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Simulacro naval chino-ruso no debería ser causa de preocupación

Actualizado a las 20/08/2015 - 15:47
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por Wang Haiqing

BEIJING, 20 ago (Xinhua) -- Con el arranque el jueves de la segunda fase del ejercicio naval conjunto entre China y Rusia en la costa de Vladivostok, unos cuantos aprensivos se han visto atrapados por el argumento sensacionalista de que ambos países están redoblando los esfuerzos para forjar una alianza militar.

En cierta medida, han caído víctimas de esta idea porque informaciones previas de medios occidentales entrelazaron, casi unánimanente, ciertos hechos cuidadosamente seleccionados en las noticias sobre el ejercicio Mar Conjunto-2015 (II) a fin de dar en casa una falsa impresión.

Explayándose en la creciente tensión en el Mar Meridional de China y entre China y Japón, así como en el "asediado estado" de Rusia tras la crisis de Ucrania, estas informaciones tratan de convencer a su público de que Beijing y Moscú tienen motivos suficientes para hacer del simulacro una demostración de fuerza sobre enemigos potenciales.

Sin embargo, la verdad es que China y Rusia no han querido nunca que estos ejercicios, que las dos armadas celebran anualmente desde 2012, sean un alarde de poder militar sino una manera de fomentar la seguridad marítima y la estabilidad regional.

A diferencia de muchos otros "juegos de guerra" realizados en la región Asia-Pacífico, la serie de maniobras Mar Conjunto se centra en dar una respuesta de emergencia bajo múltiples circunstancias, en vez de simular una ofensiva contra un tercero.

Por ejemplo, su primera fase, que se llevó a cabo del 11 al 21 de mayo en el mar Mediterráneo, estuvo focalizada en defensa marítima, reabastecimiento y escolta.

La naturaleza defensiva de estas maniobras se corresponde con la política defensiva de China, que deja bien claro que no será la primera en atacar.

En cuanto a la inverosímil idea de una emergente alianza militar entre China y Rusia, parece que sólo los más inconscientes se la pueden creer.

Si bien concede a Moscú un lugar notable entre todos sus socios militares, Beijing es un firme partidario de la política de no alineamiento, como muestran las declaraciones de generaciones de máximos diplomáticos y líderes estatales.

Entre tanto, Rusia también ha manifestado en varias ocasiones que no está interesada en construir bloques político-militares ni en buscar una "amistad contra alguien".

Quizás sea cierto que los crecientes lazos militares entre Rusia y China han irritado a los más sensibles, especialmente en Washington, pero vale la pena resaltar que una excesiva interpretación geopolítica de un ejercicio militar específico no es necesaria ni tampoco está justificada.  

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