es decir, en la informalidad, sin registro de la relación laboral ni seguridad social.

De acuerdo con expertos en política social, existen un millón 500.000 jóvenes argentinos "ni-ni", es decir, que no estudian ni trabajan.

Las tasas más bajas de jóvenes "ni-ni" en la región las exhibe Uruguay, con un 15,3 por ciento, junto con Perú, según datos del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), mientras que la tasa más alta es la de Guatemala con un 25,1 por ciento de su población joven.

En México, existen 38,3 millones de jóvenes de los cuales el 47,2 por ciento no trabaja, lo que hace al desempleo uno de los problemas más graves que tiene el país.

De acuerdo con el Instituto Mexicano de la Juventud, el que los jóvenes cuenten con estudios de nivel medio superior o superior no garantiza su inserción laboral.

El acceso a la seguridad social es menor para la población joven (31,6 por ciento) que para el total de la población (38,8 por ciento).

Para el 41,5 por ciento de los jóvenes en México, el principal problema es la inseguridad. Entre 2007 y 2010 los homicidios de jóvenes por arma de fuego se triplicaron. Del total de "ejecutados", una de cada cuatro personas era joven.

En Centroamérica, los jóvenes enfrentan pobreza y la falta de oportunidades. La carencia de empleo y estudios hace que los jóvenes busquen otras alternativas dentro de grupos delincuenciales, como es el caso de las pandillas.

En Nicaragua, Panamá y El Salvador, por ejemplo, es común que jóvenes se organicen en pandillas para proteger "sus territorios". Los enfrentamientos entre estos grupos dejan desolación y muerte entre los jóvenes.

En lo que va del año, en El Salvador al menos 111 menores de 18 años han sido asesinados, de los cuales 12 fueron del sexo femenino y 99 masculido de entre 14 y 17 años, de acuerdo con el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia.

De acuerdo con la organización, el 27 por ciento de las escuelas salvadoreñas "reportan actividad de pandillas como razón para que los estudiantes dejen la escuela".

En Nicaragua, para un pandillero nicaragüense, la idea es "matar a ellos (grupos contrarios) o nos mataban a nosotros". Las luchas entre pandilleros pasó del uso de piedras y navajas a las armas de fuego, con tal de "acaparar" los territorios para el expendio de drogas.

En Panamá ocurre lo mismo, la falta de oportunidades de empleo y educación ha hecho que los jóvenes tengan interés en vincularse con pandillas en las que consumen y trafican con drogas. A eso se suma el alto nivel de adolescentes embarazadas, la falta de educación y la deserción escolar.

El panorama de los jóvenes latinoamericanos no parece tener tintes de cambio en las próximas décadas. Lejos de eso, la situación de los menores tiende a empeorarse ante los reducidos esfuerzos de los gobiernos de los países de la región.

Los expertos en temas sociales indican que sólo la educación familiar y un cambio profundo en las políticas públicas en favor de los jóvenes harán que el futuro de ese sector de la sociedad latinoamericana sea menos desolador.  

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