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Miedo y misería envuelven a iraquíes por crueldad impuesta por EI en ciudad ocupada

Actualizado a las 11/06/2015 - 15:47
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BAGDAD, 10 jun (Xinhua) -- Cientos de miles de civiles en la ciudad de Mosul, norte de Irak, viven con temor e incertidumbre, un año después que el grupo miliciano Estado Islámico (EI) ocupó su ciudad.

Desde la caída de Mosul, capital de la provincia de Nineveh, a 400 kilómetros (km) al norte de Bagdad, el 10 de junio de 2014, el grupo formó lo que llamó tribunal Shari'a, y llevó a cabo castigos crueles e inhumanos contra hombres, mujeres y niños que fueron acusados de violar la interpretación radical del grupo de la Shari'a islámica (ley religiosa).

"Mosul enfrenta circunstancias difíciles y sufre muchos problemas, incluida la suspensión de la electricidad, escasez de combustible y escasez aguda de medicinas y productos médicos, así como de agua potable", dijo a Xinhua Mohammed Ibrahim al-Baiyati, jefe del comité de seguridad del consejo provincial de Nineveh.

"Las situaciones en la ciudad de Mosul ocupada por el EI están empeorando pues los radicales están imponiendo un gobierno cruel sobre los residentes que no se ajustan a la vida moderna, además de que intimidan y aterrorizan a la población", dijo Baiyati, cuyo consejo y administración ejecutiva trabajan como gobierno en el exilio afuera de las áreas controladas por el EI en la provincia de Nineveh.

Asimismo, la gente de Mosul está sufriendo una campaña frecuente de arrestos contra quien sea que se oponga a su conducta rígida. El grupo radical también es responsable del asesinato de casi 3.000 residentes por ser parte de los servicios de seguridad, clérigos oponentes, funcionarios de gobierno, ex candidatos de las elecciones iraquíes, médicos y ex oficiales del anterior ejército de Saddam Hussein, señaló Baiyati.

"La política de puño de hierro del EI impulsó a que cientos de miles de los pobladores huyeran de la ciudad antigua para salvar a sus familias, sólo para vivir como refugiados dentro de su país", agregó Baiyati.

De acuerdo con cifras del gobierno, al menos 600.000 personas de la ciudad de Mosul se han registrado como Personas Desplazadas Internamente (PDI), de la población de casi 1,8 millones. La mayoría de ellos recurrieron a la vecina región semiautónoma de Kurdistán.

Ali al-Mosuli, de 48 años de edad, quien acaba de salir de Mosul temporalmente luego de un año de vivir bajo la autoridad del EI, dijo a Xinhua que mucha gente en Mosul estaba feliz al principio porque se deshicieron de las fuerzas de seguridad dominadas por chiitas a quienes acusaban de oprimir a los residentes sunnitas de Mosul, pero que desafortunadamente sólo obtuvieron otro tipo de opresión.

"Estamos viviendo en una gran prisión" dijo Mosuli, quien agregó que "luego de sacar a las fuerzas de seguridad el año pasado, pensamos que las cosas seguramente serían mejores porque nada es peor que ponerme a mi o a mi familia en una prisión (de fuerzas dominadas por chiitas) por razones desconocidas, y quizá permanecer bajo custodia durante años sin una acusación, o en la mayoría de los casos pagar decenas de miles de dólares para liberar a tu hijo inocente. La gente tenía que vender sus casas y otras propiedades para salvar a sus seres queridos", dijo Mosuli.

"Lo que tenemos ahora (con el EI) es vivir dentro de una gran prisión, llamada ciudad de Mosul, en lugar de las prisiones pequeñas de las fuerzas de seguridad. Estamos en peligro. Cualquier conducta que sea considerada como una violación a las restricciones del EI puede llevarme a mi o a mi familia a ser castigados severamente", explicó Mosuli.

"Bajo esas circunstancias, estamos decepcionados y deseamos no haber avanzado hacia allá", dijo Mosuli, quien culpó a la política del gobierno dirigido por chiitas y a los partidos políticos principales en Bagdad por el fracaso de gobernar al país que condujo al pueblo hacia esa miseria.

"La gente de Mosul está viviendo entre el martillo de los bombardeos iraquí-internacionales y el yunque del Daash (grupo EI); el martillo está golpeando las posiciones del EI donde los civiles en las cercanías pueden morir fácilmente, como decir daño colateral, y el yunque disfruta de la crueldad y la inhumanidad contra los civiles", apuntó Mosuli.

"La vida en Mosul es rara. Nada es normal. Todo es inusual; los extranjeros y los árabes no iraquíes están controlando nuestra vida. Ellos han impuesto extraños y muchos tabúes en la naturaleza de la vida en la ciudad", expresó Mosuli.

