29/04/2015(El Pueblo en Línea)- Que ser director general de un hospital estatal grande puede ser muy lucrativo no es ningún secreto. La adquisición de equipos médicos y medicinas, durante mucho tiempo ha sido considerado un posible canal para obtener sobornos. Aún así, mucha gente se asombró cuando se reveló que un director general de un hospital en la provincia de Yunnan era propietario de 100 apartamentos con 100 parqueos y atesoraba más de 30 millones de yuanes (4,83 millones de dólares) en efectivo. La fuente de su riqueza: sobornos por más de una década debido a su jerarquía y responsabilidad.
Colocado bajo investigación, es el caso que más ha calado dentro del gremio médico dentro de la campaña de lucha contra la corrupción. Pero no será el único en destaparse en los hospitales estatales mientras la campaña de lucha contra la corrupción cierre el cerco.
El caso ha justificado una vez más la antigua máxima de que el poder tiende a corromper y el poder absoluto corrompe absolutamente. Los hospitales estatales no son la excepción.
El abuso de poder por parte de los jefes del hospital guarda una relación directa con la calidad de los servicio que reciben los pacientes. Un ejemplo es cuando se orientan pruebas y medicamentos para beneficiar a terceros y vigorizar las ventas en detrimento de la relación costo-beneficio del tratamiento, con el consiguiente alza de los costos del mismo. Tambi
en los hospitales invierten más dinero en la compra y sustitución del equipamiento médico, diferencia que terminan en los bolsillos de los funcionarios del hospital superior y que también es asumida por el bolsillo de los pacientes.
Los funcionarios corruptos no pensarán contratar mejores especialista y mejorar sus servicios. Tampoco se pueden esperar que se dedican al bienestar de los pacientes ni de los médicos que compran sus ascensos de jefatura. ¿Cómo podemos esperar que la mayoría de los trabajadores de la salud, bajo el látigo de un director corrupto, puedan servir eficientemente a los pacientes?
Este ambiente de corrupción, látigo y descontento explica la frecuencia de los conflictos entre pacientes y médicos. Lograr reestablecer una relación armoniosa entre ambos sigue siendo un tema muy debatido y analizado.
La reforma de los hospitales estatales ha estado durante mucho tiempo en la agenda del gobierno, con el objetivo de proporcionar a los pacientes un mejor y más económico servicio de atención médica. Pero esta reforma debe ser precedida por, o acompañada de, una férrea lucha contra la corrupción, porque si no se ejemplariza y se frena la avaricia corrupta de los directivos de los hospitales, la reforma de salud no tendrá el éxito esperado.