Los estudiantes chinos no se deslumbran con el sistema estadounidense |
Pekín, 14/12/2015(El Pueblo en Línea)- Durante décadas se ha esperado que los jóvenes chinos que estudian en los EE.UU. sean los estandartes de la influencia de Estados Unidos en China. Muchos expertos en relaciones internacionales siempre guardan la vana esperanza que, al regresar los graduados chinos a casa puedan inclinar en la manera que los EE.UU. quieren relacionarse con China.
Desde que, a finales de 1970, se adoptó la política de apertura casi un millón y medio de estudiantes chinos han estudiado en los Estados Unidos. De acuerdo con el Instituto de Educación Internacional, actualmente hay alrededor de 304.000 estudiantes chinos que estudian en el país norteamericano y la cifra sigue creciendo. Este grupo es una fuerza fundamental en la conformación de las relaciones entre China y EE.UU.
La revista Foreign Policy encuestó recientemente a 187 estudiantes chinos o exalumnos graduados de universidades de Estados Unidos. Ellos indagaron sobre como les influyó e influye la experiencia de estudiar en los EE.UU.
Para muchos, se trata de una experiencia relevante, de un proceso que los ha convertido en personas más "liberales e idealistas". Muchos no sólo han sobrevivido, sino que han prosperado dentro de un sistema educativo muy exigente. Al vivir como residentes en los EE.UU. y exponerse a los valores de la sociedad estadounidenses, muchos han cambiado su forma de pensar en una variedad de matices, desde apoyar hasta oponerse al gobierno chino.
Mientras que estos jóvenes chinos, por lo general, admiran el sistema estadounidense, también adquieren una visión más objetiva de los problemas de China. En cuanto a la reciente advertencia del gobierno chino de prevenir la exposición a la excesiva ideología occidental, una parte de los estudiantes encuestados expresó su probación "al rechazo oficial con respecto a la ideología occidental." Esto puede ser desconcertante para algunos analistas.
Muchos de los quehan tenido la experiencia de estudiar en los EE.UU. agradecen la oportunidad de conocer una cultura diferente. En contraste con el sistema educativo chino, que hace hincapié en la observancia de las normas, las instituciones occidentales animan a los estudiantes a pensar de manera independiente y desafiar a las autoridades. Además de una educación de calidad, la capacidad de pensar “otra” es quizás uno de los mayores activos de la propiedad intelectual que los estudiantes chinos adquieren en un campus de Estados Unidos. Esto también incluye mirar al sistema estadounidense desde una perspectiva más amplia, en lugar de limitarse a venerarlo sin actitud crítica.
Estos jóvenes, durante sus estudios en los EE.UU., tienen la oportunidad de observar los detalles que hacen funcionar a la democracia estadounidense: una sociedad civil racional, la voluntad de los individuos para consagrarse al bien público, el respeto a la diferencia de opinión, etc. Esas son condiciones indispensables para poner en práctica un sistema democrático, insuficientes en la China de hoy.
Estudiar en los EE.UU. también ofrece a los estudiantes la oportunidad de experimentar las carencias de la democracia occidental. Las instituciones no son inmunes a la corrupción y a terminar serviendo a grupos de intereses que, una vez creados e instituidos, son difíciles de desafiar y transformar. La democracia de Estados Unidos no solamente se nutre de la participación popular, sino que también ha sido bendecida por la prosperidad social.
Los estudiantes chinos que llegaron después del nuevo milenio, han tenido la suerte de vivir el cambio de poder entre ambos dos países. Esta experiencia ha cambiado sutilmente la percepción. También ha sido un momento en que China ha ido cambiando de una sociedad homogénea a una sociedad más diversa. Este tránsito aporta vitalidad y conflictos. En la China actual hay cada vez más consenso en que el desarrollo debe superar la democracia, de lo contrario el país se vería envuelto en disturbios sociales. Muchos estudiantes chinos comparten este punto de vista.
Es desconcertante que la cultura estadounidense, conocida por ser tolerante con las opiniones de las minorias y fomentar la diversidad, sea tan paranoica cuando analiza la transformación de otros países. ¿No debería permitirse a las diferentes naciones crecer, manteniendo sus distinciones, al igual que los estudiantes van venciendo etapas y siguen manteniendo su individualidad?
No es exagerado afirmar que la mayoría de los estudiantes regresan a China con una consciencia mucho más patriótica. Sin embargo, tener una visión más objetiva del sistema chino no significa tener que negar los valores estadounidense o maniobrar un hostil giro contra los Estados Unidos. En este sentido, los estudiantes internacionales procedentes de China siguen siendo importantes puentes para el desarrollo de las buenas relaciones entre ambos países.
La cultura estadounidense ha tenido una enorme influencia en la sociedad china, pero no en la forma en que muchos expertos estadounidenses desearían que fuera.