Laith Mohammed, de 18 años de edad, siempre es precavido y muy rara vez sale de casa en Mosul porque le gusta rasurar su barba, un delito bajo el gobierno del EI, que declaró que la barba para los hombres es obligatoria.

"Tengo que permanecer en casa para no ser capturado por la policía religiosa cruel del EI (o Hisbah) porque rasuré mi barba hace dos días y necesito más tiempo para esconderme", comentó Mohammed.

"Tengo mucho miedo porque me castigarán. No pueden imaginar cuán crueles son si alguien ignora sus ordenes", agregó Mohammed.

La gente de Mosul está asaltada por el temor de un ataque militar posible que un día sea lanzado y que sus familias y casas puedan ser atacadas en las batallas. La presencia de cientos de miles de personas dentro de Mosul es uno de los principales obstáculos que la coalición internacional e iraquí puede enfrentar durante la esperada ofensiva.

No obstante, los aviones de la coalición dirigida por Estados Unidos e iraquíes con frecuencia bombardean blancos selectivos del cuartel general y posiciones del EI dentro de la ciudad. Esos ataques en una ciudad densamente poblada podrían cobrar la vida de mucha gente inocente.

Khalid Jasim, de 55 años de edad, quien vive en Mosul, describió su vida en la ciudad "como un barco azotado por las olas en medio del mar".

"Vivimos con la preocupación constante de nuestro futuro y el futuro de nuestro hijo, estamos en una ciudad atestada de milicianos, y estamos bajo intensos bombardeos aéreos ocasionales, mientras que una ofensiva militar parece cernirse", dijo Jasim, un empleado del gobierno que depende de su salario para vivir con su familia.

El gobierno iraquí en Bagdad tomó previamente la decisión de continuar pagando el salario de sus empleados para ayudar a reducir los sufrimientos de los civiles en Mosul y otras ciudades iraquíes ocupadas por el EI, a pesar de que las oficinas del gobierno no operan ahí.

Jasim señaló que vio a civiles castigados por los hombres de la Hisbah. Uno de ellos fue azotado 80 veces en frente de una multitud de personas en un crucero bullicioso en el barrio de Sarj Khana, centro de Mosul, porque fue atrapado bebiendo alcohol, y se le advirtió después que el castigo sería peor si lo capturaban de nuevo violando sus órdenes.

Khalid dijo también que el costo del combustible para los autos aumentó a 1.500 dinares iraquíes (alrededor de un dólar USA) cuando su precio normal en Irak es de 500 dinares. Un tanque de gas para cocinar cuesta entre 40.000 y 50.000 dinares (alrededor 38 dólares), en comparación con los 7.000 dinares (4,7 dólares) que cuesta en otros lugares del país.

Asimismo, Khalid citó un cálculo no oficial que dice que la tasa de pobreza en Mosul luego de un año de ocupación del EI llegó a 70 por ciento. De ser cierto, esa tasa sería una catástrofe que impulsaría a una gran cantidad de jóvenes empobrecidos a unirse al EI por el dinero que pueda mantenerlos a ellos y sus familias con vida.

Las mujeres que viven bajo el régimen del grupo radical están enfrentando restricciones cada vez más rígidas en su forma de vestir y movimientos; tienen que usar velos de doble capa, vestidos sueltos, o Abayas y guantes negros. También tienen que ir acompañadas de un guardián hombre, conocido como Mahram, a donde sea que vayan afuera de sus casas.

Om Ahmed, de 50 años de edad, quien vive con seis miembros de su familia en la parte oeste de Mosul, habló de su experiencia con los hombres de la Hisbah del EI, quienes le causaron muchos problemas con los residentes luego del 10 de junio del año pasado, en especial por el tipo de ropa que las mujeres deben usar de acuerdo con las órdenes del grupo radical.

"Muchas mujeres aquí se oponen comúnmente a las órdenes del EI, pero tenemos que cumplirlas porque sabemos que podríamos ser golpeadas, humilladas y multadas, y nuestros esposos o hijos (Mahrams) podrían ser castigados por los hombres de la Hisbah que están por todas partes en las calles y los mercados", añadió Om Ahmed.

Los hombres están ahora obligando a sus esposas e hijas a quedarse en casa y salir sólo por razones excepcionales, para evitar confrontaciones con los hombres de la Hisbah, quienes castigan a los Mahrams con azotes y no sólo con prisión.

La situación de seguridad en el país se ha deteriorado drásticamente desde el 10 de junio de 2014, cuando surgieron enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad iraquíes y cientos de milicianos del EI.

Los milicianos tomaron el control de la ciudad de Mosul, en el norte del país, y luego de vastas áreas de territorios después que las fuerzas de seguridad iraquíes abandonaron sus puestos en Nineveh y otras provincias predominantemente sunnitas.  

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