Luego de dos semanas de negociaciones, los países que participaron en la Cumbre de París (COP21), Francia, aprobaron este sábado un "histórico" acuerdo con el propósito de disminuir la emisión de dióxido de carbono (CO2) y mantener el nivel de temperatura ambiental por debajo de los 2 grados centígrados.
Este consenso, con efecto vinculante, debe ser ratificado por los países que representan el 55 por ciento de las emisiones de efecto invernadero de todo el mundo, a fin de garantizar la estabilidad climática en los próximos años.
Sin embargo, más allá de los compromisos adquiridos por las naciones industrializadas, debe efectuarse una supervisión constante que les exija el acatamiento irrestricto del pacto realizado, indicó a Xinhua el investigador Carlos Darío Ramírez.
"Creo que es importante que desde el punto de vista internacional, se creen condiciones adecuadas para hacer un verdadero seguimiento... Porque para ellos (países desarrollados) parece que no existiera ninguna vinculación que les obligue a cumplir esos acuerdos", afirmó Ramírez.
Apuntó que la COP21 avanzó "sensiblemente" con propuestas realizables, siendo uno de los objetivos más importantes mantener el calentamiento global entre 1,5 y los 2 grados centígrados.
"Aquí lo que nos interesa es que no se piense solamente en un modelo alternativo de desarrollo a nivel mundial, sino en la estrategia de la preservación de la vida en la tierra", indicó.
A pesar de que el acuerdo aprobado en París fue saludado por la mayoría de los estados, no se incluyeron las sanciones que serán aplicadas a los gobiernos que se muestren renuentes a su acatamiento.
"Se necesita una legislación que implique normas para las energías, para que los países industrializados vean la importancia de mantener el equilibrio ecológico del planeta", precisó el investigador al considerar que será la única manera de que hayan nuevas generaciones conformes.
En tanto, la propuesta más próxima por parte de los países desarrollados es la de realizar transferencia anual de 100 mil millones de dólares al Fondo Verde, con el propósito de "resarcir" los daños causados en las naciones en vía de desarrollo.
"Lo que han hecho los países desarrollados, entre otras cosas, es ofrecer una cantidad enorme de dinero en dólares anuales, para que los países menos industrializados cumplan con los efectos de esta resolución", apuntó el investigador.
Según ambientalistas, existen grandes diferencias entre el acuerdo alcanzado en la COP21 y el de Copenhague en 2009, el cual ha sido calificado como un "fracaso" por no contar con elementos jurídicos.
"La negociación que se dio esta última semana fue muy fuerte. Hay un avance con respecto a la conferencia de Copenhague, que considero debe tenerse en cuenta", afirmó el investigador.
La comunidad internacional parece comprender el sentido de "urgencia" de revertir los efectos negativos de las industrias en el medio ambiente, por lo que demandan el cumplimiento cabal de las normas que garantizarán la subsistencia de la especie humana.
Para Ramírez, este acuerdo es uno de los más trascendentes en materia ambiental, ya que gracias a sus elementos se estimularán debates internacionales sobre las sanciones que deben imponerse a los países que no cumplan con los compromisos adquiridos en la conferencia de París.