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Transportistas de carga claman por una Centroamérica libre de violencia y maras

Actualizado a las 26/09/2015 - 09:01
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Por Carlos García

MANAGUA, 25 sep (Xinhua) -- Tras décadas de conflictos armados que dejaron profundas huellas, Centroamérica intenta posesionarse como una región multidestino, integrada, pequeña, donde los turistas puedan circular atraídos por una variada oferta y el comercio fluya sin tropiezos, pero la violencia en el norte aún estropea el futuro de la región.

La violencia en el triángulo norte centroamericano ahuyenta inversiones y turistas, pero también dificulta la circulación de mercaderías, que tiene que limitar su flujo durante el día, por los asaltos y bajo fuerte custodia, los que encarece los costes operativos.

No cabe duda que la región ha conjurado los fantasmas de décadas de dolor y martirio y emprende exitosos esfuerzos para superar años de rezagos económicos y sociales provocados por los conflictos que desgarraron las economías de estos pequeños pueblos.

No obstante los avances alcanzados, Centroamérica enfrenta un nuevo tipo de violencia que parece dislocar los esfuerzos para construir una zona capaz de aprovechar los espacios de oportunidades que ofrece un mundo que convulsiona por sus crisis económicas cíclicas y conflictos armados, cada vez más complejas y prolongadas.

El nuevo tipo de violencia que aqueja a los países centroamericanos y particularmente al llamado triángulo del norte, es como una espina clavada en el corazón del proceso de la integración regional, que pone en riesgo los avances alcanzados en materia de integración y estabilidad.

Los transportistas de carga centroamericanos, constituyen un sector que tiene que lidiar cada día con la creciente amenaza de las maras, cuando tienen que cruzar países como El Salvador, donde el poder de los pandilleros ha sido capaz paralizar en julio pasado el transporte público de pasajeros y de asesinar a siete conductores que se atrevieron a desafiar la criminal acción.

El presidente de la Asociación de Transportistas de Nicaragua (ATN) y dirigente de la Federación Centroamericana de Transporte (FECATRANS), Marvin Altamirano, ha dicho a la prensa que circular por las carreteras centroamericanas después de la cinco de la tarde es un desafío que pone en riesgo la vida de los conductores.

Según Altamirano, los transportistas se ven obligados a contratar seguridad privada para proteger las mercancías y circular en caravanas de cinco o seis furgones para traficar por las carreteras de la región, factor que eleva los costes operativos, los que son cargados a los importadores y estos, por supuesto, los cargan a los consumidores, las víctimas finales de la inseguridad.

Nicaragua considerado uno de los países con mayores niveles de seguridad ciudadana en la región, no se escala a este tipo de delito, particularmente en la zona occidental del país colindante con Honduras.

Dirigentes transportistas han denunciado que en la región occidental del país y tras abandonar la carretera con Honduras, ocurren asaltos por las noches, aunque reconocen que en menor proporción que los que ocurren en las carreteras de Guatemala, El Salvador o Honduras.

En recientes declaraciones a la televisión nicaragüense, Altamirano aseguró que en lo que va del 2015, los transportistas nicaragüenses registran pérdidas de casi millón y medio de dólares, por los asaltos que sufren el transporte de carga.

"Hemos tenido pérdidas millonarias debido a los robos que se hacen por las noches por estos delincuentes", dijo a la televisora.

Los transportistas de carga consideran que el año 2011, registró las mayores estadísticas en cuanto asalto de furgones con mercadería por parte de las maras y agrupaciones del crimen organizado, con 67 asaltos a lo largo del año.

En la actualidad, la frecuencia es menor. Cada año se registran entre 10 y 12 asaltos por año, pero el problema persiste. Los transportistas confían en que la creciente coordinación entre las agencias policiales de la región permita alcanzar niveles razonables de seguridad en las carreteras centroamericanas, para que el comercio regional pueda fluir libremente.

Pese a que el servicio de Aduanas funciona en los países centroamericanos, las 24 horas del día, la circulación por las noches en las carreteras centroamericanas se vuelve "horario muerto", en deterioro del transporte y el flujo de mercadería por la región, aseguran los afectados.

El presidente honorario de la Asociación Nicaragüense de Agencias de Carga, Eliecer Trillos Pantoja, asegura que los transportistas se ven obligados a contratar seguridad privada desde Guatemala hasta Nicaragua, servicio que generalmente cuesta unos 500 dólares, que se recarga a los importadores.

Incluso, los transportistas saben que deben contratar mayor seguridad privada cuando sus camiones van cargados con mercadería altamente atractiva para el crimen organizado, como los productos farmacéuticos, las maquinarias, los artículos tecnológicos, el café, entre otros, según Trillos Pantoja.

En algunas ocasiones, los asaltantes se llevan la mercadería y los furgones repletos de mercadería, los que rara vez aparecen o aparecen desmantelados.

El fenómeno de la violencia trae aparejado otro no menos importante: la migración. La violencia y las extorsiones de los mareros en países como el Salvador, provoca, además, una ola migratoria que convierte a los países con mayores niveles de seguridad ciudadana en receptores de las familias que lo dejan todo en la búsqueda de paz y estabilidad, sea en Nicaragua, en Costa Rica o en Panamá.

En Nicaragua, las pupusas salvadoreñas ya compiten con el "gallo pinto", los "nacatamales" o el "vigorón", los platos favoritos de la cocina de los nicaragüenses. En los parques, plazas o lugares de diversión de las principales ciudades de Nicaragua, las pupusas salvadoreñas se han vuelto sumamente populares.

Todo lo anterior demuestra palpablemente que la política de "mano dura" para contrarrestar la violencia fracasó.

En ese contexto, Nicaragua busca exportar su modelo policial altamente preventivo y profundamente enraizado en la comunidad para controlar la criminalidad como un fenómeno multi causal que solamente puede ser neutralizado con mayor distribución de la riqueza, creación de fuentes de trabajo, educación de calidad, pero también con mayor participación ciudadana.

Pese a todas las dificultades, la región avanza en su proceso de integración y en los esfuerzos por posesionarse como una "Centroamérica tan pequeña y grande" diversa y potencialmente rica.  

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