Obreros trabajan en una fábrica de ropa en Sai Dong, en las afueras de Hanoi, Vietnam. [Foto: Agencias]
Fuente: China Daily
Pekín, 09/10/2015(Pueblo en Línea)-En un momento crítico, donde por primera vez en las últimas cuatro décadas el comercio mundial crecerá a una velocidad más lenta, no hay objeción para dar la bienvenida al TPP. Este ambicioso pacto busca crear la mayor zona de libre comercio del mundo y estará integrado por 12 países del Pacífico que este lunes acaban de llegar a un acuerdo.
El Ministerio de Comercio de China ha declarado que el TPP es uno de los tratados de libre comercio claves para la región y que China está abierta a cualquier mecanismo que respete las reglas de la Organización Mundial del Comercio y pueda impulsar la integración económica de la región Asia-Pacífico.
Como potencia económica que ha contribuido enormemente al crecimiento del comercio mundial en las últimas dos décadas, China espera sinceramente que el TPP y otros acuerdos de libre comercio regionales puedan fortalecerse mutuamente, logrando aumentar el volumen del comercio, la inversión y el crecimiento económico en la región Asia-Pacífico y en el resto del mundo.
También, la comunidad internacional desea que el actual ritmo de crecimiento del comercio mundial sea reactivado a través de reformas más profundas y más amplias del sistema de comercio internacional, impulsando una recuperación global sostenible.
La atractiva promesa que el TPP promueve de remodelar industrias y liberalizar el comercio del 40 por ciento de la economía mundial, ha dado lugar a describirlo –comprensiblemente- como el "más ambicioso pacto comercial de toda una generación".
Sin embargo, las implicaciones reales del TPP están lejos de ser claras, ya que se ha negociado en gran medida bajo un tremendo secretismo para facilitar el desempeño de los firmantes.
El poder y éxito de un acuerdo comercial multilateral consiste en maximizar, dentro de lo posible, las ventajas comparativas de cada participante en el circuito del comercio mundial y reducir, al mínimo, la predecible oposición política, dado los diversos intereses nacionales que concurren.
Sin embargo, incluso antes de las maratónicas conversaciones que esta semana han conseguido hacer viable este nuevo acuerdo, el presidente estadounidense Barack Obama se apresuró a connotar que el TPP era una manera de detener a China y de reescribir las reglas de la economía global.
Si el TPP se basa más en la prioridad política de un dueto que en el beneficio común de todos los socios, es difícil creer que podrá garantizar un exitoso comercio de libre mercado.
El mundo necesita un acuerdo comercial que haga crecer y crezca. Los Estados Unidos tienen y tendrán una enorme responsabilidad a la hora de demostrar los méritos del recién rubricado TPP.