Durante un festival realizado este fin de semana en Atenas con motivo del Día Europeo contra el Tráfico de Personas, expertos griegos expresaron su gran preocupación por el creciente tráfico de personas en medio de la afluencia masiva hacia Europa de refugiados y migrantes procedentes de Medio Oriente.
El festival, llamado "Rompe la cadena", tiene como fin crear conciencia en el público con respecto a temas relacionados con el tráfico y la explotación de personas. La mayoría de las organizaciones no gubernamentales informan sobre la necesidad de elaborar un plan de acción con un mejor sistema de monitoreo y evaluación.
"El tráfico de personas es un problema que no puede ser identificado en sus dimensiones reales", dijo hoy a Xinhua Herakles Moskoff, relator nacional griego para el Combate al Tráfico de Personas.
De acuerdo con las cifras más recientes, la policía griega investigó solo 13 casos de tráfico de personas en los primeros cinco meses de 2015, 36 en el 2014 y 37 en el 2013.
En 2014, el gobierno enjuició a 125 personas acusadas de crímenes relacionados con el tráfico de personas, un descenso en relación con las 142 de 2013 y las 177 de 2012.
"Como podrá imaginarse, estas cifras no muestran la realidad de las víctimas atrapadas alrededor de nosotros", dijo Maria Moudatsou, psicóloga forense de la ONG Praksis.
Aunque el gobierno griego ha realizado esfuerzos sostenidos para evitar el tráfico, severas limitaciones presupuestarias provocadas por la crisis económica griega de seis años y las medidas fiscales impuestas como parte del rescate de Grecia han conducido a muchos reveses.
Para combatir la esclavitud moderna o el trabajo forzado y el tráfico de personas con fines sexuales, Moskoff enfatizó que es necesario educar mejor a los profesionales involucrados como policías, médicos y jueves y agregar más grupos a esta cadena de entrenamiento para que puedan identificar a las víctimas si entran en contacto con ellas.
"El problema es que el tráfico de personas ha cambiado. Ya no es tan brutal como era. Los traficantes ofrecen bienes a sus víctimas como forma de intercambio y se convierten en perpetradores para sobrevivir. Al perder su dignidad humana, la víctima cree que ya no hay salida", dijo Moskoff.
"El tráfico de personas es una de las formas más odiosas del crimen organizado y una violación a los derechos humanos. Es responsabilidad de todos nosotros estar conscientes del problema y ubicarlo en el contexto correcto", dijo sobre las caravanas de refugiados.
"Vemos a los refugiados sólo como una amenaza, como una bomba de salud o como un desafío a la seguridad. Pero no entendemos que existe un lado más oscuro del 'mercado' que espera aprovecharse de estos grupos vulnerables", dijo.
Dimitris Bouras, investigador independiente y reportero de temas humanitarios, divide su tiempo entre campamentos para refugiados en Siria, Afganistán e Irak y otros territorios problemáticos del mundo. En su opinión, en esas zonas, el tráfico de personas es verdaderamente intenso.
"Debemos frenar el problema en su origen. Es como el cáncer. Puedes evitarlo si lo encuentras en las etapas iniciales. Si tratas de abordarlo cuando ya hizo metástasis será demasiado tarde", dijo Bouras quien se encuentra en la línea del frente de batalla desde 1990.
En las zonas de guerra o en las áreas afectadas por crisis, el tráfico de personas florece. En la actualidad, Siria y Ucrania son las fuentes principales para el tráfico ilegal de niños.
De acuerdo con Bouras se deben desarrollar las estructuras necesarias cerca de las zonas problemáticas para evitar que la gente se desplace de un sitio a otro para que no sea presa fácil de los traficantes.
Puesto que el tráfico de personas es un negocio lucrativo a nivel global con una ganancia de cerca de 24.000 millones de euros al año, no será fácil de eliminar pues existe una demanda.
Se ha exhortado a los funcionarios del orden a seguir la pista del dinero para acabar con los delitos relacionados con el tráfico, "de lo contrario siempre estarán un paso atrás".